No se hagan bolas #EsClaudia

CLAUDIA SHEINBAUM. La sombra de AMLO. Foto Moisés Pablo Nava/Cuartoscuro

Si no sucede algo extraordinario, la candidata de Morena a la presidencia de la república en 2024, será Claudia Sheinbaum. Están todas las condiciones para que sea ungida como tal mediante una encuesta. Y ahora, según todos los encuestadores más o menos serios de este país, la ponen a diez puntos –promedio—arriba del canciller Marcelo Ebrard. Esto es ahora, en este momento. Por eso el presidente AMLO urgió a su partido para que defina ya al candidato o candidata. Ocupa legitimar su decisión –“dedazo”, se llamaba en los tiempos dorados del PRI.

Los otros dos o tres pretensos, Adán Augusto López, Ricardo Monreal y hasta el diputado Gerardo Fernández –no considerado “corcholata” por el presidente, lo cual ha despertado su enojo—solo están sirviendo para sazonar el refrito con el apoyo de los gobernadores de Morena y cargo a los contribuyentes, pues son estos los que cargan con los costos de sus viajes de proselitismo por las entidades, donde abunda la manipulación y el acarreo… como en los tiempos dorados del PRI.

En su más reciente arenga nacional, en un zócalo capitalino retacado –18 de marzo–, AMLO dijo que “cualquier aspirante elegido en la encuesta para seguir nuestro movimiento, aplicará la misma política en favor del pueblo y de la nación. Está asegurada la continuidad, con cambios”.

Y nadie, ni Adán Augusto, ni Monreal, menos el canciller, garantizan al presidente la continuidad del “movimiento”. Solo Claudia. ¿Y a qué se refiere con “cambios”? Pues tal vez a que ya no habrá conferencias de prensa mañaneras –qué bueno–, y que ya no diremos presidente sino presidenta, o jefa del Ejecutivo y no jefe.

Porque cambios profundos no es posible imaginar mientras AMLO sea el activo principal del “movimiento”, dentro o fuera del palacio nacional. Marcelo Ebrard no sería manipulable, eso lo sabe el presidente, porque el canciller tiene luz propia, grande o chica, como sea, pero propia. Y eso no le gusta al presidente, porque el de la luz es él y nadie más. Por obra y gracia de la Divina Providencia, faltaba más.

Así que el país debe prepararse para un segundo periodo de Morena en el poder. No hay ningún elemento para pensar que la oposición pueda imponerse en las urnas porque ni tiene un proyecto alternativo a lo que nos ha dado –o quitado AMLO–, ni tiene líderes partidistas sólidos –más bien están profundamente desprestigiados– ni pretensos que puedan convencer a 30 millones de mexicanos, que son los votos que se ocuparían para vencer a Claudia. ¿Con Alito –la expresión más nefasta del PRI, seguramente desde Carlos Salinas– en los templetes acompañando al candidato o candidata? ¿Con Anaya mandando videos desde el exterior porque tiene miedo de regresar a México y caer derechito al bote? ¿Con Claudio X González tuiteando y retuiteando cada pinche minuto todo lo que tenga lodo contra la 4T y el presidente?

Las elecciones de 2021 dieron una lección a los opositores de la 4T en Ciudad de México—y a la 4T también–, al arrebatarle a Morena la mitad del territorio. La clave estuvo en la clase media, que castigó con el voto la soberbia de Claudia y de un “movimiento” que cree en un puño el destino de los capitalinos. Y la clase media está en todo el país. Hacia allá tenían que ir, pero queda claro que no van a ningún lado. Se han concentrado en las disputas diarias a las que el presidente, astutamente, los ha metido y no delinearon un proyecto de mediano plazo con miras al 24. (Si hubieran tenido ese plan a mediano plazo, tendrían ahora en el Estado de México a un candidato o candidata realmente competitivo (a) y no a la señora Alejandra del Moral, que parece que anda en campaña con miedo a ganar.
Hay una trampa semántica de AMLO con eso del “movimiento”. Morena no importa como partido, no tanto como el “movimiento”. Y Morena podrá ser dirigido por uno u otra, eso no importa mientras él sea el líder del “movimiento”… esté o no en palacio.

Bola y cadena
MUCHOS NOS HEMOS PREGUNTADO QUÉ pasará con Morena cuando ya no esté AMLO en el poder. He dicho que los morenistas se agarrarán a cuchilladas. No uso una metáfora, pero “a balazos”, como dice un compadre mío, sería literal. Y por supuesto que el presidente lo sabe, por eso dejará claro –al señor le valen gorro las formas—que el que sigue mandando en México es él. ¿Tuvo Calles algún prurito moral al gobernar durante tres administraciones –además de la suya– sin ser el presidente? Si Morena quiere sobrevivir, tendrá que seguir viendo a AMLO como el máximo jefe del “movimiento”, incluso por encima de la “compañera” presidenta.

Sentido contrario
BUEN PUNTO EL DE PORFIRIO Muñoz Ledo cuando llama a Marcelo Ebrard y a Ricardo Monreal a formar una “Corriente Democrática” al interior de Morena como lo hicieron él y Cuauhtémoc Cárdenas en 1986, al interior del PRI. Pero Marcelo no es Cárdenas, ni Monreal, Muñoz Ledo. Ni AMLO lo que fue entonces Miguel de la Madrid. Una quimera del viejo topo.

Humo negro
¿CÓMO ESTÁ ESO DE QUE VIENE la Auditoría Superior de la Federación a firmar un convenio con la Auditoría Superior del Estado para que pueda auditar a la UAS? Se supone que puede. Claro, el convenio es para que audite los fondos federales. ¿Será por eso que están tomando medidas internas? De última hora nos enteramos que Héctor Cuen Díaz, desde la primera semana de mayo, ya no es el director de Bienes e Inventarios de la UAS, una de las áreas más sensibles a la corrupción.

Artículo publicado el 21 de mayo de 2023 en la edición 1060 del semanario Ríodoce.

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