Promover la salud dental a temprana edad es clave en el desarrollo y conservación de una dentadura saludable. Las principales complicaciones como caries o la pérdida dental suelen ser prevenibles con una adecuada rutina de higiene dental.

El poeta Ogden Nash escribió: “algunos dolores son físicos, y algunos dolores son mentales, pero el que es ambos es el dental”.

Complementando las palabras de Nash, una mala salud dental no solo es dolorosa y estresante, también es cara.

La Asociación Dental Americana define a la caries como la destrucción del esmalte dental, la capa dura externa de los dientes. Este puede ser un problema para personas de cualquier edad.

La placa, una película pegajosa de bacterias, se forma constantemente en los dientes. Cuando se comen o beben alimentos que contienen azúcares, las bacterias de la placa producen ácidos que atacan el esmalte dental.
La gran adherencia de la placa mantiene estos ácidos en contacto con los dientes y, con el tiempo, el esmalte puede descomponerse. Entonces es cuando se forma la caries.

Es por esto que el consumo de alimentos ricos en azúcares aunado a una pobre higiene dental promueve el desarrollo de caries. Un estudio realizado en Madrid en 2013 concluyó que “la secuencia y frecuencia de consumo están muy ligadas a la incidencia de caries, siendo que el consumo de azúcares entre comidas representa la mayor peligrosidad en la incidencia de caries”.

Los autores del estudio recomiendan reducir el consumo de azúcar, evitar “picar” entre comidas, elevar la higiene dental, visitar al dentista al menos dos veces al año y mejorar la educación de salud bucal en casas y centros educativos.

Artículo publicado el 15 de mayo de 2022 en la edición 1007 del semanario Ríodoce.