Los hermanos Pedro y Margarito Flores, considerados dos de los máximos señuelos para dar con el paradero de Joaquín el Chapo Guzmán en 2014, habrían sido pagados por el gobierno de Estados Unidos de la misma forma que ellos pagaron a su socio sinaloense: con una traición.

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Lo anterior puede leerse en una moción presentada el pasado 26 de septiembre por los abogados de los hermanos Flores, en donde lamentan haber recibido una serie de promesas para que les redujeran las sentencias si testificaban contra Guzmán Loera.

“Basándonos en las promesas que se les hicieron a los hermanos, relacionados con el código a la regla 35, que sugiere una reducción en una condena a cambio de testificar en contra de Joaquín Guzmán Loera”, se lee en la primera página de la moción 662-1, presentada el jueves 26 de septiembre en una corte federal del Distrito Este de Illinois.

Según el documento, los testimonios de los hermanos Pedro y Margarito Flores influyeron en gran medida para que se declarara culpable al Chapo Guzmán, en el juicio de principios de año realizado en Brooklyn, donde se sentenció al capo sinaloense a cadena perpetua, más 30 años de prisión.

Debido a ese testimonio y a su cooperación en los cargos presentados contra el capo, la fiscalía del Distrito Norte de Illinois se habría comprometido a reducir la sentencia entre dos y tres años, pero el juez Rubén Castillo determinó que ya se había hecho mucho por los hermanos, y que ya no sería posible reducir más la ya reducida condena, considerando aquella falta de palabra como “una traición”.

En un documento obtenido por este semanario, el cual está firmado por los fiscales Arthur G Wyatt, Richard P. Donoghue y Ariada Fajardo Orshan, puede leerse cómo el gobierno de Estados Unidos efectivamente promete una reducción en la condena de los hermanos Pedro y Margarito Flores, si testifican en contra de Joaquín Guzmán Loera, según consta en el documento 1:09-CR-00466-BMC-RLM.

“En una audiencia realizada en Chicago, el 19 de diciembre de 2018, los Flores señalaron que no había elementos para que les redujeran su condena de 14 años en prisión, y que la única forma de recibir una reducción adicional en sus sentencias sería si testificaban en contra del Chapo“, se lee en la carta enviada al juez Brian Cogan.

Pero el juicio del Chapo concluyó con los resultados por todos sabidos; uno de los fiscales en Brooklyn escribió a sus colegas en Illinois para que mandaran una carta al Juez Castillo para que la fiscalía redujera la sentencia de los hermanos Flores, de 14 años en prisión a 12, a lo que fiscales de Chicago se rehusaron tajantemente.

“Los Flores ya tienen sus sentencias reducidas; no se les puede hacer otra reducción”, refutaron los fiscales.

Eduardo Balarezo, ex abogado defensor de Guzmán Loera y quien está familiarizado con el caso de Pedro y Margarito Flores, dijo no sentirse sorprendido de que el gobierno de Estados Unidos haga falsas promesas a la defensa y que a la hora de cumplir se eche para atrás, pues es la forma en que ellos operan.

“El sistema judicial en Estados Unidos está corrompido, y tal es el caso de criminales como Pedro Flores, que termina recibiendo sentencias sumamente bajas a cambio de dar testimonios sobre criminales, una práctica que empeora el sistema”, dijo Balarezo.

Los hermanos Flores serían de los pocos casos donde el gobierno “no cumplió su palabra”, porque sería precisamente el juez Castillo, quien habría dado una sentencia irrisoria a Vicente Zambada Niebla, a quien dieron una sentencia de apenas 15 años por haber testificado contra el Chapo, para posteriormente emitir una reflexión sobre cómo los gobiernos de Estados Unidos y México habían fallado en la guerra contra las drogas.

“Esta declaración ha sido diferente porque los gemelos testificaron de manera veraz y oportuna, y por eso se le habría de reducir la sentencia”, se lee en el expediente.

La única opción que queda para ellos es presentar una queja ante una instancia superior o esperar a que llegue un nuevo procesado y que también ellos tengan elementos acusatorios.

Artículo publicado el 29 de septiembre de 2019 en la edición 870 del semanario Ríodoce.