A pesar de que la fecha límite se fijó para octubre de este año, algunas compañías ya adoptaron la NOM-051 sobre el etiquetado de alimentos y bebidas y sus productos ya se exhiben y venden con el nuevo etiquetado, visible y claro.

Aplausos para los aplicados que se adelantaron más de 60 días contra la fecha límite. Además, sin querer, dejaron en evidencia a Jaime Zabludovsky, presidente de ConMéxico, quien hace unas semanas pedía prórroga para el etiquetado de las marcas que sus grupos representan, argumentando que la pandemia les hacía imposible la tarea de entregar a tiempo.

El nuevo etiquetado es un golpe de autoridad, incluso es fonéticamente más severo que el implementado en Chile desde 2016: utiliza el sustantivo “exceso”, que es más concluyente que el “alto” usado en el etiquetado chileno.

Las señalizaciones que se incluirán en los productos con excesos son: calorías, azúcares, grasas trans, sodio y grasas saturadas.

Como complemento a los sellos de advertencia se regulará el uso de avales, es decir, si un producto contiene sellos, no podrá ser recomendado por asociaciones médicas. Así mismo, los productos que contengan uno o más sellos, no podrán hacer uso de estrategias publicitarias como uso de personajes, dibujos animados, etcétera.

Los productos que contengan cafeína o edulcorantes también tendrán una advertencia específica, misma que recomendará se evite su consumo en niños.

Veremos si hay rezagados.