La artista, que ha tomado su trabajo plástico como una actividad lúdica, abre su ‘casa’ para que el espectador la recorra

Exponer su obra, es para Martha Romero como abrir su casa. Que el espectador la recorra, explore y conozca lo que hay en su mundo, el íntimo que la motiva todos los días.

En ese espacio, la creadora sinaloense, ha forjado su vida y la pasión que tiene para producir en distintos formatos y con temas siempre empáticos. No busca provocar nada, sino que cada quien pueda recrearse con su trabajo, que incluso juegue y se divierta.

Son paisajes, sobre todo; a veces son aves, otras flores y el cielo. Todo un universo que le ha permitido pintar durante más de la mitad de sus días.

“Mi trabajo es muy natural, algo que hago, que no dejaré de hacer nunca y que además me divierte. Desde muy niña supe que me iba a dedicar a esto”, dijo.

“De alguna manera el arte ha sido mi forma de vida, he vivido de él dando clases, aprendiendo, ensayando y produciendo obra. Un artista es para siempre, es muy difícil no involucrarse en esto”.

La artista que ha expuesto en distintos espacios del país y el extranjero, asegura que el arte es infinito y en ese infinito es feliz, pero de vez en cuando es necesario mostrarlo.

Por eso pintó 26 acrílicos y elaboró 100 ‘casitas’ que mostrará el 29 de septiembre, a las 19:00 horas, en la Galería Rubio de Mazatlán.

Abrir la casa

Romero es una artista que no puede estar sin estar produciendo; da talleres de bordado, es parte del Colectivo Mujeres creando Sinaloa y es una voz que también ha abrazado el género en su obra.

“Yo no me propongo que los espectadores reflexionen sobre algo, sino que todo se de en el proceso, que todo sea natural, libre, sencillo”, apunta.

“Hacer arte es jugar, jugar mucho, a veces digo que debería ser más seria, pero eso sería muy aburrido.

Me interesa pintar el mundo, la naturaleza, las estrellas, la luna, estar jugando y haciéndome las mismas preguntas que de niña me hacía”.

En esta exposición detalla que está una parte muy íntima de ella como artista. Durante toda la pandemia pensó en la libertad de la naturaleza y las aves, pero también de todas aquellas personas que se quedaron sin casa.

“Son 26 obras de mediano formato que hice sobre hoja de oro y las 100 casitas, tratando de guardar el recuerdo del sol intenso de Culiacán, la vegetación, pero otro lado también los dos años que vivimos encerrados”.

“Es paisaje y memoria porque durante la pandemia hice muchas anotaciones, diarios para no dejar nada pendiente y con todas esas libretas hice papel y con ellas una casita por cada día que pasamos en casa”.

Guardar la memoria

Romero explica que Culiacán para ella es siempre un motivo para pintar. Tiene claro que en la ciudad en la que creces influye.

“Me gusta guardar la memoria, desde que naces infiere en tu vida el paisaje y eso me permite hacer mi obra, pero en este proceso de pandemia como todos podíamos morir junté dos temas que me interesaban; el paisaje y la memoria”.

“Creía conveniente limpiar mi casa para no dejarle pendientes a mis hijas y me puse a trabajar sin parar, a partir de ese estribillo de ‘quédate en casa’, y esto es el resultado”.

Como artista detalla que le interesó reflexionar sobre la casa y lo que sucedió en muchas familias. Esta exposición tiene un poco de esto, traer al presente todas esas memorias vividas de ausencias y esperanzas.

Artículo publicado el 17 de septiembre de 2023 en la edición 1077 del semanario Ríodoce.