El gran Tlatoani, así se le decía al presidente de la república de la era priista –en referencia al nombre que daban a los gobernantes mesoamericanos–, por el gran poder que concentraban. Esto no desapareció con los gobiernos panistas, pero en el camino, durante décadas, sobre todo después del gran fraude electoral de 1988 que entronizó a Carlos Salinas de Gortari, se fueron creando instituciones que le dieron forma a una república más plural y democrática, en gran medida también con el empuje de los partidos de izquierda. Lo que pasó el viernes, es la negación de esa república. Mucho se hablará de los contenidos de las 20 reformas legales y constitucionales que se aprobaron por los senadores de Morena, pero la forma en que se hicieron debiera avergonzar en primer lugar al presidente AMLO.
Luego de que los senadores de la oposición tomaron la tribuna para presionar que se nombraran los consejeros faltantes del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), la bancada de senadores de Morena, 65 en total, acuden al llamado del presidente para recibir línea, en el mismísimo palacio nacional, sede del Poder Ejecutivo, y sacar adelante las reformas. Lo hicieron más tarde en una sede alterna.
Entre ellas se aprobó crear una línea aérea gubernamental, que administrará la Secretaría de la Defensa, se faculta a la Sedena para que administre al Tren Maya, se desaparecen el Conacyt, el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) y la Financiera Rural y se modifica la Ley Minera para hacer “más ágil” la asignación de concesiones… entre otras.
Pero no es lo que se aprobó en una apresurada sesión en un recinto alterno lo que más afectará al país, sino lo que no se aprobó, que era el nombramiento de los tres consejeros faltantes en el INAI, pues con eso se impide que pueda sesionar –se necesitan cinco al menos—y con ello tomar decisiones que faciliten la transparencia de los asuntos públicos que le sean requeridos.
El INAI no es un órgano investigador y menos persecutor; el INAI facilita el acceso de los ciudadanos, organismos, periodistas, de quién la solicite, a la información pública. Solo eso. A las atenciones que el INAI prestó a solicitudes de información que estaban siendo ignoradas por las secretarías del gobierno de Enrique Peña Nieto y por varias universidades públicas, es que pudimos conocer La Estafa Maestra, por ejemplo. Decenas de reportajes de Ríodoce sobre el manejo de los recursos públicos en las administraciones de Mario López Valdez y Quirino Ordaz Coppel no hubieran sido posibles sin las medidas tomadas por el INAI, ante la negativa de las dependencias para otorgarnos la información. Porque las dependencias con cualquier pretexto niegan la información solicitada y entonces hay que pedir al INAI una revisión. Si el Instituto lo considera así, entonces exige a la dependencia en cuestión que la información sea entregada al solicitante.
Fue el caso de la investigación periodística colectiva titulada “Ejército espía”, que evidencia a la Sedena de estar utilizando el sistema Pegasus para espiar a defensores de derechos humanos y periodistas. Ante las solicitudes de información sobre el tema vía transparencia, la Sedena respondió que “no localizó” ningún contrato al respecto o que dicha información se encontraba clasificada como “asunto de seguridad nacional”, por lo que no entregaría la documentación, sino una “nota informativa y evidencia documental relacionada con el contrato, según aclararon los medios. Luego el presidente diría que no era espionaje, sino trabajo de inteligencia.
Durante la administración de Felipe Calderón se publicó un trabajo, también apoyado por el INAI, donde reveló que “la realización de la serie de televisión El Equipo costó a la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), entonces bajo el mando de Genaro García Luna, 118 millones 116 mil 880 pesos”. Durante el gobierno de Peña conocimos la investigación titulada “La Casa Blanca de Enrique Peña Nieto”, que tuvo un costo de 7 millones de pesos y había sido construida por el Grupo Higa, ligada a contratos gubernamentales.
Bola y cadena
POR ESO ES IMPORTANTE CONTAR con el INAI, pero ahora se encuentra secuestrado por el presidente AMLO y sus legisladores. Les estorba, esa es la razón. No quieren transparentar sus actos, temen ser balconeados, expuestos. Mientras el INAI no sesione en pleno, las dependencias podrán negar la información que quieran negar y no habrá quién las obligue a soltarla. Y las sombras, la opacidad, es el mejor escenario para la corrupción. Es curioso que fue la izquierda unas de las fuerzas que impulsaron la transparencia en México.
Sentido contrario
Y ES LA “IZQUIERDA” AHORA, quien se empeña en sepultarla. Aunque el giro que el presidente AMLO ha dado a sus políticas, habla más bien de un proyecto más parecido a uno de la derecha. En seguridad, Salud, Educación, Ecología, Derechos Humanos… en casi todas las áreas.
Humo negro
NUESTRA SOLIDARIDAD con el periódico Noroeste ante las agresiones sufridas en sus instalaciones. No tenemos ninguna duda que esto es en respuesta a su trabajo periodístico, vengan de donde vengan los ataques. En Ríodoce hemos padecido estas agresiones; en 2009 sufrimos un ataque con una granada de fragmentación y en mayo de 2017 nuestro compañero Javier Valdez fue asesinado. El ejercicio periodístico debe tener garantías. Una sociedad sin una prensa libre es una sociedad muda y ciega. Es el Estado el responsable de brindarle garantías y seguridad a esa prensa. Pero la sociedad, los ciudadanos, tienen el deber de acompañarla. No al silencio.
Artículo publicado el 30 de abril de 2023 en la edición 1057 del semanario Ríodoce.
