Fox en calcetines

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Vicente Fox vuelve al PAN. Si no fuera por las fotos del momento, la cobertura en tiempo real y la proclividad del ex presidente a la contradicción, pensaríamos que se trata de una noticia falsa, de un fotomontaje. Pero es verídica.

Vicente Fox ve el mundo desde San Cristóbal, su rancho y refugio, y cree que México sigue siendo el mismo de hace 20 años —como si no supiéramos todos que ni los Tres Mosqueteros fueron los mismos Veinte años después.
El ex presidente Vicente Fox acudió a una asamblea del Partido Acción Nacional, las siglas que lo llevaron a la Presidencia de México en el año 2000 y que antes lo hicieron diputado federal y gobernador de su estado natal. Pero del que con los años se alejaría, incluso en el 2012 invitó a votar…¡por el PRI!. Vuelve Fox al PAN, y es vitoreado, aplaudido y hasta gritan sus consignas. Replican sus señales. Y obvio, se toman cientos de fotos con él.

Fox es Fox. El de la “V” de la Victoria con los dedos índice y medio, el de las botas vaqueras y la hebilla con su apellido, el hombre del HOY, HOY, HOY. Pero eso fue en el 2000. Una generación de mexicanos que pensaron que el PRI nunca-jamás perdería la Presidencia de México ya se murió, otra que votó Por el cambio envejeció y la mayoría de los millenians ni siquiera conocen o escucharon hablar de Vicente Fox, de su gobierno del cambio, de su hazaña de acabar con la continuidad de casi un siglo de siempre los mismos en el poder.

Ahora Fox es una copia al carbón de aquel Fox estruendoso. Que ponía vigor y rabia en sus discursos. A quien todo le salía bien: anticiparse a todos en una campaña que parecía lejana, su terquedad rayando en la testarudez, las burlas sexistas, los discursos acomodaticios, diciéndole a cada grupo social o económico justo lo que quería escuchar.

Aunque no pierde cierto toque, siempre se conservan en el camino algunas habilidades, sabe las palabras que le gustan a los medios para la cabeza principal, reconoce donde tocar las zonas sensibles. Eso de “Darle en la madre a la 4T”, sabía que sería tema del día, de la semana, y que se replicaría lo suficiente para ponerlo en la escena.
Solo que ahora Vicente Fox usa tenis deportivos —no botas—, abandonó la hebilla del cinto con su apellido, lo desgastó el tiempo pero sobre todo el gobierno. El paso por la presidencia de México hizo que aquel zorro perdiera la astucia, y se volviera ingenuo.

No hay una reaparición de Vicente Fox, porque se trata del más activo de los ex presidentes vivos en este país. De cuando en cuando surge alguna declaración ruidosa y excéntrica, desde la legalización de la mariguana y que él se convertiría en un productor, hasta su deslinde con el PAN que lo llevó a la Presidencia y pedir que se vote por el PRI, el partido del que tanto renegó para sacar a las víboras prietas y tepocatas de Los Pinos.

 

Margen de error
(Paso atrás) El PAN se equivoca mirando por el retrovisor en la búsqueda de una figura que los cohesione. Vicente Fox está muy lejos del peso histórico de panistas ilustres con Manuel Gómez Morín o Efraín González Luna. Ni siquiera como Luis H. Álvarez o el mismo Manuel Clouthier. Fox arrastra el desprestigio, no relacionado con la corrupción, sino por irresponsable y blandengue. Si no puede aglutinar a un PAN que se muestra como un barco perdido en la mar, sin brújula, a la deriva, menos podrá hacer llamado a otras fuerzas políticas para construir un frente opositor para el año 2021 y “darle en la madre a la 4T”.

Lo que demuestra el PAN invitando a Vicente Fox como su figura de peso, es la falta de miras, la ausencia de figuras que en el pasado eran ejemplo de coherencia y que entendían la lucha política como “una brega de eternidad”, decía Gómez Morín.

 

Mirilla
(2000-2018) La hazaña del 2000 no solo fue de Vicente Fox, como la de 2018 no es solo de Andrés Manuel López Obrador. De repente protagonista y antagonista terminan por parecerse demasiado. Y como suele pasar en muchas historias, los papeles se invierten. En 2006 Fox era protagonista y AMLO antagonista, ahora es al revés.
En todo este siglo Fox y López Obrador nunca mostraron un proyecto de nación diferente. Se revelaban como diferencias personales, no de proyecto. Y así se mantienen, veinte años después.

 

Deatrasalante
(Sin zapatos) En 2015, Vicente Fox recababa recursos para el Centro Fox. Había todavía muchos que estaban dispuestos a aportarle dinero a sus proyectos. Le quedaban pocos lugares ya para seguir cobrando por conferencias que cada vez tenían menos público, aunque seguía explotando la fama de ser el hombre que derrotó al partido invencible en México, el PRI de 71 años.

Me recibió en calcetines en una suite del hotel Lucerna en Culiacán. La voz impostada, fuerte, retumbaba en las paredes. Todavía era cauto con la guerra de Felipe Calderón contra el narco. Miraba a la cámara como quien mira a un amigo y lo convence, pero no se le puede poner seriedad a quien da entrevistas en calcetines(PUNTO)

Columna publicada el 29 de septiembre de 2019 en la edición 870 del semanario Ríodoce.

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