Luisa Marienhoff, capitana del amor y de la fraternidad universal

Luisa Marienhoff, capitana del amor y de la fraternidad universal

La poesía y el amor, tejidos a la distancia con el Gral. Iturbe, la trajeron a México

Luisa Marienhoff Don Abarbanel tenía 53 años cuando en 1956 se unió en matrimonio al general mexicano (mazatleco) Ramón F. Iturbe, de 67 años, recién enviudado de Mercedes Acosta Ferreiro, nativa de Cosalá, Sinaloa.

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Había nacido el 11 de noviembre de 1902, en Yekaterinoslav (hoy Dnepropetrovsk), parte central de Ucrania. Sus padres fueron Luis Marienhoff y Flora Don Abarbanel (Zamansky).

Su familia llegó a tierras argentinas en 1905. Vivió su niñez, juventud y parte de su madurez en Mendoza, donde canalizó sus inquietudes intelectuales hacia la docencia, el periodismo, la poesía y la literatura.

Abandonó la docencia, su vida literaria, a su familia y se embarcó con sus sueños hacia México, encantada vía cartas amorosas con la historia de vida y las promesas de un maduro general sobreviviente de la revolución mexicana, viudo reciente, con quien intercambió escritos de amor, de poesía y sentimientos e ideas de lucha por la fraternidad universal, y luego contrajo matrimonio civil en 1956, en la ciudad de México. Testigo de honor, el general Gabriel Leyva, casi gobernador de Sinaloa (1957-1962) y gran amigo de Iturbe.

Vivieron en Culiacán, por la calle Rosales. Regresaron al Distrito Federal, pues Iturbe fue nombrado por el presidente López Mateos, en agosto de 1958, comandante de la Legión de Honor, cargo en el que se mantuvo hasta febrero de 1966.

El general Ramón F. Iturbe cerró los ojos al mundo en la ciudad de México, el 27 de octubre de 1970.

Luisa era poetisa de vocación. Escribió además varios cuentos, novelas y ensayos, como: Constelación de inquietudes (1939), La Extraña (1953), Oxiacán, poeta. Conferencia pronunciada por su autora en la Universidad de Culiacán, Sinaloa (1957). La Revolucionaria (1959), Magia (1967). Y en 1971 recopiló y publicó el libro de Poemas y otros escritos de Ramón F. Iturbe. La novela La Revolucionaria, es una autobiografía de la pareja, en la cual expone su fe religiosa y plasma la personalidad propia y la de Iturbe. En el libro Poemas, establecen una comunicación poética entre los enamorados y el “más allá”. Llevaban una relación melosa.

LUISA Y RAMÓN. Una relación melosa. Foto: familia Espeche.

En noviembre de 1960 redactó un manifiesto en forma de volante titulado: “Culiacán pide una Escuela de la “TRABAJADORA SOCIAL”, patrocinada por la Sociedad Femenina “POR LA MUJER”. En 1961 fundaron, ella e Iturbe, una asociación que se llegó a extender por todo Centro y Sudamérica, inclusive a Estados Unidos, España, Italia y otros países. Se llamaba “La Familia Amor”, y cada miembro se comprometía a dar amor y ayuda a sus semejantes. Tenían su revista trimestral editada en Uruguay y un escudo con una rosa sobre un fondo azul, con la palabra “Amor”, que daban a cada miembro como distintivo.

Luisa e Iturbe hicieron sus respectivos testamentos el 17 de mayo de 1966. Ella instituyó como su heredero universal y como albacea testamentario al general Iturbe y en caso de que su esposo no la sobreviviera, dispuso que Anaité Monteforte Iturbe recibiera los bienes inmuebles, administrados por su madre Mireya Iturbe Acosta, por ser menor de edad la heredera.

El dinero efectivo o títulos y valores representativos de dinero en depósito o inversión, serían heredados a Aurora Iturbe Soto, hija del general, “debiendo esta heredera continuar la obra social educativa a favor de niños sin recursos para estudiar. También para esta heredera todos los libros y derechos sobre libros de que ha sido autora la testadora, pudiendo la heredera ayudar a la obra social indicada con el producto de tales libros o derechos. Ambas deberán conjuntamente repartir determinados artículos de uso personal de la testadora, tales como ropa, joyería y adornos, entre mujeres pobres y como recuerdo para familiares y amigas, cuyo cariño hacia ellas conozcan las encargadas. El material literario y Archivo de Correspondencia puede entregarse a quien se pueda interesar en algún trabajo especial”.

Luisa Marienhoff Don Abarbanel murió en México en 1972 a los 69 años. Se ignora el lugar exacto de su sepulcro.

Vive en el recuerdo de la familia en México y en Mendoza, Argentina.

Quizá en Ucrania, a pesar de la guerra, alguien la guarda en su memoria.

Artículo publicado el 03 de octubre de 2024 en la edición 1136 del semanario Ríodoce.

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