En un país donde la obesidad en los niños ya es preocupante, ocupando uno de los primeros lugares en el mundo, lo normal fuera que su gobierno estuviera promoviendo e implementando políticas públicas para disminuir esa situación por las enfermedades que esto ocasiona.
En algunos países se estimula el uso de la bicicleta, es el caso de Francia.
Una iniciativa financiada por la Agencia del Medio Ambiente y Control de Energía en Francia está pagando 0.25 euros por cada kilómetro que los empleados de 18 empresas recorren en bicicleta.
El número de ciudadanos que se transporta en bicicleta para ir a trabajar se ha duplicado en cinco meses gracias a la iniciativa del Gobierno francés, de incentivar a sus empleados con 0,25 euros por kilómetro recorrido. Recordemos que Francia no tiene petróleo.
Esta iniciativa ha sido un éxito porque ha conseguido aumentar del 2 al 3.6 por ciento el uso de la bicicleta entre sus trabajadores. Los empleados ciclistas reciben un promedio de 40 euros al mes.
En la actualidad, la Federación Europea de Ciclistas está desarrollando el proyecto Euro Velo, para comunicar toda Europa por rutas de ciclo turistas.
En Alemania también se incentiva el uso de la bicicleta. Hamburgo es la segunda ciudad más poblada de Alemania y la séptima de la Unión Europea (UE), con sus 4.7 millones de habitantes, de los cuales más de 1.7 millones viven en el núcleo urbano.
En Hamburgo, Alemania, sus autoridades han elaborado el proyecto Green Network, con el cual pretenden expulsar a los coches de la ciudad en 2034. Trabajan para tener un mejor transporte público, peatonalizando las calles y motivando a los ciudadanos a trasladarse en bicicleta. Hamburgo es ya una de las ciudades más verdes de Europa. Pero pese a ello, sus ciudadanos saben que todo corre peligro: la ciudad tiene un concurrido puerto (el segundo más grande de Europa), y el cambio climático ha hecho que las aguas hayan subido 20 centímetros durante las últimas décadas, y podrían incrementarse hasta 1.1 metros más en 2100, lo que tendría efectos devastadores (Información de la BBC de Londres).
Evidentemente, reducir el tráfico en una ciudad no bastará para frenar el cambio. Pero cambiar la fisonomía urbana sí: aumentar las zonas ajardinadas, crear parques y desarrollar nuevos canales facilitará evacuar el agua en caso de inundaciones o tormentas.
En nuestra ciudad de Culiacán, un grupo de ciudadanos se ha estado manifestando para que en la avenida Álvaro Obregón se construya un carril para bicicletas. La respuesta de las autoridades municipales ha sido la indiferencia. Se nota que nuestras autoridades municipales desconocen las políticas que se están implementando para incrementar el uso de la bicicleta en otras latitudes.
Un estudio que mandó hacer CODESIN, ITDP, CITA, UAS y PROCiudad debiera ser conocido por el cabildo de Culiacán. Leerlo a lo mejor ayudaría en algo.
Señala dicho estudio que los viajes sobre la avenida de Las Américas y Josefa Ortiz de Domínguez aumentaron un 303 por ciento, coincidiendo con la implementación de infraestructura ciclo incluyente, entre el 2009 y 2016.
Refiere que el principal problema que enfrenta el uso de la bicicleta en la vía pública es la inseguridad vial. Una gráfica nos ilustra de la siguiente manera: las condiciones de las calles es el 26.8 por ciento y la inseguridad vial es de 41.5 por ciento.
De los usuarios de bicicleta, el 86.7 por ciento la quiere para transportarse al trabajo, el 28.3 por ciento para hacer deporte y el 20 por ciento para recreación.
El principal motivo de desaliento para el uso de la bicicleta en la vía pública es la inseguridad vial.
La creación de un par vial en la ciudad de Culiacán nos brinda la oportunidad de solucionar la demanda de movilidad de todos los habitantes a través de un modelo de calle completa, donde los ciudadanos puedan utilizar cualquier modo de transporte con seguridad y comodidad.
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