En Sinaloa está ocurriendo un fenómeno semejante al que ocurrió en México con el triunfo de Morena y Andrés Manuel López Obrador en las elecciones de 2018. Y todavía más marcado. Aquella vez los partidos tradicionales como el PRI y el PAN quedaron en la lona, pero en Sinaloa, a partir de las elecciones de 2021 prácticamente desaparecieron, sin que surgieran a la vez movimientos o partidos alternativos para cierto electorado, como sí ocurrió a nivel nacional con Movimiento Ciudadano. El único partido que creció fue el Sinaloense (PAS), que en las elecciones de 2018, dado que es una franquicia estatal y los ánimos electorales estaban concentrados en las elecciones federales y en la presidencial, sufrió una caída estrepitosa.
Pero esta recuperación del PAS, presidencias municipales ganadas, muchas regidurías y ocho diputados locales –cuando en la legislatura pasada solo tuvo una– parece no muy duradera y lo que se observa es más bien una desbandada de representantes políticos nada desdeñables, dos presidentas municipales y tres diputados. Esto, por supuesto, no es gratuito y tiene que ver con una evidente crisis de la alianza que Morena y el PAS hicieron para que Rubén Rocha llegara a la gubernatura, crisis que llegará, no tengo ninguna duda, a la ruptura.
Así las cosas, si el PAS rompe su alianza con Morena o este partido ya está planteando de facto una ruptura al operar la incorporación de alcaldes y diputados a su proyecto, lo que puede preverse es una polarización muy similar a la que está ocurriendo a nivel nacional, porque el PAS terminará enganchado a una de las marcas nacionales si no quiere irse a pique.
Sinaloa ha entrado en disputa también, y la gente debe tener claro qué se juega. Acaba de pasar una elección, hay nuevo gobernador, por primera vez gobierna la izquierda y los partidos que quedaron regados en el camino perdiendo prácticamente todo lo que se jugó, tratan de recomponer su figura. La alianza PRI-PAN-PRD seguramente se mantendrá frente a una fuerza morenista que cuenta con todo el apoyo federal, pero esto es algo que, dándose por descontado, no es lo más trascendente de lo que se está prefigurando.
Lo más importante es, sin duda, la ruptura que asoma entre el gobernador Rubén Rocha Moya y Héctor Melesio Cuen. Y, por tanto, entre Morena y el PAS. Algo impensable hasta que surgieron los primeros signos del desencuentro. Su salida del gabinete, dijimos entonces, es un asunto de tiempo. Melesio Cuen se ha esperado porque trabaja sus propias opciones desde adentro, pero le está saliendo caro hasta ahora. Ya le quitaron dos alcaldesas y tres diputados de ocho que tenía. Apenas el jueves se fue a Morena la diputada Luz Verónica Avilés… y ya se habla de que pronto anunciará su afiliación a Morena la alcaldesa de Mocorito, que llegó por el PAS.
Es decir, que la operación del gobierno estatal, sea a través de la secretaría general de gobierno, del propio gobernador o de Feliciano Castro en el caso de los diputados locales, está haciendo estragos en las líneas de flotación del PAS, que durante la campaña soñó con hacer un “cogobierno” con Morena.
Una cosa es cierta: si Cuen y el PAS no están con Morena y Rocha, estarán en contra. No hay términos medios. Cuen es un hombre de poder y el PAS nació para buscar el poder. Y si más tarde o más temprano se oficializa la ruptura, a partir de ese momento Cuen y PAS buscarán otros cobijos, otras sombras, otras marcas, y las que quedan como opciones, todas, están en contra de Morena, algo que irá quedando más claro cuanto más se acerque el 2024.
Y entonces, eventualmente puede pensarse que en el futuro inmediato podríamos estar ante dos grandes bloques políticos. Uno constituido por Morena y sus aliados –que no representan gran cosa—y el otro por el PRI-PAN-PRD, en alianzas coyunturales con MC, aunque este partido, a nivel nacional, se esté negando a aliarse con ellos. Y a ellos podría sumarse, bajo la fórmula y las reglas que Cuen acuerde, el PAS.
Bola y cadena
EL JUEVES, DURANTE la conferencia de prensa que dio el líder nacional del PAN, Marko Cortés, le preguntamos al PAN si el PAS se había acercado a ellos y la respuesta fue un rotundo no. Ríodoce no pregunta en vano. Que no se hayan reunido es una cosa, que el PAS los haya buscado para platicar sobre posibles alianzas futuras es otra que tenemos plenamente confirmado. Y que lo nieguen es su derecho.
Sentido contrario
PERO LO DESTACABLE aquí es que Héctor Melesio Cuen y el PAS ya están buscando posibles aliados. Al PAN no le conviene ahora, con lo flaco que está, aliarse al PAS porque se lo tragarían. Melesio no está pensando ir con el PAN o con MC en calidad de aliado sino como líder de una coalición con los controles en la mano. Eso fue lo que quiso hacer con Morena, ya lo dijimos. Soñó demasiado…
Humo negro
EL INSTITUTO SINALOENSE DE CULTURA de Sinaloa le ofreció al cineasta mazatleco, Óscar Blancarte, un homenaje por sus 50 años de hacer cine, oficio por el que se decidió, dijo, cuando su padre le describió la muerte como “la nada”, como la oscuridad absoluta. Óscar contó el viernes, en el evento, que luego de eso se fue al teatro Ángela Peralta cuando era cine y que cuando apagaron las luces del recinto dijo “esta es la muerte”, pero que luego vio a sus espaldas un haz de luz que lo iluminó todo a través de la pantalla y dijo, “esta es la vida, yo voy a hacer cine. Le debemos El jinete de la Divina Providencia, Dulces compañías, La promesa y muchas obras más, entre ellos documentales invaluables a los que hay que acudir para entender personajes y nuestra realidad. Enhorabuena, querido Óscar. Gracias por ser.
Artículo publicado el 03 de abril de 2022 en la edición 1001 del semanario Ríodoce.
