La creatividad es una de las habilidades de pensamiento más abstractas y difíciles de cuantificar, y su relación con el ejercicio no ha sido clara.
La ciencia ya ofrece mucha evidencia de que la actividad física influye en nuestra forma de pensar. Muchos estudios en personas y animales muestran que nuestro cerebro cambia en respuesta a la actividad física, en parte porque durante el ejercicio alimentamos nuestro cerebro con sangre, oxígeno y nutrientes adicionales.
En estudios con roedores, los animales que hacen ejercicio con regularidad producen muchas más células cerebrales nuevas que sus homólogos sedentarios y obtienen mejores resultados en las pruebas de pensamiento, incluso si son ancianos. En las personas, el ejercicio también tiende a agudizar nuestras habilidades para razonar y recordar y mejora nuestro estado de ánimo.
Otros beneficios intangibles que acompañan a la actividad física, como la felicidad y la euforia. Al realizar ejercicio, se producen endorfinas en nuestro cerebro, estas tienen efectos similares a los opiáceos sintéticos analgésicos, además de que promueven la sensación de bienestar.
Fluidez y creatividad
Algunos estudios han encontrado relaciones interesantes entre el ejercicio y la originalidad. En un experimento de 2012, por ejemplo, los investigadores pidieron a algunos de sus voluntarios que movieran sus brazos de manera suelta y fluida a través del espacio, trazando las líneas de un dibujo de líneas curvas que los científicos les habían mostrado, mientras que otro grupo imitaba a un brazo más recto, dibujo más angular.
Después de cada sesión, los investigadores invitaron a los voluntarios a idear usos novedosos e inesperados para un periódico común y encontraron que aquellos que se habían movido con fluidez, casi como si estuvieran bailando, tenían ideas más originales que aquellos cuyos movimientos habían sido rígidos y rectos.
Un estudio más, realizado en 2014, encontró que la movilidad puede estimular la innovación. En el estudio titulado “dales piernas a tus ideas”, casi todos los participantes desarrollaron ideas que fueron más numerosas e ingeniosas mientras caminaban que cuando estuvieron sentados.
En la parte principal de ese experimento de varias etapas, los voluntarios se sentaron en un escritorio en un espacio de oficina mediocre, tratando de imaginar nuevas formas de usar un botón y de involucrar su imaginación. Luego completaron una prueba ligeramente diferente de su creatividad mientras caminaban en una cinta de correr en la misma habitación poco inspiradora.
En ambos estudios, las pruebas se dieron en ambientes controlados, un tanto alejados de la cotidianidad de la vida diaria. Esta fue la razón para que científicos de la Universidad de Graz, en Austria, iniciaran un nuevo estudio.
Movilidad cotidiana y creatividad
Los científicos encargados del nuevo estudio de la Universidad de Graz decidieron rastrear las actividades normales de un grupo de adultos promedio y también medir su creatividad, para ver si los dos podrían alinearse y cómo.
Los científicos también se preguntaron por la felicidad. Algunas investigaciones anteriores habían especulado que el buen humor podría ser el intermediario que vincula la actividad y la creatividad. Según esa idea, moverse hace a la gente más feliz y, a su vez, su buen humor los hace más creativos; en ese escenario, moverse no afecta directamente el pensamiento creativo.
Para obtener más información, los investigadores reunieron a 79 adultos sanos, les dieron rastreadores de actividad durante cinco días y luego les pidieron que visitaran el laboratorio y dejaran volar su imaginación, concibiendo nuevos usos para llantas y paraguas de automóviles y terminando dibujos parciales. Luego, los investigadores calificaron su producción según su originalidad y otras medidas. Los voluntarios también completaron cuestionarios estándar sobre sus estados de ánimo.
¿Y la felicidad?
En este caso, los investigadores se preguntaron, ¿ser feliz se relaciona con la cantidad de personas que se mueven y con su creatividad?
La respuesta, concluyeron los investigadores, fue no. El más activo de los voluntarios demostró ser también el más creativo, especialmente si a menudo caminaban o se ejercitaban moderadamente. Las personas activas también tendían a ser personas felices, aunque su estado de ánimo era más elevado si realizaban actividades relativamente vigorosas, como trotar o practicar deportes, en lugar de actividades moderadas.
Pero las correlaciones entre actividad, creatividad y estados de ánimo fueron leves. Las personas podían caminar a menudo y ser bastante creativas, pero no especialmente felices, lo que sugiere que no fueron los estados de ánimo mejorados lo que más influyó en la creatividad.
Artículo publicado el 07 de febrero de 2021 en la edición 941 del semanario Ríodoce.