Los extraños movimientos de Rocha

MAYRA GISELA PEÑUELAS. ¿Transparencia?

Si el presidente Andrés Manuel López Obrador no tiene empacho en nombrar a Quirino Ordaz Coppel como embajador en España, Rubén Rocha no tiene porqué no incorporar a su gobierno a priistas y ex priistas de viejo cuño, aunque durante su campaña haya prometido una nueva forma de hacer política. Siempre se ha cuestionado del gobierno de la 4T la presencia de personajes como Manuel Bartlett, por ejemplo, pero al presidente le importa un comino lo que se diga; para él, con que solo se le acerquen y les permita “tocarlos”, esos personajes se transforman, “sanan” y se convierten en hombres “buenos”, en “patriotas”.

¿Qué se pretende con esta práctica ya normalizada en Morena de estar reciclando cuadros políticos a veces hasta en desuso, que no representan absolutamente nada y a nadie y que, por el contrario, constituyen parte de aquello que se quiere —eso se dice— enterrar para siempre? Si se tratara de cooptar, en la acepción de “quedarse con” o “atrapar”, no tendría mucho sentido justamente porque esos “cuadros” no significan nada. Rosa Elena Millán, por citar un caso, priista de toda su vida, dirigente estatal del partido, ex diputada local y federal, senadora, funcionaria pública, se había quedado sin nada después de renunciar al partido para irse como candidata a la gubernatura por Fuerza por México, un partido que había nacido casi para morir en el parto. Tuvo el 1 por ciento de los votos.

Luego el gobernador Rocha integró a Juan Ernesto Millán como director general del Consejo para el Desarrollo Económico de Sinaloa, Codesin. El señor no tiene la más remota idea de lo que se hace en este organismo, pero allí está. También priista, ex funcionario, hijo de un ex gobernador priista e inmensamente gris en sus desempeños, terminó renunciando a su partido para dirigir en el estado Fuerza por México, quién sabe por qué designios o acuerdos de su padre con el que fue su fundador, Pedro Miguel Haces Barba, otro priista reciclado por Morena.

No sorprendió, por tanto, la integración de Mayra Gisela Peñuelas al gabinete de Rocha, aunque llame la atención que haya sido ubicada como subsecretaria de Transparencia, que debiera ser de las áreas más cuidadas por el Ejecutivo, debido a la importancia que tiene airear la administración de los recursos del erario y darle a los sinaloenses la confianza de que se están manejando bien. La constitución estatal le ordena a esta secretaría el control interno de Ejecutivo y justamente por esa importancia es que la titularidad de la dependencia tiene que pasar por la aprobación del Congreso del Estado.

Mayra Gisela es, desde hace lustros, uno de los dedos chiquitos del ex gobernador Jesús Aguilar Padilla y no hay ninguna duda de que él es el padrino de este nombramiento. Igual que las otras designaciones, es también gratuita. Rocha lleva una excelente relación con Aguilar Padilla desde que fue su coordinador de asesores en el gobierno estatal, pero el agradecimiento y la amistad no tendrían por qué interferir en los derroteros de un proyecto que se asume como “histórico”.

Pero al gobernador le pasa algo parecido a lo que ocurrió con el presidente AMLO: llegaron con tanto poder y aprobación popular, que sienten que nada de lo que hagan está mal hecho si lo hacen ellos. En vez de reciclar fierros viejos, Rocha tiene la oportunidad de reconfigurar la clase política, renovarla, reencausarla. Causas hay, y cauces también.

Bola y cadena
¿QUÉ ESTÁ ENTONCES DETRÁS DE estos movimientos del gobernador? Hay quienes dicen que Rubén Rocha tiene parte de su corazón en el PRI, lo cual yo dudo. Conoció mucha gente del PRI, convivió con ella y seguramente cultivó amistades entrañables. Pero eso es otra cosa. ¿Son las elecciones del 24 los que motivan estas jugadas? ¿Está haciendo amarres? ¿Con esos personajes?

Sentido contrario
SIGUEN LAS PIFIAS INFORMATIVAS sobre el caso del periodista asesinado, Luis Enrique Ramírez y eso enturbia y pone en riesgo la investigación para dar con los culpables y castigarlos. Desde los primeros días de ocurrido el crimen, por designios del propio presidente de la república, la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana ha estado informando sobre el caso desde Ciudad de México, tergiversando hechos y datos y exponiendo información sensible que, se supone, solo debe manejar la fiscalía estatal, que es la que lleva el caso. Hasta el propio secretario de seguridad estatal, Cristóbal Castañeda, ha “informado” de cómo van las investigaciones, como si fuera de él la facultad. ¿No hay coordinación o alguien está enturbiando la indagatoria para proteger al autor intelectual del crimen?

Humo negro
EL FIN DE LA HISTORIA DE Rafael Caro Quintero empezó a escribirse el viernes pasado, cuando fue detenido en los montes de Choix. El gobierno norteamericano estaba obsesionado con su captura después de que fue liberado en agosto de 2013, al ganar un amparo. Anduvo a salto de mata desde entonces, primero en su zona de influencia de Badiraguato –Los Naranjos, La Noria, Babunica…–, pero los constantes operativos de la DEA y de la Marina para atraparlo lo obligaron a esconderse en la sierra de Choix. Desde allí operó un negocio que no abandonó nunca, aunque él declarara una y otra vez que ya estaba retirado, que ya había pagado lo hecho y que solo deseaba vivir en paz. Por su enemistad con los gringos, se convirtió en el rival más débil. Y lo sacaron del juego.

Artículo publicado el 17 de julio de 2022 en la edición 1016 del semanario Ríodoce.

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