“Pago justo, el dinero pertenece al trabajador de PINSA, no a la elaboración de ¡hoteles”, reprochan los trabajadores a su patrón “Leovi” Carranza, quien desde 2021, apoyado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, el secretario de Turismo, Miguel Torruco Márquez, y el entonces gobernador del estado, Quirino Ordaz Coppel, inició el millonario megaproyecto Dreams-Estrella del Mar de AMResorts, ubicado a 9 kilómetros del Aeropuerto Internacional de Mazatlán.

Acostumbrado a imponer sus condiciones laborales durante los gobiernos del PRIAN, el empresario pesquero y hotelero, José Eduvigildo “Leovi” Carranza Beltrán, cierra la pinza para escamotear el pago de utilidades justas a sus trabadores del Grupo Pescados Industrializados S.A. (PINSA).

Para cuando la limpiadora de pescados, Nancy Moreno Bastidas, denunció que fue amenazada mediante llamadas anónimas cuyo número telefónico no aparecía en su móvil, advirtiéndole que, si continuaba promoviendo el paro laboral, alguien de su familia podría salir muy lastimado, el dueño de PINSA, ya había tomado una posición ante la huelga iniciada por los trabajadores, la madrugada del 4 de mayo.
“El Leovi no quiere ceder, no nos va a dar más, él dice que nos conformemos con los que nos va a dar que es por lo que nos toca, y no hay de otra”, informó una trabajadora del contingente que protagonizaba el paro laboral.

La primera manifestación organizada desde el 4 de mayo, había rodeado los accesos de las instalaciones de la empresa pesquera, para impedir el paso a trabajadores que, por miedo a las represalias del patrón, preferían trabajar.

“Se trata de que estamos peleando las utilidades justas, que nos tocan a más tardar el 20 de mayo”, manifestaban los inconformes de PINSA.

El contingente de trabajadores muy indignados con PINSA Dolores, ubicada en las calles Puerto Vallarta y Puerto de Mazatlán, en el Parque Industrial Alfredo V. Bonfil, realizaban un paro de labores, porque PINSA se niega pagarles las utilidades justas.

Los manifestantes empezaron la huelga desde la madrugada del jueves 4 de mayo, y aseguraban que continuarían con la protesta hasta que la empresa les resolviera la petición de pagarles las utilidades que ellos consideraban justas.

“Noventa días, noventa días, noventa días”, insistían refiriéndose a los días que exigían de utilidades del año que cierra este mayo de 2023.

“Nosotros hacemos horas extras, trabajamos los sábados y hasta los días festivos los trabajamos, por qué, porque necesitamos sacar producción, y nosotros la verdad ya estamos cansados, igual, el año pasado no nos dieron bien, y ahora nos quieren dar, menos que el año pasado”, denunciaron las mujeres damnificadas.

5 de mayo, la batalla por las utilidades.

La mañana del viernes 5 de mayo, en las calles Puerto de Mazatlán y Puerto de Salina Cruz, del Parque Industrial Alfredo V. Bonfil, había empezado la batalla de los trabajadores de Pinsa Congelados, otra empresa, propiedad del empresario pesquero y hotelero, José Eduvigildo Carranza Beltrán.

“Queremos lo justo, queremos lo justo, queremos lo justo, no queremos migajas queremos lo que nos corresponde, queremos 90 días, queremos al ‘Leovi’ Carranza, de ya, queremos que venga a darnos respuesta, porque vamos a tomar todas las instalaciones”, gritaba una de las mujeres indignadas refiriéndose al pago de las utilidades que por ley les corresponden.

El 4 de mayo, ante el paro laboral que no pudieron prever los altos mandos del Grupo Pescados Industrializados S.A, Carranza Beltrán había salido a intentar convencer mediante el diálogo a los trabajadores de que estaba pagando utilidades justas y que tenían que conformarse con lo que les tocaba.

“Ya vinieron hablar con nosotras, el dueño de Pinsa nos dijo que es lo que nos, que por supuestamente no hubo ventas, pero nosotros insistimos en que queremos lo justo”, manifestaron las empleadas de PINSA.

Uno de los tantos carteles enarbolados por los inconformes reflejaba la conciencia de los trabajadores respecto a cómo los rubros empresariales del “Leovi” se extienden como los tentáculos de un pulpo hasta el Hotel Estrella del Mar: “Pago justo, el dinero pertenece al trabajador de PINSA no a la elaboración de ¡hoteles!

En esa tesitura, los manifestantes que luchan por el pago justo de utilidades, expresaban en otra cartulina, una consigna de reproche y desesperanza: “Puras vacas gordas para la empresa…y los trabajadores cuándo”.

Ese 5 de mayo, en la caseta de acceso y vigilancia, un tripulante del barco “Jorge Carranza”, pedía permiso para ingresar a las instalaciones de la empresa, cuando los agentes de seguridad le informaron que las mujeres tenían el control total de las entradas y salidas de todo el personal de “PINSA Dolores”.

“Métase, si puede, por la entrada del muelle pesquero, porque por aquí, las mujeres tienen el control y no están permitiendo la entrada de nadie”, dijeron los resignados vigilantes.

El marinero del buque motor “Jorge Carranza” rodeó por el muelle pesquero donde los empleados de Pesca Azteca ingresaban a sus recintos laborales por vía marítima, burlando la huelga “permanente” de las limpiadoras de pescados.

“Hasta dónde ha llegado la gente (trabajadores) de PINSA, o son arrastrados o tienen miedo”, criticaba uno de los inconformes radicalizados.

El mismo viernes, los promotores de la huelga, advertían que los altos mandos de la empresa no los obligarían a doblar las manos en su exigencia de pago de utilidades justas, porque los paros laborales se extenderán por todo el Grupo de PINSA.

Artículo publicado el 07 de mayo de 2023 en la edición 1058 del semanario Ríodoce.