El carnaval, máxima fiesta de los mazatlecos

carnaval de mazatlan-1

El cronista Enrique Vega asegura que en Mazatlán el tiempo se mide por carnavales y no por años

En Mazatlán, asegura el cronista Enrique Vega, el tiempo no se mide por años, sino por carnavales. En la charla cotidiana siempre se hablará de ellos porque sin mitote, no hay carnaval.

Así, por ejemplo, se recuerda 1944, cuando el Gitano aprovechó el tumulto para asesinar al gobernador Rodolfo T. Loaiza.

Es la máxima fiesta del calendario porteño, que pasó de ocupar la Plazuela Rosales hasta establecerse en Olas Altas, y que reúne a más de 80 mil personas.

“En un kilómetro de extensión, Olas Altas es un salón de fiestas que ocupa la Avenida del Mar, en el que se instalan 11 templetes, que resume además todo el imaginario popular de los mazatlecos”, menciona.

“Los registros que tenemos de la existencia datan de 1827, cuando se hizo la primera mascarada o fiesta de carnaval por las calles de Mazatlán, que era relativamente pequeña como ciudad, aunque con los años se ha ido diversificando”.

La cronología de este evento, aclara, puede medirse en dos etapas; de 1827 a 1897, en la que destacó el juego de harinas y de 1892 a la fecha, cuando se empezó a utilizar el confeti y la serpentina.

De harinadas al confeti y serpentina

En los inicios de la celebración del carnaval, menciona que se trataba de enfrentarse en las harinadas, era común encontrarse con costalitos y huevos llenos de harina y otros colorantes.

De acuerdo al cronista mazatleco, en sus primeras ediciones, el martes de carnaval reunía a grupos de personas enmascaradas y vestidas con una túnica y un gorro de cono, quienes recorrían las calles.

Agregó que esto lo hacían en son de gresca, diciendo chistes, improvisando canciones irónicas, introduciéndose en los domicilios.

“A su paso iban dejando una estela de harina y colorantes, embadurnando por doquier el paisaje y al paisanaje que se les atravesara en el camino. Así se daba fin y remate a la fiesta de la locura”, indica.

PLAZUELA MACHADO. El carnaval de 1922.

Esta práctica, señala que adquirió mayor vigor en las últimas décadas del siglo 19. Al parecer ni las amenazas de epidemias detenían su realización, mucho menos las prohibiciones de la autoridad.

Se realizaba un torneo de coplas, en el que distintos bandos; del Abasto y los de Muey, estos dos grupos que por medio de versos sacaban sus “trapitos al sol”, e incluían agresiones o difamaciones, lo que provocaba riñas, por lo que tenía que intervenir la policía, porque además se acompañaban de música y alcohol.

“Esto hace que las fiestas en ese formato para la época, resultaran para las autoridades algo incivilizado o inmoral, además que como iban enmascarados, no se sabía quién era”.

La evolución del carnaval

Vega Ayala señala que fue hasta 1898 que se logró uniformar el festejo bajo otra modalidad. Hubo mediaciones y se logró el cambio por el confeti y la serpentina, se añadieron carros decorados y los tipos de atuendo de fantasía.

“El cambio fue importante por varias razones, amplió digamos la ventana de participación, ya podían sumarse personas de otros grupos sociales, pero seguía siendo masculino, las mujeres no participaban mucho”, indica.

“A partir de este cambio, que era menos agresivo, empiezan a entrar mujeres como espectadoras, niños y ancianos, tripulantes en los carros decorados, se vestían con trajes de fantasía, fue un vuelco importante”.
Entrado 1900, señala que el carnaval tuvo un ánimo distinto. Se invitó finalmente a una mujer; Wilfrida Farmer como acompañante del rey, quienes tenían el rol protagónico.

Ella tenía 17 años y aceptó participar en esa categoría, pero impuso condiciones.

“Logró imponer que una mujer encabezara un desfile, obligando a que se organizara cabalgata el martes de carnaval, eso implica un rol importante que después empezaría a desplazar a los hombres”, menciona.

“La reina después se convirtió en el eje de las fiestas del carnaval y la competencia se volverá un atractivo que adiciona el interés y ya vendría un programa para niños también”.

Qué suene la música

El cronista mazatleco considera que al sumarse la música de tambora, se convirtió en un eje fundamental en el ánimo de la gente, así como el programa cultural que se mantiene hasta la fecha.

Cada año las calles se llenan de fiesta, pero también de historia. La fiesta más grande de los mazatlecos y como dice el propio Vega Ayala, las calles se convierten en marea de cuerpos que caminan, se estacionan o bailan bajo la influencia de variados géneros musicales.

Artículo publicado el 12 de febrero de 2023 en la edición 1046 del semanario Ríodoce.

Facebook
Twitter
WhatsApp
Email
  • 00
  • Dias de Impunidad
RÍODOCE EDICIÓN 1106
GALERÍA
Se desató el caos en los Emiratos Árabes Unidos después de que el país fuera testigo de las lluvias más intensas de los últimos 75 años, registrándose en algunas zonas más de 250 mm de precipitaciones en menos de 24 horas
COLUMNAS
OPINIÓN
El Ñacas y el Tacuachi
BOLETÍN NOTICIOSO

Ingresa tu correo electrónico para recibir las noticias al momento de nuestro portal.

cine

DEPORTES

Desaparecidos

2021 © RIODOCE
Todos los derechos Reservados.