La ciencia médica acaba de dar no un paso, sino un gran salto en las pruebas para la detección de Alzheimer. Apenas el domingo pasado un equipo de investigadores publicó en la revista médica JAMA un estudio en el que detallan cómo un análisis de sangre es significativamente más preciso que las pruebas cognitivas o las tomografías computarizadas.
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En dicho estudio se descubrió que en un 90 por ciento de las veces el análisis de sangre identificó correctamente si los pacientes con problemas de memoria tenían Alzheimer. En cambio, los especialistas que utilizaron tomografías —que además son muy costosas— y punciones lumbares atinaron en el 73 por ciento de los intentos. Los médicos de atención primaria que utilizaron esos mismos métodos, diagnosticaron correctamente solo el 61 por ciento de las veces.
Se estima que en el mundo, hay unos 32 millones de personas con Alzheimer, lo que equivale a la población total de Chile y Bolivia juntos.
Este descubrimiento, abona a la constante búsqueda de formas económicas y accesibles para diagnosticar la enfermedad.
El estudio analizó muestras de sangre en búsqueda de una proteína llamada tau, que está estrechamente relacionada con el deterioro cognitivo. Se revisaron los datos de unos mil 200 pacientes con problemas leves de memoria, de los cuales 500 visitaron a médicos de atención primaria, mientras que los otros 700 buscaron atención especializada.
UNA ENFERMEDAD SILENCIOSA
El Alzheimer vive sus primeros años en silencio. Antes de mostrar algún síntoma, pueden pasar hasta 20 años. Llega a ser tan lento y silencioso su desarrollo que algunas personas mueren de otra enfermedad antes de mostrar demencia, que incluso, en ocasiones, no llega.
En una detección temprana, existen riesgos que podrían afectar al paciente de otra manera. “Si se pudiera detectar la patología de la enfermedad de Alzheimer en una persona sin deterioro cognitivo, no habría terapias que ofrecer”, dijo el Dr. Oskar Hansson, profesor de investigación de memoria clínica en la Universidad de Lund en Suecia y líder del estudio.
El especialista menciona que hay un riesgo de ansiedad y otras reacciones, principalmente sicológicas, ante un diagnóstico temprano. Saberse con Alzheimer mucho antes de presentar algún síntoma complicaría la vida del paciente, sobre todo en un contexto donde no se puede retrasar ni detener la enfermedad.
Para evitar estas afecciones, el consenso de los expertos es no utilizar la prueba en personas que no presenten síntomas, a menos que se trate de estudios de investigación.
“Defendemos firmemente que los pacientes sigan recibiendo los tratamientos estándar que se ofrecen hoy en día, tanto en la atención especializada como en la atención primaria”, afirmó el Dr. Hansson.
Artículo publicado el 28 de julio de 2024 en la edición número 78 del suplemento Gula.