¿Por qué asesinan tantos periodistas en México?

LOURDES MALDONADO. Una víctima más de la impunidad. Foto: Omar Martínez/Cuaroscuro.com.

Cuando mataron a Javier Valdez dijimos que no sería el último periodista asesinado en México, que los crímenes contra periodistas tenían su explicación en el contexto de violencia que impera en nuestro país y en la gran impunidad con que se cometen. A la fecha, más de 95 por ciento de estos homicidios no se castigan. Y entonces, si alguien piensa ordenar que maten a un periodista, sabe que tiene 95 por ciento seguro que no lo van a castigar. Es terrible pero cierto.

Luego, cuando Andrés Manuel López Obrador ganó la presidencia en 2018, tuvimos la esperanza de que las cosas cambiaran para nosotros. Veníamos arrastrando al menos tres gobiernos federales que habían sido insensibles a estos crímenes —Fox, Calderón y Peña— y pensamos que, por ser un hombre siempre de lucha, preocupado por los más desprotegidos, sensible a las víctimas de la violencia, pondría especial atención en lo que estaba ocurriendo con el gremio. México era entonces y sigue siendo ahora, el país que no está en guerra donde matan a más periodistas. Ninguno se le compara en América Latina, por ejemplo, y estamos infinitamente por encima —en cifras— de lo que ocurre en los países europeos.

Pasó lo contrario. En lo que va del gobierno de López Obrador han asesinado a 47 periodistas y por lo menos en 28 de los casos se ha documentado que fue por razones de su trabajo. Es decir, atentados directos contra la libre expresión. Las cifras son de las organizaciones Artículo 19, Reporteros sin Fronteras y Comité para la Protección de Periodistas, CPJ.

¿Quiénes están detrás de los crímenes? En el 50 por ciento de los casos, hombres y mujeres relacionados con la política, que pueden ser alcaldes, regidores, diputados, jefes policiacos… tal vez algún gobernador.

Y esa es una de las razones por las cuales los niveles de impunidad son tan grandes. Sobre todo si las investigaciones de los crímenes se llevan a cabo por parte de fiscalías estatales porque siempre habrá alguien que obstruya o distorsione la investigación con el fin de proteger a los que ordenaron el crimen.

No termina enero y ya fueron asesinados tres periodistas, uno en Veracruz y dos en Tijuana. De los casos de Tijuana, la periodista asesinada, Lourdes Maldonado hasta había ido a una conferencia mañanera a pedirle al presidente que la ayudara porque se sentía en peligro de muerte. Le activaron algunas medidas de seguridad pero tan ineficientes que el o los asesinos no tuvieron ninguna dificultad para cumplir su encargo. La mataron adentro de su vehículo.

Esto desató una ola de protestas en todo el país. En más de 60 ciudades de México se escucharon los gritos de reclamo de seguridad al ejercicio periodístico. Una campaña a través de changue.org, logró recabar más de 50 mil firmas de apoyo al gremio. Ante eso el presidente siguió desdeñando el problema y hasta señaló que son muy pocos los periodistas que hacen, a su juicio, bien su trabajo.

Y entonces la pregunta es hacia dónde mirar, a quién buscar. Desde hace mucho tiempo los periodistas hemos estado buscando formas de protegernos nosotros mismos dada la ineficacia del gobierno para garantizar nuestra seguridad. Pero nunca dejaremos de reclamar algo que por derecho nos corresponde: seguridad. Como cualquier mexicano o mexicana. Proteger a los ciudadanos es una de las primeras obligaciones que tiene un Estado. Pero en el caso de los periodistas, AMLO no solo no brindó los apoyos que se requerían, sino que socavó las finanzas de dos instituciones que buscaban brindarles esa protección: uno es el mecanismo que también busca proteger a los defensores de derechos humanos y el otro la fiscalía especializada en investigar las agresiones contra periodistas. A los dos les recortaron el presupuesto y entonces las dificultades para lograr sus misiones son ahora mayores.

Bola y cadena
¿HAY SOLUCIONES EN EL CORTO PLAZO? No, no las hay por la sencilla razón de que el contexto en el que los periodistas desarrollamos nuestro trabajo es igual o peor que cuando mataron a Javier. Los niveles de impunidad se mantienen, las organizaciones criminales siguen allí y los políticos comprometidos con el narco son cada vez más. También porque ni antes ni con AMLO se han combatido los cacicazgos regionales. Los defensores de derechos humanos, de las comunidades indígenas, incluso los ambientalistas, siguen siendo asesinados. Sobre todo en el sureste mexicano. Y en medio de tanta violencia y tanta impunidad, esperar que las cosas se solucionen, sería ingenuo. Nos queda llorar, protestar, reclamar justicia, gritar, denunciar. Y eso seguiremos haciendo. No hay de otra. Y mientras seguiremos expuestos a que un día y otro también nos embargue la tragedia.

Sentido contrario
MAZATLÁN SIEMPRE HA SIDO VÍCTIMA DE gobiernos populacheros pero eso parece no afectarle mucho a la gente, desmadrosa y carnavalera como es. Por eso el alcalde dice que hará una consulta para que la gente decida si quiere carnaval o no. Al Químico Benítez le vale madre la salud de los mazatlecos. Quiere fiesta, bullicio, ruido y dinero. Mazatlán no será más pobre si no hay carnaval ni más rico si se lleva a cabo. La única seguridad es que, si lo realizan, los contagios covid se van a disparar de nuevo.

Humo negro
POR FIN SE DESPEJARON LAS DUDAS y el ex gobernador, Quirino Ordaz Coppel sí será el embajador de México en España. Se especuló mucho que no le darían el beneplácito y hasta se dijo que porque lo relacionaban con el Cártel de Sinaloa. Puras especulaciones. Seguramente España esperó tanto debido a las críticas que el presidente ha estado haciendo al reino por lo que pasó hace 500 años, pero igual y nunca pensó en negárselo. El caso es que el mazatleco se irá a Madrid, nos guste no.

Artículo publicado el 30 de enero de 2022 en la edición 992 del semanario Ríodoce.

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