Confundidos con frecuencia, este par de padecimientos propios de una mala salud estomacal, aunque tienen similitudes, no son la misma cosa. Es importante conocer las diferencias para realizar los tratamientos necesarios

Es común escuchar a nuestros allegados mencionar a la gastritis cada vez que se les presenta un cuadro, aunque sea pequeño, de acidez o ardor estomacal. Incluso hay en sus botiquines, ya de base, medicamentos para dolores, gripas y además de los antiácidos tradicionales, una caja de omeprazol.

La acidez puede ser provocada por la ingesta de ciertos alimentos, principalmente los picantes, ácidos y los alimentos grasosos en exceso, además, el uso de medicamentos como naproxeno, diclofenaco o tratamientos para enfermedades crónicas son un fuerte disparador de síntomas de acidez estomacal.

Ingerir bebidas alcohólicas o fumar, así como el embarazo, obesidad y la edad avanzada, suelen ser otros detonantes de acidez estomacal.

El reflujo es una modalidad escalada de acidez, y es a causa de un mal funcionamiento en el esfínter esofágico, lo que permite que los contenidos estomacales suban e incluso en algunas ocasiones lleguen a la garganta y provoque malestares y sensación de ardor en esa zona.

Gastritis desglosada

La gastritis se define como la inflamación del revestimiento estomacal y puede ser aguda (de corta duración) o crónica (duración de meses o años incluso).

De la gastritis crónica puede derivar la gastritis atrófica, una variante que no presenta síntomas pero que en ocasiones causa déficit de la vitamina B12, provocando anemia.

Algunos de los síntomas de la gastritis son: dolor abdominal, nauseas y vómitos, aerofagia y, en algunos casos, se presentan daños en el revestimiento estomacal, provocando que haya sangre en vómitos y heces.

Las principales causas son el consumo prolongado de medicamentos, el alcoholismo excesivo y la infección provocada por la bacteria “Helicobacter pylori”. Otras causas menos comunes son el estrés y el reflujo biliar.

A diferencia de la acidez, que va más relacionada a síntomas por consecuencia de una mala dieta, la gastritis necesita de tratamientos clínicos específicos y para llegar a ellos, lo más recomendable es acudir al médico gastroenterólogo. Descarte totalmente automedicarse, ya que esto podría agravar el problema.

El diagnóstico de gastritis se obtiene mediante un proceso de exploración por gastroscopia y la toma de muestras para las pruebas histológicas.

Acidez botanera
En el último par de décadas se disparó el consumo de botanas picantes, esto gracias a que la oferta creció enormemente tanto en el comercio informal, como a nivel industrial.

Los informales, salieron a las calles a ofrecer “tostitos preparados”, “tostiesquites”, “tosticeviches” y lo que se les pudo ocurrir. Esto fue sumado a la oferta de fruta picada, esquites y viejitas con salsas y chamoy que vendían originalmente.

La industria por su parte se subió a la ola y convocó a la población a iniciar negocios de botanas, como en el caso de los “Tosticentros”, de Sabritas, en los que les apoyó con la instalación del espacio de trabajo a cambio de publicidad y venta de su producto.

Además, las principales marcas de botanas en el país extendieron sus catálogos con líneas completas de botanas ultra ácidas, tal es el caso de la línea “Flaming hot”, de Sabritas y de la línea “Fuego”, de Barcel, ambos los principales dueños del mercado de nuestro país.

A las causas originales de acidez y gastritis hay que sumarle una dieta que incluya este tipo de productos. Por su naturaleza irritante, son promotores de malestares estomacales que incluyen ardor, acidez, reflujo y dolor abdominal.

A fin de cuentas, lo que aparenta ser una acidez aguda o una gastritis, podría más bien ser la consecuencia transitoria de un atracón de botanas irritantes.

Artículo publicado el 1 de septiembre de 2019 en la edición 866 del semanario Ríodoce.