Punto de nostalgia:  Y cuando desperté, el narco aún estaba ahí.

 Israel grows medicinal marijuana in Safed

 

 

                           Narrativa ficción de nostalgia que agobia

 

 

 

Implorando el perdón de Augusto Monterroso, me cuelgo de esta irreverente parodia, para exponer con notable enojo que desde que nací, o como dijera alguien por ahí: desde que tengo uso de razón, el narcotráfico ha estado presente aquí, en nuestra ciudad capital de nuestras tragedias y también, por fortuna, de nuestras esperanzas.

Desde que fue fundada, el 29 de septiembre de 1531 por don Nuño Beltrán de Guzmán,  no ha dejado de ser una ciudad violenta. Mucho me gustaría que alguien desmintiera esta aseveración, pero de acuerdo con la historia, pocos han sido los tiempos de paz. En las últimas décadas, al menos, las seis que me ha tocado ser testigo, el síndrome del narco ha estado presente; los que nacimos aquí en la década de los 40, hemos visto como ese dinosaurio ha ido creciendo hasta convertirse en la bestia monstruosa que día a día impone el terror. Cabe entonces preguntarnos: ¿por qué? La respuesta es simple, salta a la vista. El negocio de los estupefacientes, desde tiempos remotos, ha sido un negocio que deja jugosas ganancias.

Desde que el gobierno mexicano permitió, allá en los inicios los 40 del pasado siglo XX, que se sembrara la adormidera en beneficio de los gringos, quienes necesitaron la goma de la amapola para producir la morfina y asistir a soldados en los frentes de la segunda guerra mundial. Luego que terminó ésta, a finales de 1945, en el año siguiente se siguió produciendo la famosa goma, a fin de negociarla clandestinamente; gentes de diversos niveles de nuestra sociedad: campesinos serranos, de valles y rancherías, citadinos de todas las poblaciones, y entre ellos, miembros de organismos gubernamentales, formaron una red que fue creciendo hasta convertirse en lo que ahora se conoce como delincuencia bien organizada. Sus integrantes son seres sin escrúpulos quienes además de exportar, ahora también envenenan a nuestra población, encausando a un terrible destino a miles de nuestros niños y jóvenes; morros que son la fuente inagotable de la que se alimenta ese monstruo.

Mucho se ha dicho y escrito sobre las acciones que el Gobierno Federal ha venido realizando contra el llamado crimen bien organizado; estimo que cualquier acción que se realice en contra de toda hidra venenosa es bueno, pero por desgracia, todas las  acciones hasta ahora realizadas no han diezmado la fuerza del monstruo, al contrario, tal parece que se fortalece más. Esta situación produce dudas y desesperanzas.

Estudiosos del fenómeno que ahora arropa a muchas naciones en el mundo, consideran que la historia misma nos indica que la legalización sería una solución para minimizar este problema.

La Realidad Alterada es un libro escrito por Julio Glockner y Enrique Soto, editado por Arena abierta; es un estudio científico, muy bien sustentado, en el que dan a conocer cómo la mayoría de las drogas eran comercializadas abiertamente en todo el mundo, y también cómo es que algunos gobiernos, entre ellos el de México, entraron al clandestinaje creando el Gotzila llamado Narco: narcoagricultores, narcoganaderos, narcopolíticos, narcoabogados, narcoartistas, narcotransportistas, narcoindustriales, narcopescadores, narco… de ahí  la frase: ¡no sabes con quién te estás metiendo!

En la página 198 de este libro, José Agustín, reconocido escritor, aborda el tema así: “Por supuesto, eliminar el consumo escapista de drogas sólo es posible en una sociedad con una justa administración de la riqueza, amplias libertades y derechos, incluyendo el del ocio creativo y el reventón. Una sociedad de individuos, no de masas, pero eso es imposible en el mundo globalizado y neoliberal. Despenalizar y posteriormente reglamentar el consumo de varias drogas actualmente ilegales sin duda sería la manera más eficaz de reducir severamente el narcotráfico, la corrupción y lo crímenes que éste acarrea. No se hace porque las élites dominantes no les convienen. Son muy egoístas y subdesarrolladas humanamente, aunque dispongan de las tecnologías más refinadas que por lo general utilizan con los peores fines. Esto es algo que tiene que venir desde abajo, desde la sociedad misma. A través de la persistente lucha por esclarecer el tema quizá sea posible lograr que las autoridades, especialmente las legislativas, despenalicen y elaboren reglamentos para el consumo de marihuana, como ocurre actualmente con el tabaco y el alcohol, que son mucho más dañinos pero que de ninguna manera deberían prohibirse”.

Como sinaloenses, creo debemos preocuparnos y ocuparnos de este problema, son muchas las desgraciadas razones que nos empujan para decidirnos a considerar la promoción de la legalización de las drogas; el temido riesgo de la proliferación de consumo es relativo, sólo la seguirán consumiendo quienes así lo decidan, y eso seguirá sucediendo aún siendo prohibidas. Lo más favorable que daría por resultado la legalización, sería, ya lo expone así José Agustín y muchos otros, la disminución de la violencia y por consecuencia la corrupción.

Una de las drogas de más consumo en el mundo es la marihuana, en varios estados de la unión americana y Uruguay ya ha sido liberada su venta; analicemos esos ejemplos.

 

leonidasalfarobedolla.com

 

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