Muy temprano, desde hace al menos cinco días, familias mazatlecas y foráneas prácticamente empezaron a tomar el malecón.

Buscan el mejor lugar, la primera fila, para ver el desfile del Carnaval Internacional de Mazatlán 2023 “Deja Vu”, que en su edición 125 a levantado expectativas.

Desde el parador fotográfico del Valentinos hasta el Monumento al Pescador, se observan residuos de quien tiene días acampando.

Cobijas, restos de comida, bebidas, almohadas, sillas al por mayor, para hacer menos pesada la espera.
Cada quien apartó lugar como puso y con lo que le pareció mejor; casas de campaña, sillas, lazos, cobijas, bancos, y hasta el propio cuerpo atravesado, envuelto en una cobija.

No hay respeto ni espacio para los peatones, tampoco para las áreas verdes donde la basura y los límites se rebasan sin que nadie diga o haga algo.

En el cruce de la avenida del Mar y de Los Deportes, un par de agente de tránsito controlan el acceso de vehículos.

Solo pasan los que son estrictamente necesarios como la Marina, DIF, una que otra auriga que traslada a comerciantes con mercancía, igual camionetas particulares a las que no se les vio ningun motivo, más que el estar cerca de las personas que apartaban lugar.

Los camiones distribuidores de cerveza no se dan abasto, los del hielo y vendedores ambulantes, todos quieren hacer su trabajo.

Mientras, por las calles corre agua con restos de comida descompuesta que se mezcla con los restos de cerveza, vómitos y orines.

A nadie le importa, es domingo de Carnaval, día de ver los carros alegóricos, a las reinas, rey y princesas, a los cantantes y patrocinadores, es parte de la fiesta.