“No somos iguales”, es la frase con la que el presidente Andrés Manuel López Obrador inicia la serie de spot con que acompañará su Cuarto Informe de Gobierno. Serán trece días –del 25 de agosto al 6 de septiembre– de anuncios en 777 canales de televisión de todo el país. Lo bueno es que no son iguales. Carmen Aristegui hizo la cuenta: se difundirán más de 21 mil comerciales de 30 segundos al día en 777 canales de televisión de todo el país; en total se difundirán más de 215 mil spots a nivel nacional, solo en los tiempos que, por Ley, le corresponden al Estado. Aparte los que están comprando a las empresas televisivas.
Destaca en sus mensajes –hasta ahora se conocen seis spots— la labor del Ejército Mexicano, la creación de la Guardia Nacional y las pensiones para adultos mayores, principalmente. Y le sigue sacando raja mediática a las “jugosas” pensiones que quitó a los ex presidentes.
Y no es que sean iguales, de hecho, han cambiado muchas cosas en este país, aunque en algunas estemos peor que antes. En salud, por ejemplo; en educación y en seguridad. Pero los rituales del poder heredados del “prianismo” son los mismos que ahora encabeza el presidente, el abuso mediático incluido.
En los spot puede verse al López Obrador que conocemos desde hace décadas, el agitador de las plazas, no al estadista que parecía haber llegado a la presidencia aquel histórico 2018. Lo cual es explicable también por los tiempos que se avecinan. Así lo veremos los dos próximos años hasta que llegue la elección, presumiendo sus logros aunque sean pírricos o debatibles, y diciendo que todo va bien aunque vaya mal. Al final, mucha gente no cuestiona si lo que dice es cierto o no. Es porque él lo dice y punto.
Si los medios publican los narcodesmanes en Guanajuato, Ciudad Juárez, Baja California, Zacatecas… para el presidente los medios estamos exagerando, “inflamos” la nota, somos neoliberales, amarillistas. Aunque justo en el momento que lo está diciendo, un grupo delictivo asesina a ocho personas –Tuzantla, Michoacán—y luego se graba burlándose de la autoridad y de los ciudadanos.
Nunca había ocurrido esto. Al menos no con este cinismo. Lo empezamos a ver en el culiacanazo, cuando los sicarios no tenían ningún problema de ser grabados sin pasamontañas, todos con los rostros descubiertos haciendo alarde de su poder. Tampoco habíamos visto que los grupos armados atacaran a la población civil solo por sembrar el terror. Ahora lo están haciendo, pero el presidente sigue diciendo que son exageraciones, que “vamos bien”.
Contra los datos, López Obrador impone su narrativa. Muchas de sus políticas públicas son cuestionadas por los propios datos que generan organismos como INEGI, el CONEVAL, la propia SSPC, pero el presidente termina por generar la impresión de que vamos bien y, en todo caso, si algo va mal es porque así lo heredaron los “conservadores” desde el periodo neoliberal.
Si AMLO no cambió en estos cuatro años, menos lo hará en los dos que le quedan, por el contrario. El presidente se parecerá mucho a Vicente Fox cuando recorría el país buscando levantar la campaña de Felipe Calderón y al que tuvo que decirle, harto de los ataques en su contra, “¡Ya cállate chachalaca!”.
En la tradición priista, el quinto informe presidencial era como el “Santiago” en las carreras de caballos, pues a partir de ese día se desbocaban las bestias por llegar a la meta. AMLO terminó con esa tradición solo en los tiempos, porque destapó a sus “corcholatas” al iniciar su cuarto año de gobierno. Pero las formas y estilos son los mismos. Y tendrá un año más para placear a los aspirantes. No habrá, por lo pronto, manotazos en la mesa ni pretensos que se abran a otras opciones si se sienten marginados.
Bola y cadena
PERO LA CONTIENDA AL INTERIOR del partido oficial se parecerá mucho a los peores escenarios del PRI en estas lides. Será, tal vez, porque buena parte de los que ahora acompañan al presidente en su Cuarta Transformación provienen de este partido. Lo bueno es que no son iguales.
Sentido contrario
SI EL QUÍMICO NO PRESENTA pruebas, es politiquería, dijo el gobernador Rubén Rocha Moya al referirse a las declaraciones del Luis Guillermo Benítez, donde acusó a Alejandro Higuera de ser el causante de que el Ayuntamiento de Culiacán esté pagando deudas y más deudas. Lo que han hecho los alcaldes con los mazatlecos, Químico Benítez incluido, da para que varios de ellos estén en la cárcel. Pero todo se queda en eso, en politiquería, en declaraciones de banqueta y más tarde en acuerdos en los cafés. Máxime ahora que tenemos el 2024 a la vuelta de la esquina y todo lo que se haga en política tendrá que ver con ello.
Humo negro
SOLO EN UN PAÍS COMO EL NUESTRO mueren más periodistas ejerciendo su oficio, que soldados “en el cumplimiento de su deber”. El dato es tan extraño como aterrador. Significa que si alguien decide ser soldado tendrá más posibilidades de llegar a viejo que si decide ser periodista. Pero son los datos, nadie lo ha inventado. Y no parece haber manera de que esta situación cambie en el corto plazo. Los niveles de impunidad con que las agresiones a periodistas se cometen, hacen que quien toma la decisión de agredir a un reportero, fotógrafo, director de un medio, sepa que la posibilidad de ser castigado es menor al 2 por ciento. Y aún así, desde el púlpito más importante del poder en México, se considera a los periodistas críticos, enemigos de la transformación y de la democracia, apátridas. Y solo porque estamos aquí y los estamos viviendo y padeciendo, sabemos que esto es real.
Artículo publicado el 28 de agosto de 2022 en la edición 1022 del semanario Ríodoce.