Las redes sociales han cambiado la forma —y el medio— en que vemos las cosas. Tradicionalmente, había que sintonizar las olimpiadas y ver lo que el distribuidor de paga o TV abierta nos mostraba.
En la televisión vimos los récords y la gran cantidad de medallas acumuladas entre 2004 y 2016 de Michael Phelps o las impresionantes carreras de Usain Bolt en 2012, pero desde hace un par de ediciones, sobre todo en París, estamos olímpicamente inmersos en las redes sociales.
Lo de hoy es lo viral. Se robaron el show algunos personajes peculiares, como la tiradora coreana Kim Ye-ji, a quien comparaban con un personaje de anime o el tirador turco Yusuf Dikec, que hacía sus tiros con una mano en la bolsa, o el nadador noruego Henrik Christiansen, que documentó su vida dentro de la villa olímpica comiendo bollos de chocolate. Esto fue posible, en parte, gracias a que las normas sobre el control de las redes sociales fueron más permisivas en esta edición.
Según la Guía de Redes Sociales compartida por el Comité Olímpico Internacional, se permitía a los atletas “tomar fotografías o grabar audios o vídeo en los Juegos Olímpicos (tanto dentro como fuera de las zonas acreditadas) utilizando su teléfono móvil, siempre y cuando respete las normas”.
Las fotografías podían compartirse en redes sociales o sitios web personales, así como los videos, siempre y cuando estos no tuvieran una duración mayor a 2 minutos. En ediciones pasadas, esto no era posible.
Las principales restricciones para la publicación de contenido eran si se trataba de las ceremonias de entrega de medallas olímpicas o de las competiciones deportivas, incluidos los himnos y cualquier celebración en el terreno de juego. Las publicaciones en directo también estaban prohibidas
Además, no se permitía realizar ningún tipo de publicidad, marketing, promocionar a terceros o productos y servicios.
Estas normas, aunque regulaban la parte comercial, hicieron posible que los atletas socializaran su experiencia deportiva, lo que ayudó a maximizar las interacciones en redes sociales. Ellos, los representantes del deporte, se volvieron también influencers deportivos.
NBC Universal reportó un 77 por ciento más de audiencia comparado con Tokio 2020, un evento realizado a trompicones por la pandemia del Covid-19.
Al realizar el estudio de los datos internamente, la NBC encontró que el 36 por ciento dijo haber ido a sintonizar las competencias después de haber visto cortos en redes sociales.
Los medios de comunicación, adaptándose a la tendencia hacia las redes sociales, han optado por usarlas para promover sus transmisiones a la audiencia.
De certamen a certamen, la NBC encontró que hubo un aumento de 432 por ciento en audiencia por videos compartidos en redes sociales.
Para Los Ángeles 2028 se espera un tráfico mucho mayor en redes sociales, por lo que el COI, los inversionistas y los atletas podrían hacer buenos negocios usando estas herramientas de difusión.
Artículo publicado el 18 de agosto de 2024 en la edición 1125 del semanario Ríodoce.