Ya se percibía desde hace varias semanas que el secretario de Salud, Héctor Melesio Cuen Ojeda, no era de la idea de que el carnaval de Mazatlán se llevara a cabo por las condiciones de la pandemia. Y tenía razón desde entonces. Los riesgos son muchos y no estamos como para jalarle la cola al tigre después de lo que la gente ha padecido.
Pero había otro elemento en medio de la polémica, y es el pleito que, desde que inició esta administración, trae Cuen Ojeda con el alcalde de Mazatlán, el Químico Benítez. Al realizarse el carnaval, es el Químico el que se llevará las palmas y las ganancias económicas y políticas, mientras que el sector Salud solo la chinga. Se tendrá que implementar un operativo mayúsculo para reducir contagios y esto deberá estar a cargo del sector Salud.
Sin embargo, Cuen estira demasiado la cuerda cuando ese pleito con el Químico lo lleva a una evidente confrontación con el gobernador, aunque trate de matizarla. El viernes, cuando se dio a conocer el cambio de semáforo y se dijo que el carnaval se llevaría a cabo, Cuen se deslindó de toda responsabilidad y dijo que fue Rocha Moya quien tomó la decisión, no él. Luego entonces, si hay consecuencias graves después de la fiesta, la culpa será del gobernador. Así, en términos llanos.
En sentido contrario, el alcalde de Culiacán, ha estado confrontado con el congreso del estado desde que éste no actualizó las tarifas del predial, lo que obligó a Jesús Estrada Ferreiro a interponer ante la corte suprema una controversia constitucional que al final, aunque tarde, le dio la razón. Estrada traía pleito casado con la ex diputada Graciela Domínguez y ahora lo trae con el líder del congreso, Feliciano Castro, a quienes ha acusado, por lo menos de perversos y mezquinos.
El alcalde se quejó también de que la legislatura actual haya homologado prestaciones para viudas de policías municipales con las de estatales y dijo que esto estaba totalmente fuera de la norma constitucional y significaba un golpe a las finanzas de la comuna.
El más reciente diferendo es que a finales de enero, el congreso estatal aprobó reformas a la ley de agua potable y alcantarillado, para exentar a jubilados y pensionados, discapacitados y adultos mayores, del 50 por ciento en el pago del agua potable.
El problema, reviró el alcalde, es que en Culiacán hay alrededor de 185 mil personas en alguna de esas condiciones y llevarlo a cabo implicaría un hoyo a la Japac, de más de 200 millones de pesos.
Lo que hizo el consejo directivo de Japac, entonces, fue aprobar por unanimidad que se suprimiera esta prerrogativa y, a cambio, otorgar la condonación del cien por ciento del consumo a personas que demostraran insolvencia económica.
Por estos antecedentes, un evento como el del viernes pasado, donde el gobernador, el alcalde y diputados federales darían su postura en torno a la llamada reforma eléctrica, terminó en un apapacho del gobernador a Estrada Ferreiro, comprometiéndose a otorgar el 50 por ciento del costo de aplicar el decreto para beneficiar a esas 185 mil personas que abarcaría el decreto del congreso. Estrada dijo, mientras le levantaba la mano como si anduvieran todavía en campaña, que estaba dispuesto a revisar la propuesta. Y lo hará sin duda, porque ya estaba en la tesitura, otra vez, de interponer una controversia constitucional, algo a lo que, se ha demostrado, Estrada Ferreiro le sabe bien.
Así, mientras Estrada aprovecha caminos de encuentro con el gobernador, Héctor Melesio Cuen sigue ahondando diferencias, a veces innecesariamente. No se asume todavía como subordinado. Le cuesta mucho trabajo recibir órdenes. No está en su elemento, eso es evidente. Y si sigue estirando la cuerda, lo más probable es que se rompa.
Bola y cadena
NO TERMINABAN DE HACER EL ANUNCIO de que el carnaval siempre se llevaría a cabo, cuando abrieron las ventanillas para la venta de boletos y la gente, cientos, empezaron a hacer cola para estar en los eventos. No es fácil sustraerse a una fiesta así. Y no es que tengamos muchas ganas de salir del claustro. En realidad mucha gente dejó el cuarto y la casa desde hace mucho tiempo. Es la tradición del carnaval y, claro, en muchos casos, el amor al desmadre. Que todo salga bien.
Sentido contrario
HAY COSAS QUE PARECEN NO TENER REMEDIO: el presidente seguirá en su pleito con la prensa que lo critica con o sin razón, mientras los periodistas de a pie, los que andan en la calle correteando las notas con salarios de hambre, seguirán siendo agredidos por los narcopolíticos, por los caciques y por el crimen organizado. Para que esto cambie el presidente tendría que actuar como un estadista y eso está en chino. Ya no lo hará. Fue demasiado lejos. Y mientras el contexto no cambie, los periodistas seguirán siendo víctimas de la violencia.
Humo negro
“DEBE SER UNA BASURITA PARA QUE NO HAYAN HECHO PEDO EN LA CIUDAD”, nos dijo una fuente federal cuando lo consultábamos sobre la identidad del hombre que fue detenido durante una misa en la iglesia del padre Cuco, como se le conoce. Uno de los Salgueiro, de Chihuahua, brazos fuertes del Cártel de Sinaloa en aquel estado desde que decidieron pelearle la plaza a Vicente Carrillo, no era ni es precisamente “una basurita”. Pero hay algo que no debe perderse de vista. Lo principal, para los que controlan Culiacán, es la familia. Son los Guzmán, los Zambada… el resto es sacrificable. Eso explica “que no hayan hecho pedo”, como dijo la fuente.
Artículo publicado el 20 de febrero de 2022 en la edición 995 del semanario Ríodoce.
