¿Es posible encontrar rastros de plaguicidas y otros compuestos químicos en nuestro organismo? Sí, lo es. Y está ocurriendo desde hace décadas.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), de Estados Unidos, como parte de la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición (NHANES), expusieron en un informe que se encontró glifosato en el 80 por ciento de las muestras de orina de niños y adultos.

El glifosato es un compuesto químico utilizado como herbicida y es el de mayor popularidad en el mercado.

Al ser utilizado, este se filtra en el suelo y se mezcla con el agua de riego y sus residuos quedan en los cultivos. Es por lo que la ingesta es el principal factor por el cual el glifosato ingresa en nuestro sistema.

De acuerdo con Green Peace, en Estados Unidos se han presentado unas 125 mil demandas por los supuestos efectos cancerígenos del glifosato. “Bayer aceptó pagar casi 11 mil millones de dólares en indemnizaciones para terminar con el proceso”, informa la organización.

En 2015, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) determinó que el glifosato es un “probable carcinógeno humano”.

En México, desde el 31 de diciembre de 2020, se publicó el Decreto presidencial para sustituir gradualmente el uso, adquisición, distribución, promoción e importación del glifosato por alternativas sostenibles y culturalmente adecuadas que permitan mantener la producción y resulten seguras para la salud humana, la riqueza biocultural del país y el ambiente.

Una medida drástica pero necesaria, ya que el uso de glifosato en nuestros suelos, sumado al proveniente de los alimentos y materias primas importadas, es una guerra de dos frentes.

Las cuotas recomendadas por el Conacyt para este año representan una disminución de 50 por ciento respecto de las cuotas máximas de importación de glifosato a México recomendadas en 2021.

Numerosos estudios indican que herbicidas como el glifosato están asociados con la reducción drástica de la población de abejas y con la reducción de la fertilidad de los suelos.

Artículo publicado el 17 de julio de 2022 en la edición 1016 del semanario Ríodoce.