Asoma la impunidad en la muerte de migrantes

INCENDIO EN CIUDAD JUÁREZ. Antes y después para un gobierno.

El incendio en una prisión para migrantes en Ciudad Juárez –donde han muerto, hasta ahora, 39 de ellos–, acompañará de por vida, como una llama quemante, al presidente Andrés Manuel López Obrador, como el de la Guardería ABC, de Hermosillo, al ex presidente Felipe Calderón, y el asesinato de los 43 normalistas de Ayotzinapa, a Enrique Peña Nieto. Así de grande es la tragedia. Y lo mismo puede decirse, como se ha dicho siempre en aquellos dos casos, y con mucha razón: “Fue el Estado”.

En aquellas dos tragedias ha reinado la impunidad. Y no se ven signos de que ahora, con un gobierno que no es del PRI, ni del PAN, sea distinto. Hay responsabilidades de tipo penal, pero también administrativas y políticas, de Gobierno. La tragedia tiene que ver con una política migratoria cuestionada y cuestionable desde que México decidió convertirse en el muro que no pudo construir el expresidente de los Estados Unidos, Donald Trump, a cambio de que no tomara represalias arancelarias y, puede pensarse también, de que fuera omiso o permisivo con la estrategia de “abrazos, no balazos”, contra el narcotráfico, del presidente mexicano.

Ya hay imputaciones contra el migrante que provocó el incendio y contra los guardias que dejaron encerrados a los migrantes, pero las responsabilidades van mucho más allá, pues la condición en que los tenían eran las de cualquier interno de cualquier prisión o barandilla del país. Y esto, claro, producto de una política migratoria dictada desde palacio nacional.

La forma en que el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, reacciona ante los hechos, nos dice que no habrá justicia y que las pesquisas no rebasarán los mandos básicos del Instituto Nacional de Migración, –que depende de la Segob–, pues en el tema aparecen involucrados dos aspirantes a la presidencia de la república. Por eso Adán Augusto le echa la culpa a Marcelo Ebrard, con el cuento de que hay un acuerdo intersecretarial, para que el tema de los migrantes lo maneje la Secretaría de Relaciones Exteriores.

Y, por supuesto, el presidente los va a proteger a los dos, como lo hizo con Claudia Sheinbaum cuando ocurrió el accidente en la Línea 12 del Metro. Y lo hará porque en el juego sucesorio ocupa por lo menos a esas tres “corcholatas”. A Claudia y a Marcelo como punteros, y al tabasqueño como caballo negro en un momento dado… nunca se sabe.

¿La empresa de seguridad contratada para hacerse cargo del albergue, que más bien funcionaba como prisión, era apta para el encargo? ¿Por qué se le contrató? ¿Quién lo hizo? ¿Van a aflorar, en medio de la tragedia, elementos de corrupción? Y si es así ¿quién responderá por ellos? ¿Se pedirá juicio y castigo contra el presidente, como se ha exigido y con mucha razón, contra Calderón por ABC y contra Peña por Ayotzinapa? ¿Quiénes son los propietarios de la empresa, Camsa SA de CV, encargada de la seguridad del albergue-prisión? ¿Cuántos contratos más tiene esta empresa con el gobierno federal y cómo se los han adjudicado? ¿Quién o quiénes los adjudicaron y por órdenes de quién?

Junto con la corrupción, uno de los grandes problemas de este país, ha sido, durante décadas, la impunidad. Por eso no se castigó a los responsables de la muerte de 49 niños en la guardería de Hermosillo y por eso no se ha hecho justicia en el caso de los 43 de Ayotzinapa. Y el caso de los 39 muertos en el incendio de Ciudad Juárez, apunta en el mismo sentido. En el fondo siempre está el Estado. Son tres casos distintos en tres administraciones distintas, PAN, PRI y Morena. Y no se aprecia la diferencia en el trato de estos estallidos. Hay matices, retóricas, contextos distintos, pero al final el resultado es el mismo: la impunidad.

Bola y cadena
SI DE VERDAD LOS QUE GOBIERNAN ahora fueran distintos, más de algún funcionario de medio pelo o de alto nivel hubiese renunciado ya, incluso por su propia voluntad –porque en este jodido país los despidos fulminantes se disfrazan de renuncias voluntarias. Ni el delegado del INAMI, ni el comisionado nacional, muy amigo del presidente, han dicho una palabra sobre los hechos porque, obviamente, les han instruido que no abran la boca. Mucho menos pensar que el secretario de Gobernación lo haga, si el señor hasta anda en campaña por la presidencia. Al día siguiente de la tragedia, Adán Augusto se fue a un acto… a Veracruz… a gusto.

Sentido contrario
A PARTIR DE LA VISITA DEL PRESIDENTE AMLO a Culiacán, este sábado, se sabrá el destino del conflicto del gobierno estatal con la UAS. Hasta ahora los contactos de más alto nivel, tanto del gobernador Rubén Rocha, como de Héctor Melesio Cuen, líder del Partido Sinaloense y el que realmente manda en la UAS, han sido con el secretario de Gobernación. Pero el que manda es el presidente y nadie, de la catadura de los que dirigen la casa rosalina, ni Cuen, se va a enfrentar a López Obrador.

Humo negro
POR LO PRONTO, TOME LAS COSAS CON calma y disfrute estos días. Son para descansar. Y lea la entrega especial de relatos de Pepe Franco que le regalamos en esta misma edición, con monos de Bobadilla. Y tómese las respectivas… bien heladas.

Artículo publicado el 02 de abril de 2023 en la edición 1053 del semanario Ríodoce.

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