Adán Augusto López Hernández no podía escapar a la pregunta porque ella misma encerraba la contradicción. De acuerdo a informes de inteligencia de la Secretaría de la Defensa que se hicieron públicos a partir de que cientos de miles de correos electrónicos fueron hackeados por el grupo de activistas Guacamaya, siendo gobernador de Tabasco entregó la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana y la Policía Estatal, a tres hombres identificados como integrantes del Cártel Jalisco Nueva Generación.
“Son chismes”, dijo al reportero de Ríodoce. No podemos perder el tiempo, el suyo y el mío, que es tan valioso, en chismes. Hay mucha imaginación en ese tipo de asuntos. “Hay mucho de fantasía en las disque filtraciones”. Conclusión: lo que la Secretaría de la Defensa comunica a través de sus áreas de inteligencia, “son chismes”, “fantasías”.
Lo curioso es que el secretario de Gobernación venía justamente a promover a las fuerzas armadas, a hablar con diputados locales para que le dieran el visto bueno a la reforma constitucional que permite que el ejército pueda estar en las calles hasta 2028. Y a “placearse” como una de las “corcholatas” del presidente AMLO, total, nunca se sabe.
Pero las evidencias puestas sobre la mesa por el colectivo Guacamaya, son muchas y están salpicando a medio mundo. A la propia Sedena, incluso. Allí están los datos que involucran a gobiernos y gobernadores señalados de tener vínculos con los cárteles de la droga. Veracruz, Estado de México, Jalisco, Morelos… Y todos dicen lo mismo: “el que nada debe nada teme”, “que me investiguen”.
La pregunta es qué ruta han seguido estos informes de las áreas de inteligencia de la Sedena. A dónde van a parar; con qué fin. ¿Tiene el comandante supremo de nuestras fuerzas armadas, Andrés Manuel López Obrador, conocimiento de ello? ¿Cuántas veces ha ido a Veracruz a darle espaldarazos al gobernador Cuitláhuac García, acusado en estos informes de abrirle las puertas al Cártel del Noreste y que ha provocado reacciones violentas del CJNG? ¿Y a Morelos, a apapachar al gobernador Cuauhtémoc Blanco, cuando su círculo más cercano ha sido señalado de ser aliado de Los Rojos, Guerreros Unidos y del CJNG? ¿Lo ignora el presidente?
Una conclusión elemental es que los trabajos de inteligencia de las fuerzas armadas no tienen consecuencias o son mínimas. Y si de la clase política hay que hablar, menos. Y entonces hay que preguntarnos si esto se debe a la propia Sedena o al gobierno de la república, que no quiere sacudir el árbol. Y no hablo solo de este, sino de todos los que lo antecedieron, del PRI y del PAN, porque también bajo estos gobiernos las consecuencias han sido mínimas. Y la prueba está en que el crimen organizado ha estado creciendo descomunalmente en los últimos lustros y ha profundizado sus raíces, al grado de que ahora opera en todo el territorio nacional bajo el reino de la impunidad. Y, lo que es peor, socavando las instituciones.
En nuestro país alguien puede estar señalado como integrante del crimen organizado y postularse para alcalde, para gobernador, para diputado. Y no pasa nada. La Sedena ha logrado descubrir con detalle las estructuras de los cárteles por zonas, por estados, por municipios, sus cabecillas, sus formas de operar, sus armas y recursos, sus casas, sus pleitos… pero, igual, no pasa nada, porque en muy pocos casos la información se judicializa. ¿Cuántos procesos judiciales tienen los grandes capos de la droga, por ejemplo? ¿Cuántos sus operadores? ¿Cuántos el Nini y el Ruso, que cada vez que se enfrentan ponen de cabeza Culiacán? ¿Cuántos políticos han sido llevados a juicio por sus nexos con el narcotráfico? Podrían contarse por cientos en el país. En cada municipio de Sinaloa, por decenas. Políticos que reciben dinero del crimen organizado para sus campañas y que luego pagan con favores que facilitan sus operaciones.
Nada es ajeno a la inteligencia del gobierno federal. Nada. No actúa porque no le interesa y no le conviene. O porque se ha rendido al narco desde hace mucho tiempo.
Al final, el gobierno mexicano tiene la misma visión del norteamericano. Los dos reconocen que tienen un problema, pero solo juegan con él. Y le sacan provecho. El costo para los gringos y el costo para nosotros, es igualmente terrible. Y no se ve luz en el túnel.
Bola y cadena
LAS DOS COSAS OCURRIERON AL mismo tiempo y las dos pasarán a la historia. Mientras los diputados y senadores aprobaban reformas para darle más poder a los militares, la Secretaría de la Defensa sufría la burla más vergonzante de que se tenga memoria, con el hackeo de sus correos electrónicos. Parece broma, pero no. (Cuando escribo esto leo una nota de La Silla Rota que habla de quiénes y cómo, desde gobernadores hasta policías de Durango, protegieron las actividades del Cártel de Sinaloa). Como dicen los españoles: “mierda sobre mierda”.
Sentido contrario
SE CUMPLEN TRES AÑOS DE NUESTRO “jueves negro”, de aquel día en que cientos de sicarios tomaron las calles de Culiacán, aterrorizaron a la población y pusieron de rodillas al “glorioso” Ejército Mexicano y a la recién estrenada Guardia Nacional. Ninguna consecuencia hubo de los hechos. A Alfonso Durazo lo premiaron con una gubernatura y al Ejército le dieron mucho más poder que el que tenía, la cúpula militar de plácemes. Y los narcos en los cuernos de la luna. Como dijo el personaje de Mario Vargas Llosa ¿cuándo perdimos este país?
Humo negro
LA VERDAD ES QUE EL QUÍMICO quedó atrapado en un conflicto que puede ser mucho más costoso que el que le ganaron los Arellano Hernández con el caso Nafta. Los empresarios no van a ceder porque el alcalde ahora se quiera lavar las manos. Negocios son negocios. Aunque Alonso Puerto diga que lo que hacen, lo hacen por amor a Mazatlán. Qué ternura de empresa.
Artículo publicado el 16 de octubre de 2022 en la edición 1029 del semanario Ríodoce.
