México está jodido. Con partidos tradicionales en bancarrota al grado de que no pudieron perfilar una candidatura presidencial competitiva cuando había circunstancias para hacerlo –el fracaso de la llamada cuarta transformación en varios de los ejes centrales de la administración lopezobradorista, es una de ellas–, y una candidata oficial cuya bandera principal, es la continuidad, el futuro del país estará en manos del crimen organizado, de la mediocridad del sistema educativo, de las deficiencias criminales de nuestro sistema de salud, de la opacidad en el manejo de los recursos públicos, de la simulación y de la verborrea “humanista” de un proyecto que se dice de izquierda y terminó siendo profundamente conservador. A nivel nacional y en los estados donde gobierna Morena.
No hay que desconocer los logros, la lucha contra la corrupción uno de ellos. Aunque todavía persistan a nivel federal, en los estados y municipios, manchas muy grandes de este mal, no puede compararse con lo que México vivió bajo las administraciones prianistas. Y no se trata de que roben poquito, como lo reconoció alguna vez Hilario Ramírez, “Layín”, quien fue alcalde de San Blas, Nayarit por el PAN. Se trata de crear mecanismos para desmantelar por completo el sistema de corrupción que impera todavía en el país y que funcionó como una maquinaria perfecta durante décadas para favorecer a los que el mismo presidente AMLO llama desde hace mucho tiempo, “la mafia del poder”. El problema aquí es que, en vez de crear esos mecanismos, parece que la intención es destruir lo que existe. El Instituto Nacional de Transparencia, por ejemplo.
Otra de las cosas que el gobierno federal puede presumir es el incremento de los salarios mínimos, de 88.1 pesos que se ganaban en 2018, a 248.9 que se ganarán en 2024, con el aumento del 20 por ciento que se ha anunciado por el propio presidente de la república. Uno de los méritos de esta política salarial es que se derrumbó el mito que alimentaron todos los gobiernos antes de Andrés Manuel López Obrador, de que si aumentaban los salarios mínimos se generaba inflación. Como contraparte, las finanzas no han sufrido sacudidas desestabilizadoras. Y la economía está creciendo, poco pero no se ha desplomado como auguraban los “expertos”.
Los desastres están en otros ejes. En el de la seguridad, por ejemplo. Lo que ocurrió el pasado viernes en Texcaltitlán, Estado de México, cuando un grupo de pobladores se enfrenta a comandos de la Familia Michoacana y mata a nueve o diez de ellos, es un trágico retrato del fracaso de la 4T en materia de seguridad y lucha contra el crimen organizado. Que hayan tenido que ser los mismos pobladores los que los enfrentaran por estar siendo víctimas de extorsión, y no el gobierno federal, no la Guardia Nacional, no el gobierno estatal, habla de este fracaso. Y así, basta con contar los muertos y los desaparecidos con AMLO y compararlos con otras administraciones, para ver que en este rubro no solo no avanzamos, sino que estamos peor. Con el agravante adicional de que, a pesar de ello, nadie desde el gobierno habla del tema y, por el contrario, lo que se ofrece en el marco de las elecciones que se vienen, es continuidad.
Tampoco hay una crítica al sistema de salud, criminalmente desmantelado porque se quiso crear uno mejor que el de Dinamarca y terminamos peor que el de Guatemala.
Y menos habrá un cuestionamiento sobre el sistema educativo, donde la continuidad está asegurada y no porque vaya a ganar Claudia Sheinbaum la presidencia, sino porque el sistema está secuestrado desde hace décadas por mafias sindicales que llegan siempre a acuerdos con los gobiernos, con el federal y con los estatales, reproduciendo vicios y beneficios para ellas, en detrimento de los niveles educativos. Allí están los resultados del último estudio comparativo de la OCDE, donde México vuelve a los niveles que teníamos hace 15 años. Es decir que, en vez de avanzar, retrocedimos.
Bola y cadena
EN ESTE ÚLTIMO TEMA NO se trata de que el factor laboral no sea parte del sistema educativo, por el contrario, es parte fundamental; el problema es que la relación de las cúpulas sindicales con los gobiernos se pervirtió a partir de que las organizaciones sindicales se convirtieron en pilares del sistema político, corporativizadas a través de la cooptación de sus dirigentes, que terminaron creando cacicazgos nivel nacional y también en los estados. Piénsese aquí en las secciones 53 y 27 y en lo nacional, en Elba Esther Gordillo.
Sentido contrario
EN NUESTRO SISTEMA DE JUSTICIA, tan dado a ser manipulado por la clase política, no es fácil dar con los autores intelectuales de los crímenes, o con los responsables administrativos de muchos hechos que se cometen desde las propias instituciones. Ocurre en lo administrativo, pero también en lo jurídico y en lo policiaco. Hace días detuvieron en Obregón, Sonora, a una pareja de ex policías de Ahome involucrados en la desaparición y muerte de tres jóvenes en 2014 y cuyos restos fueron encontrados después en diferentes fosas clandestinas. Los policías eran parte de esas células criminales a la orden de Jesús Antonio Aguilar Íñiguez y tenían permiso para desaparecer y matar. Pero Aguilar Íñiguez, a su vez, estaba bajo las órdenes de Gerardo Vargas Landeros, ahora alcalde de Morena y éste a su vez a la orden de Mario López Valdez, que pretende de nuevo ser senador de la república. ¿Se les podrían fincar a ellos responsabilidad por estos crímenes y muchos más que se cometieron en ese sexenio? Tal vez, si viviéramos en otro país. Aquí no.
Humo negro
SI DE VERDAD SON INOCENTES LOS directivos de la UAS que están siendo imputados por corrupción y otros delitos ¿Por qué tantas artimañas—muchas veces de risa—para diferir y diferir y diferir las audiencias?
Artículo publicado el 10 de diciembre de 2023 en la edición 1089 del semanario Ríodoce.
