Cine: ‘Un vecino gruñón’

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La llegada de una familia mexicana al vecindario, aumenta el enojo de Otto (Tom Hanks), quien vive molesto con todos y por la más mínima situación, aunque su primer encuentro con la extrovertida y enérgica Marisol (Mariana Treviño) y su apacible esposo Tommy (Manuel García-Rulfo) muestra que su corazón no es tan duro como quiere hacerlo ver, sino que la razón de su temperamento está relacionada con la muerte de su esposa Sonya (Rachel Keller). Con el paso de los meses, el malhumorado vecino aprende que la amabilidad es más importante y efectiva que pretender el orden y la perfección.

Uno de los aspectos más interesantes de Un vecino gruñón (A Man Called Otto/EU/2022), dirigida por Marc Forster (entrañable Cometas en el cielo, 2007), es ver a Hanks alejado de su imagen empática. Si bien el multipremiado actor ha interpretado decenas de papeles en películas muy arraigas en el gusto del público (Forrest Gump, 1994; Rescatando al soldado Ryan, 1988; Náufrago, 2000; La terminal, 2004;), con lo que ha demostrado que puede encarnar cualquier personalidad, en esta ocasión le da vida a un viudo corajudo que se aparta por completo de esa figura amable, amigable y buena vibra con la que se le identifica más. Lo mejor de todo es que se le cree y lo hace estupendo. De hecho, su actuación es impecable cuando está enojado, pero no tanto como al buscar ser amable.

En relación con lo anterior, García-Rulfo, quien no está mal, pasa más desapercibido (y quizás desaprovechado) como ese esposo buena onda, acomedido –para Otto no es más que un “inútil”, incapaz de estacionar un coche; en apariencia, Treviño es muy extrovertida, audaz y natural, lo cual pudiera encantar a quienes no conocen su trabajo, pero, realmente, la regiomontana solo se limita a repetir su desgastada fórmula, a reinterpretar un papel que le sale bien, aunque ya no sorprenda tanto y corra el riesgo de cansar y encasillarse.

El filme escrito por David Magee, basado en la novela de Fredrik Backman y la cinta sueca Un hombre llamado Ove (2015) funciona más en su intención dramática que cómica, sobre todo porque expone el duelo no resuelto por la muerte de un ser querido y por cómo esa situación provoca que se pierda el interés por vivir, así no se logre concretar nada que lo materialice –destaca cómo la película muestra el conflicto que vive el personaje de Hanks, quien a través de su ventana ve en sus vecinos una posibilidad distinta y mejor, lo cual justificaría una transformación en él.

En general, la cinta disponible en HBO, con disfrutable música a cargo de Thomas Newman, entretiene porque intenta transmitir un mensaje positivo. Además de en cómo sobrellevar el duelo, acierta en abordar el fuerte vínculo de amistad que puede surgir con los vecinos, al grado de considerárseles familia. Sin embargo, también tiene sus debilidades y termina siendo una agradable, y nada más.

El principal problema de Un vecino gruñón es que en su resolución es demasiado complaciente: la familia mexicana (más que nadie, Marisol), termina en una situación de privilegio que resulta inverosímil. Si bien eso no está nada mal, hubiera sido más creíble una conclusión contraria, la cual iría más acorde a la personalidad que Otto mantiene durante la mayor parte de la trama. Véala… bajo su propia responsabilidad como siempre.

Artículo publicado el 21 de mayo de 2023 en la edición 1060 del semanario Ríodoce.

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