Calles y escuelas de Sinaloa lo rememoran llevando su nombre

No ubicamos su nombre inscrito con letras de oro en el Muro de Honor del Congreso del Estado. Tampoco figura en las listas de Sinaloenses ilustres elaboradas por instituciones oficiales.

En cambio, en Culiacán, una céntrica calle y un puente de madera, al igual que una importante arteria de Guasave y una callecita perdida en la colonia Libertad de Mazatlán, llevan, todas, su nombre: Teófilo Noris Cibrián.

En el municipio de Rosario, su lugar de origen, por supuesto que una calle de la cabecera lo honra con su nombre, también el Cobaes 51 de Agua Verde y la primaria de Ojitos. Más hacia el norte, alguien bautizó como “Teófilo Noris” a una escuela preescolar en Buchinaria, municipio de Sinaloa y a una primaria en El Chinal, Mocorito.

Es el Niño Héroe sinaloense Teófilo Noris Cibrián, quien nació en El Rosario, Sinaloa, el 9 de enero de 1829; murió el 28 de agosto de 1909.

Fue hijo de Joaquín Noris, militar que alcanzó grado de comandante en el ejército republicano, y de la señora Victoria Cibrián.

A los 16 años ingresó, en México, al Colegio Militar… Gracias al Archivo Histórico General del Estado de Sinaloa nos enteramos de que “permaneció en las aulas dos años. Alcanzó, por méritos propios, el grado de sargento segundo, y, comandando la Segunda Compañía, tomó parte en la defensa del Castillo de Chapultepec, en aquel inolvidable 13 de septiembre de 1847, en el que los Niños Héroes escribieron una de las páginas más bellas de la Historia de México”.

Esto dice de él, en estilo poética, don Alejandro Hernández Tyler:

Teófilo Noris fue uno de los “niños héroes” que participaron en la gloriosa jornada por la defensa del Castillo de Chapultepec el 13 de septiembre de 1847 y, contra la idea que se tiene de que todos los cadetes fallecieron, fue Teófilo Noris el último de los sobrevivientes de esta gesta, ya que murió a los 80 años de edad, el 29 de agosto de 1909 en la ciudad de México…

 “Al recibir Teófilo Noris el amoroso abrazo de la tierra, bajo el azul intenso del cielo de México que entolda el viejo escenario, rematado por los volcanes de leyenda, se epilogó una de nuestras más bellas lecciones de Historia Patria. Aquel día, los viejos ahuehuetes del Bosque de Chapultepec agitaron sus cabelleras ancianas para dejar mecerse en homenaje al aguilucho sinaloense. El último de los Niños Héroes”.

Un personaje de gran significación por el hecho histórico en el que fue participante. A pesar de ello, su nombre no suena familiar para los sinaloenses y si lo conocen, puede ser porque su nombre está en las calles y escuelas que mencionamos antes, pero los más ignoran la importancia histórica de la batalla de los Niños Héroes.

En las páginas de internet es posible leer que “la batalla de Chapultepec fue un conflicto armado que tuvo lugar el día lunes 13 de septiembre de 1847 en el cerro llamado Chapultepec, que se ubica en las proximidades de la Ciudad de México. En el combate intervinieron los ejércitos de Estados Unidos y de México. El motivo de la batalla, y de la invasión en general, fue que Estados Unidos deseaba apoderarse del territorio al norte del Río Bravo, incluido Texas, por lo que México se defendió”.

Los “niños héroes” sucumbieron, pero esa batalla se convirtió en un hito en la Guerra México-Estados Unidos, marcada por la valentía de los jóvenes cadetes que dieron su vida por la patria. ‘Niños Héroes’ mexicanos. Fue la última de una serie de batallas

Finalmente, México sufrió la pérdida de territorios con la firma del Tratado de Guadalupe Hidalgo. Se perdió la Alta California, Nuevo México y Texas, territorios que conforman los actuales estados de California, Nuevo México, Arizona, Nevada, Utah, Colorado y parte de Wyoming.

Ni duda cabe: Sinaloa ha aportado su cuota en todas las luchas escenificadas en el país y no fue la excepción en la que se dio contra la invasión norteamericana.

Artículo publicado el 15 de septiembre de 2024 en la edición 1129 del semanario Ríodoce.