Al arrancar su quinto y último año de gobierno, Andrés Manuel López Obrador deja indicadores económicos muy alentadores, como ningún otro gobierno en la época moderna.
Especialistas internacionales hablan muy bien de la situación de nuestro país y del presidente; con 130 millones de habitantes México se encuentra entre las 15 economías más grandes del mundo, la segunda en América Latina, tiene instituciones económicas sólidas, está abierto al comercio y tiene una base manufacturera diversificada y conectada a cadenas de valor globales.
Petya Koaeva, subdirectora de Investigación Económica del FMI (Fondo Monetario Internacional), organismo financiero internacional de muy mala fama entre los países subdesarrollados, afirmó: “La resistencia del mercado doméstico apuntalada por las remesas, una inflación que desacelera y el efecto de las mayores inversiones, son los factores detrás de la mejor previsión que tiene el organismo para México” otro señala: es una de las economías brillantes en el panorama económico mundial y uno de los países que se verá beneficiado por el establecimiento de cadenas productivas en lugares y condiciones más ventajosas (Nearshoring). Los retos de México para conseguirlo son; respeto al estado de derecho, mejorar la infraestructura en transporte, agua y energía y reducir la burocracia.
Los datos económicos duros, lo confirman, a principios de 2023 los especialistas pronosticaron un crecimiento anual del PIB de 1.1 por ciento; (Forbes, México) ahora, con sorpresa, reconocen el logro de crecer hasta octubre un 3.3 por ciento, tres veces más lo pronosticado y se espera llegue a 3.5 por ciento a fin de año. Solo para tener un punto de comparación entre 1980 y 2020, la economía nacional creció un promedio anual de 2 por ciento y ello, a pesar de la pandemia del COVID 19, que hizo caer nuestra economía un 8.6 por ciento en 2021.
El país lleva ocho trimestres seguidos creciendo, si, por las exportaciones a Estados Unidos, pero también por el fortalecimiento del mercado interno vía aumento del gasto de los consumidores.
La Inversión Extranjera Directa es la más alta desde 2006; del 2022 al 2023 esta inversión ha tenido un crecimiento de más del 48 por ciento y ha sido sobre todo en el sector manufacturero. De enero a septiembre de este 2023 han llegado 32 mil 926 millones de dólares, para todo el año se espera una inversión superior a los 35 mil millones de dólares. Ahora mismo, más de 400 empresas de Estados Unidos, China, Japón, Corea del Sur, Alemania y Europa están interesadas en instalarse en México, mismas que pueden generar dos millones de empleos. También 100 empresas de Asia anunciaron su intención de instalarse en México por el fenómeno de la relocalización o nearshoring con una inversión total estimada de 33 mil millones de dólares. Acreditando el llamado “Mexican Moment”.
Otro tema donde se hace contraste entre el gobierno actual y los anteriores es el relacionado con la deuda pública, externa e interna. El uso de este instrumento es complementario a los ingresos que regularmente ocupa el estado para manejar sus finanzas y hacer frente a problemas y necesidades urgentes, pero, obviamente que es responsabilidad de los gobernantes no abusar, ni comprometer el futuro de las finanzas y la operación económica del país a la hora de contratar estos créditos, del mal o buen manejo de este tema se puede deducir la calidad moral, política y social del gobernante
La deuda pública que contrata el gobierno es parte de un debate intenso, y aunque se está incrementando en el sexenio de la 4T, lo cierto es que su manejo es mucho mejor y más responsable que antes igual que la economía nacional en su conjunto:
En diciembre de 2018 se recibió una deuda nominal de 10.6 billones de pesos, en porcentaje del PIB nacional correspondía al 43.6 por ciento; el PIB estaba en 24.2 billones de pesos; para el 29 de agosto del 2023 esta deuda se incrementó nominalmente a 14.1 billones de pesos, pero como el PIB es de 32 billones de pesos, su porcentaje de incremento sólo fue de 0.4 por ciento.
De manera general, para diciembre de 2024 esta deuda habrá aumentado un máximo de 5.3 por ciento, mientras que con Calderón aumentó 7.4 por ciento y con Peña Nieto un 8 por ciento del PIB. Nominalmente el aumento fue de 88 por ciento con Calderón, 79 por ciento con Peña Nieto y 59 por ciento con el gobierno actual.
Del monto de la deuda externa, el presidente informó en septiembre pasado que, si en los sexenios de Calderón y Peña Nieto, la deuda aumentó un 8 por ciento del PIB, en su administración se espera un incremento del 2.5 por ciento, menos de una tercera parte a pesar de la pandemia del COVID 19.
Adicionalmente señaló que el pago del servicio de la deuda externa para el próximo sexenio se reducirá en un 70 por ciento gracias a la reestructuración y los pagos adelantados realizados por su gobierno.
Y, lo más importante, la contratación de deuda externa e interna del gobierno de la 4T se ha realizado con la finalidad clara de apuntalar los proyectos públicos emblemáticos, las grandes obras e inversiones, así como asegurar la operación de los programas sociales. Es decir, son recursos etiquetados en su destino, situación que durante los gobiernos anteriores ni por asomo se hacía.
El súper peso es la otra prueba de la fortaleza y consistencia de la economía mexicana y sus políticas públicas, lo cual fortalece nuestro desarrollo económico y el flujo de inversiones. Hay quienes alegan que más que fortaleza del peso es debilidad del dólar; correcto, pero se ha fortalecido más, aún, frente al EURO; por algo nuestro peso ocupa el segundo lugar entre las monedas más fuertes del planeta.
Artículo publicado el 17 de diciembre de 2023 en la edición 1090 del semanario Ríodoce.
