Desatadas, formalmente, las campañas electorales, desde los primeros momentos se ha evidenciado una desenfrenada batalla por el poder político; se usan todo tipo de “armas”, “proyectiles”, estrategias y “ejércitos” en esta novedosa guerra sin límites ni miramientos contra el gobierno de la llamada Cuarta Transformación y sus candidatos.

La oposición “encabezada” por Xóchitl Gálvez, y tras ella un séquito “impresionante” de siglas y membretes; desde los viejos partidos dominantes hasta sectores y representantes muy destacados de la “sociedad civil”, la intelectualidad orgánica del viejo sistema y los grandes medios de comunicación nacional y locales; con todo ese acompañamiento, suponían que este “fenómeno”, como fue bautizada al inicio por sus “descubridores”, estaría a la cabeza en las preferencias electorales, “desbordada” por el apoyo de la sociedad, pero no es así, por más que sus comparsas y palafreneros escriban y digan lo contrario. Este “globo” que destapó el presidente no agarró vuelo ni volumen.

La mayoría de las casas encuestadoras serias le otorgan, al menos, 30 puntos por debajo de su contrincante principal, Claudia Sheinbaum Pardo.

Un promedio de las casas encuestadoras daban en julio del 2023; un 59 por ciento para Claudia, 31 por ciento para Xóchitl y un 10 por ciento para Jorge Álvarez Máinez (JAM); para octubre 62 por ciento CS; 28 por ciento Xóchitl y 10 por ciento para JAM; en enero, Claudia, 64 por ciento; Xóchitl, 30 por ciento y JAM 6 por ciento; y la más reciente, de febrero, Claudia, 61 por ciento; Xóchitl 34 por ciento y JAM, 5 por ciento.

Frente a esta realidad, que seguramente no cambiará, la oposición decidió su estrategia, de la mano de ideólogos asesores y dirigentes como Aguilar Camín, Enrique Krauze, Jorge Castañeda, Max Cortázar, Claudio X. González, asesores internacionales y líderes partidistas, por cierto cada vez más lejos de la candidata después de asegurar lugares en las listas plurinominales: Guerra Sucia, lodo, mugre y chismes para todos, campañas anónimas o inventadas, reforzadas con millones de dólares en las redes contra las principales figuras de la 4T, Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum; aderezadas por quienes abominan al presidente y su política y repiten como pericos las mentiras e infamias que les mandan.

hora han puesto al centro de su campaña, miedo sobre el futuro. Ahora, a diferencia del 2006, navegan contracorriente, el bastón de mando lo tiene el gobierno y sus candidatos. La máxima se cumple a mayor desesperación, aislamiento y odio, mayor uso de la mentira, la vulgaridad, y la guerra sucia, las que no pasarán.

La verdad debe asentarse, Xóchitl está presentando un galimatías indescifrable de campaña y de propuestas; se corta el dedo para sellar con sangre los programas sociales a los que siempre se opuso su partido, y que están garantizados en la Constitución; amenaza con reciclar el modelo salvadoreño de Bukele, más penales de alta seguridad y súper cuerpos policiacos; repite propuestas que ya son políticas de estado, como el papel del ejército, la armada, y la Guardia Nacional pero dice, “ahora sí” que sean buenas; igual la política económica, pobre candidata no tiene nada que aportar y ninguna de sus propuestas sería rescatable, para colmo su pasado reciente exhibe a una mujer que miente, que usa el poder para enriquecerse, muy corrupta y sin futuro.

Claudia Sheinbaum, por su parte, tiene la experiencia de gobernar la otrora ciudad más difícil y complicada de México y lo hizo con éxito, todo documentado. Es una política con una trayectoria claramente de izquierda, democrática y honesta y, por si fuera poco, es una científica y ambientalista reconocida y prestigiada nacional e internacionalmente.

La candidata de la izquierda, del presidente, de Morena y sus aliados ha fijado claramente su proyecto de gobierno, los políticos y analistas trasnochados que añoran la vieja política sueñan, hablan, desean un golpe de timón, un cambio, quisieran fuera contra la 4T y el presidente una vez que llegue al poder después de septiembre del 2024; están muy equivocados, no saben leer y menos analizar objetivamente.
Claudia, es Claudia, ni es hija, ni es peón, ni es simple comparsa del presidente, la botarga es la otra. Ha dicho con todas sus palabras que su mandato será el segundo piso de la 4T, seguirá construyendo y fortaleciendo la transformación sobre los cimientos y el primer piso que con tanto esfuerzo está terminando Andrés Manuel y su equipo; hará historia porque continuará la revolución pacífica que inició en 2018 y, especialmente, porque será la primera mujer que la presida.

Claudia ya ha dado algunos matices al estilo, los dichos y las políticas del presidente que reflejan su mesura, madurez y flexibilidad; uno de sus primeros mensajes publicitarios dice; “A las y los jóvenes, abrazos, para la delincuencia, cero impunidad”. Igual en su reunión con más de 200 grandes empresarios y representantes de cámaras empresariales, mostró su acercamiento y les dejó claro su apego a las energías verdes. No va en contra de lo que ha hecho y dicho AMLO ,sino en complemento y continuación.

Entre sus 100 compromisos subrayó; “Nunca me someteré a ningún poder económico, político o extranjero”; mi proyecto de gobierno es el Humanismo Mexicano y el enunciado “Por el bien de todos, primero los pobres”, seguiré construyendo una República Fraterna, las mujeres de 60-64 años recibirán un apoyo del 50 por ciento de la pensión de los adultos mayores, por ser pilar de las familias mexicanas y aumentará el número de becados universitarios con un millón más de jóvenes. Igual apoya las 20 propuestas de reformas constitucionales del presidente.

Artículo publicado el 10 de marzo de 2024 en la edición 1102 del semanario Ríodoce.