Emma Leyva
Más de diez años en el mundo del ciclismo es lo que lleva el señor Jesús Medina jubilado de la UAS quien desde hace tiempo incluyo la actividad de la bicicleta como un estilo de vida, pero el menciona que la gente en Culiacán no tiene la cultura receptiva hacia los ciclistas y que muchas veces han sido agredidos sin motivo por parte de los ciudadanos.
Precisamente en un taller de bicicletas es donde ocurre la entrevista entre llantas y bicicletas de todos tamaños y colores comienzo con preguntar ¿cuál fue su primer bicicleta, a los cuantos años la tuvo? “Pues de muy chico por ahí de los nueve o trece años use la bicicleta, pero hubo mucho tiempo que no rodaba hasta hace poco que volví a agarrarla.” Continuo preguntando ¿En aquel tiempo la usaba como medio de transporte?
“Hace muchos años por ahí del 73 era mi medio de transporte y mi herramienta de trabajo pues yo trabajaba en las farmacias LUX y hacia entrega de pedidos en ella, hasta que un día me la robaron y también me corrieron del trabajo y me quede sin bicicleta y sin trabajo”
En relación con el boom que se vino dando en Culiacán respecto al uso de la bicicleta de repente mucha gente empezó a utilizarla ¿usted qué opina, cómo vio esa evolución?
“Pues que será de unos 4 ó 5 años para acá fue muy explosivo el uso de la bicicleta, sobre todo en la juventud hombres y mujeres y en una menor proporción las personas más adultas como yo. El uso de la bicicleta en el mundo es algo como que está prendiendo, no sólo en la idea, si no en el impacto que esto tiene en provocar menos contaminación ambiental, no es nuevo el uso de la bicicleta, pero no de la manera tan explosiva como lo que se está viviendo ahora y hay un conflicto muy serio porque las ciudades están diseñadas para el uso del automóvil y no para la bicicleta, quizá en algunos países de primer mundo si haya infraestructura donde se fomente el uso de la bicicleta y el respeto al ciclista, pero desgraciadamente en México no lo hay. Aquí en Culiacán es muy incipiente ya se habrán dado cuenta que lo único que tenemos es la ciclo vía en el jardín botánico, pero también se ha convertido en un peligro porque es el único lugar, se congestiona tanto que ha habido muchos accidentes ahí.
Tomando en cuenta lo peligroso que puede llegar a ser ciclista en Culiacán por su parte Jesús menciona de una manera lamentable y con un aire de inconformismo e injusticia los atracos y accidentes que ha tenido mientras el rodaba en su bicicleta, nos relata 3 ocasiones:
“Una vez yendo a Imala un carajo me pego con una cruceta y es algo muy peligroso porque en una de esas el golpe puede ser muy duro y hasta uno puede quedar con una lesión, la segunda vez fue por el malecón nos agarraron como si fuéramos venados, nos dispararon con balas de goma, esas que utilizan en el gotcha y la última que recuerdo fue casi llegando a la colonia Los Ángeles un hombre me pegó con una vara, también he sabido de compañeros ciclistas que han golpeado con botes de cervezas. Uno no les hace ningún daño y sin embargo nos tratan como si fuéramos unos depredadores, no sé de qué menciona Jesús con un tono de coraje.
Sigo la conversación con Jesús y nos vamos a ese otro lado, al lado al amable del ciclismo como estilo de vida y sus beneficios ¿Su relación con la bicicleta cómo es?
“Pues en mi caso particular utilizo para evitar largas filas que andando en la bicicleta no tienes que aguantar, el rollo es tener el interés por usarla más que nada, uno puede dejarla un tiempo, pero después uno siente que la necesita y vuelve a ella, se hace una especie de comunión con ella. Por otra parte reduce la contaminación de humo, de ruido, la raza toda histérica en las filas de automóviles y uno agusto tranquilo en la bicicleta.
Yo ya he hecho en dos ocasiones un viaje de Durango a Mazatlán en dos días y una vez subiendo al camión un señor me pregunta ¿qué si a dónde iba? porque yo llevaba un sleeping y mi bicicleta, no pues a Durango para hacer un viaje de Durango a Mazatlán ¿y cuánto te van a pagar? muy sospechosamente me pregunta, y le digo no, yo voy a pagar el pasaje de aquí hasta allá, voy a pagar hospedaje, comida y pagar una inscripción para venirme ¿tú y cuantos más? No le digo, yo creo que unos quinientos, ¡oye que jodidos están! ¿Van a pagar por cansarse todos ustedes? Para muchos puede ser algo no muy cuerdo, pero para mí sí, yo lo disfruto mucho.
De repente suena su celular es la llamada de un compañero ciclista con el que se pone de acuerdo para una nueva travesía aún más larga, de Tijuana a Los Cabos en bicicleta se escucha hablar con gran entusiasmo contando que ya casi tiene todo listo.
Volvemos a la entrevista y pregunto sobre ese recorrido a lo que me contesta:
“Esto que yo hago no es nada, hay que gente que se avienta años rodando en la bicicleta y en condiciones como te diré, económicamente muy limitados y ahí anda la plebada, entonces de que yo vaya de Tijuana a Los Cabos no pinta. Si de repente tengo que parar llego a un hotel, traigo dinero para mi alimentación no voy con limitaciones por eso te digo que no es gracia lo que yo voy a hacer comparado con esos plebes, pero es algo que se siente muy bonito, esa sensación de libertad que solamente los que nos dedicamos a esto entienden, porque para muchos es una locura”.
¿Y las cuestiones climáticas mientras están en la rodada?
Eso no es nada, uno ya está acostumbrado, el sol, de repente que te agarre una lluvia, durante el camino no antes porque entonces ahí uno si la piensa, pero si empieza a llover mientras uno va en la bicicleta es de lo más lindo uno lo disfruta mucho tomando en cuenta que ya no soy un chavo ya tengo mis cincuenta y siete años.
“Yo siento que falta esa cultura del impacto físico y ambiental que la bicicleta ofrece en tu vida, puedes moverte en carro, en moto, pero en bici es otra experiencia, puedes ir en grupo, pero ir solo con esa libertad, solo con la bicicleta tú y el camino, es lo bonito de la bicicleta, el abanico de posibilidades que te brinda como medio de transporte culmina el señor Jesús mientras se acomoda sus lentes”.
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