Los datos que nos presenta Nelda Ortega son abrumadores. En Sinaloa hay 86 mujeres desaparecidas y 26 de ellas son menores de edad. Solo en Mazatlán han ocurrido 22 casos. Del total, las autoridades solo cuentan con 16 fichas de búsqueda; del resto, solo los familiares de las chicas llevan la cuenta.

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De pronto pensamos que porque en Guanajuato se ha incrementado la violencia y ahora es más estridente, nosotros estamos en la gloria. Que les pregunten a las rastreadoras, a ellas, las buscadoras de familiares desaparecidos que en las últimas semanas han desenterrado osamentas como para llorar años sin parar. Tal vez no respondan nada y se nos queden mirando con sus ojos de agua mientras vuelven a hundir el pico en la tierra para seguir buscando sus “tesoros”, como les llaman.

¿Por qué las buscadoras siguen trabajando solas? ¿Por qué no tienen recursos? ¿Por qué solo recibir lo que a alguien desde el gobierno se le ocurre dar como para estar bien con su conciencia? ¿Por qué no hay una política institucional para la búsqueda de desaparecidos si ya nos dimos cuenta que el territorio estatal –y el de México– está sembrado de cadáveres? ¿Por qué no hay una gran investigación ministerial sobre los autores materiales e intelectuales de estos crímenes?

Muchos de estos casos tienen puntos en común y habría hilos conductores para conocer la verdad y castigar. Uno de ellos son las policías locales. Ahí está el caso de joven Roberto Ramírez Sandoval, quien fue levantado por la policía municipal de Mazatlán el 6 de diciembre de 2018, junto con un amigo. Sus cuerpos fueron encontrados cuatro meses después por el rumbo de Cerritos. Hay denuncia formal y un dictamen de la CEDH que establece que los muchachos fueron detenidos y desaparecidos por policías municipales. ¿Qué hizo el alcalde con la recomendación de la CEDH? Nada. Es de Morena y hasta quiere ser gobernador, pero ¿qué hubiera hecho algún otro siendo del PRI o del PAN? Tampoco nada. Porque entre las complicidades –a veces disfrazadas de “estrategia”, como lo hizo el gobierno de Malova— y el miedo, los gobiernos de todos los niveles y colores han hilvanado una gran manta con la que se tapan y esconden el hedor de su propia mierda.

Y mire si no: hace tres semanas, a principios de noviembre, alguien de la administración del Químico Benítez llamó a la madre de Ramírez Sandoval y le dijo que le darían 200 mil pesos si deja el caso por la paz. Hay denuncia penal por quien resulte responsable, denuncia ante la Unidad de Asuntos Internos de la policía municipal y recomendación de la CEDH, pero aun así los policías involucrados siguen trabajando, no han sido investigados y menos castigados.

En Ahome la situación es mucho peor, porque administraciones han pasado y estando el PRI, el PAN o Morena, las desapariciones no cesan. Y también allá hay muchas evidencias de que, quienes participan en levantones y desapariciones son los propios policías municipales, que igual terminan el “trabajo” ellos mismos o entregan a sus víctimas a los grupos del crimen organizado.

Fue un esquema “de combate a la delincuencia” que tomó auge con la llegada de Malova al gobierno, cuando el comandante Jesús Antonio Aguilar Íñiguez colocó a gente de su confianza en la policía municipal y, con el apoyo de la Ministerial, golpearon la estructura de los hermanos Beltrán Leyva. Fue una carnicería y muchas de las víctimas terminaron bajo tierra en fosas clandestinas que ahora brotan por doquier, como dice la crónica de Luis Fernando Nájera en esta misma edición. Y por supuesto, en medio de todo esto, muchas víctimas inocentes.

Bola y cadena

ANTE ESTO, LO PEOR QUE NOS PUEDE PASAR es acostumbrarnos y ver el problema como una fatalidad. No es una fatalidad, tiene su base en la delincuencia pero también en la impunidad con que operan los grupos criminales. Las buscadoras no existían antes y no debemos verlas como parte del nuevo paisaje social, no. Están ahí porque antes hubo un problema y ese problema en vez de resolverse se ha vuelto más grande y más pernicioso. No queremos que haya más buscadoras cargando sus palas y sus picos por el monte; queremos que no haya desaparecidos. Y que cada caso se investigue y se castigue. Solo así viviríamos en paz.

Sentido contrario

MORENA HA LANZADO SU CONVOCATORIA para elegir candidatas y candidatos a las gubernaturas de 15 estados. Es algo así como el “Santiago” que se gritaba en las carreras de caballos en pueblos como el mío—mi abuelo fue santiaguero. La novedad es que la selección de candidatos se va hasta febrero y en la convocatoria aparece un elemento nuevo de selección: el estudio de opinión. Esto significa que si hay diferendos fuertes, pueden usar esa herramienta para tomar la decisión, es decir, dejar fuera a alguien que pudo ganar la encuesta, para favorecer a otra u otro.

Humo negro

DIEGO ARMANDO MARADONA ha muerto pero es de esos muertos que nunca mueren. Pasarán generaciones para que se olvide su presencia en las canchas y hasta en los escándalos públicos. Porque después del éxito como pateador de balones su vida se desdobló en una caída vertiginosa en las drogas y el desmadre. Eso no le quitó ni la fama ni la grandeza. Y allí están los tumultos en su despedida fúnebre, el llanto de miles aunque como dice Ernesto Hernández, “los argentinos son muy llorones”. Cuando murió Evita, su marido, Juan Domingo Perón, decretó 30 días de luto nacional y su cuerpo embalsamado tuvo que ser escondido para que sus “grasitas” y “descamisados” no fueran a suicidarse a sus pies de hielo. Maradona pasó por Culiacán y ahora me arrepiento de haber menospreciado su presencia aquí. Ríodoce debió entrevistarlo y no lo hizo. Falta adentro del área.