Conozco a Enrique Gutiérrez desde que trabajaba como reportero en El Debate de Culiacán. Una vez decidió hacer un trabajo sobre los jornaleros agrícolas, incitado por la explotación a que eran sometidos, no solo en el Valle de Culiacán, sino desde el momento en que alguien los “enganchaba” en sus tierras de origen y los transportaba —muchas veces con todo y familia, para también explotarla— a Sinaloa. Para eso viajó a Oaxaca y por allá en algún pueblo se dejó “enganchar” y logró documentar una travesía llena de penurias para las familias que terminarían en nuestros campos agrícolas donde todavía existían, como en los viejos tiempos del porfiriato, las “tiendas de raya”.
Eso sería como en 1997. Al año siguiente, Enrique realizó otro trabajo “de inmersión”, como le llamaban entonces los reporteros, para relatar las peripecias de los indocumentados que viajaban en un tren de pasajeros que estaba a punto de desaparecer gracias a la “genial” idea de Ernesto Zedillo, entonces presidente de la república, de privatizarlo.
Desde entonces y hasta ahora, Enrique Gutiérrez ha hecho de su trabajo periodístico un ejercicio cotidiano de independencia y dignidad, de valentía y honradez.
Por eso me llamó la atención que de un día para otro su firma desapareciera de uno de los noticieros más importantes de Sinaloa, Línea Directa. Esto ocurrió horas después de que Enrique publicara en su espacio, Tiempo de Opinión, una columna donde cuestiona a la alcaldesa de Guasave, Aurelia Leal, por su pretensión de quedarse en el cargo por lo menos 20 días más después de rendir protesta como diputada local en la próxima legislatura.
No pretendo cuestionar la decisión de una empresa periodística con la cual, además, hemos mantenido siempre una amable relación de apoyo informativo mutuo. Pero no debe soslayarse la posibilidad de que, en el cese del periodista, esté la mano de la alcaldesa morenista, porque, si es así, estaríamos frente a una vieja práctica de lo más deleznable de los regímenes priistas, y que en México escribió páginas de verdadera vergüenza en un país que se dice de libertades.
Con la autorización del autor, reproduzco íntegra su columna:
Aurelia, ¿ambición o responsabilidad?
Enrique Gutiérrez
La presidenta municipal de Guasave, Aurelia Leal, dice que tiene la intención de mantenerse en el cargo cuando menos veinte días después de que debiera asumir su nueva responsabilidad como diputada integrante de la próxima legislatura estatal, y está en todo su derecho si esto procede legalmente.
Sólo podría mantenerse como presidente municipal ya siendo diputada si el propio Congreso del Estado se lo autoriza.
Ya estuvo un tiempo con permiso fuera de la alcaldía cuando estaba obligada por la ley al pretender la candidatura para la reelección, que finalmente no alcanzó, pero sí para la diputación local plurinominal.
Si ahora no tiene un impedimento legal para hacerlo, sí tiene cuando menos un conflicto ético, moral y de congruencia de acuerdo a la trayectoria crítica que ha tenido la alcaldesa ante acciones de sus adversarios políticos en el pasado cuando han asumido posturas que a su juicio han evidenciado una desmedida ambición y apego al poder y a los cargos públicos.
No es bien visto en política hacer lo que tanto se ha criticado. En julio de 2018, por ejemplo, ya como alcaldesa electa, Aurelia dijo que si Diana Armenta, quien había perdido ante ella su intento de reelección, regresaba a la presidencia municipal para concluir su periodo constitucional estaría incurriendo en una falta de respeto a los guasavenses, cuando estaba en todo su derecho para hacerlo.
¿Si ella durante un tiempo ostenta dos cargos al mismo tiempo, como presidente municipal en funciones y como diputada con permiso, no estaría incurriendo en una falta de respeto a la sociedad?
Seguro ella y muchos dirán que no, pero otros dirán que sí. Extender su estancia en la alcaldía después de que debiera tomar su curul en el Congreso del Estado luego de tan controvertida lucha legal que ha sostenido, es una jugada al filo de la navaja y de alto riesgo.
Por una parte sus simpatizantes y afines dirán que esto se explica por el interés de la alcaldesa para finiquitar la mayor cantidad de asuntos pendientes en el Ayuntamiento, pero por otra un segmento importante de la sociedad guasavense lo asumirá como una postura de desmedida ambición porque se resiste a dejar el cargo pese a ya tener otra responsabilidad. O en el peor de los casos, que pretende ganar tiempo para tapar algunas irregularidades administrativas que están pendientes y que podrían generarle posteriores problemas legales.
Si bien es cuestión de interpretaciones, esto en los hechos le puede generar un importante deterioro de su imagen pública. Seguramente ella ha valorado los costos”.
Bola y cadena
AURELIA LEAL SOSTUVO UNA LUCHA en tribunales para llegar a la diputación local. Había sido colocada como primer lugar en la lista plurinominal, pero luego el partido la sustituyó por Gloria Urías Vega para acatar la disposición de que debería incluirse un candidato o candidata indígena. Aurelia alegó ser eso que buena parte de los sinaloenses llevamos en la sangre gracias a nuestras raíces. Y ganó desplazando a una verdadera indígena.
Sentido contrario
AURELIA TERMINÓ COMO Gerardo Vargas, atropellando derechos de otros. Vargas Landeros quiso ser gobernador y no pudo; luego alcalde de Culiacán y tampoco. Y al final se conformó con la alcaldía de Ahome, donde fue denostado por los propios partidarios de Morena.
Humo negro
¿ALGUIEN SE HA PREGUNTADO cuántas plazas, qué posiciones en el gobierno o qué prebendas están pidiendo las secciones sindicales 53 y 27 para regresar a clases presenciales?
Columna publicada el 22 de agosto de 2021 en la edición 969 del semanario Ríodoce.
