El inicio del título de la nota es el remate de cierre de un scketch (Youtube —Harina) que se viralizó hace un par de años, presentaba una de las aventuras de un policía corrupto y de “Ramírez”, su compañera. Tal video se convirtió es un sinfín de memes.

El tema volvió a ponerse en el imaginario popular cuando, esta semana, en redes sociales se empezó a viralizar la noticia de que a la actriz del corto, convertido ahora en serie, Verónica Bravo compartió en sus cuentas de redes sociales que fue víctima de robo electrónico y había perdido todos sus ahorros.

“¡Ahorita vemos qué Pedro pinche Pablo!”, la Oficial Ramírez ni tarda ni perezosa se animó a hacer un video en que nos contaba que le habían robado su teléfono celular y que a través de la app de Bancomer (BBVA) le habían robado su dinero, por lo tanto la aplicación es insegura y el banco tiene la culpa por la vulnerabilidad de esta.

Las declaraciones, escalaron a nivel viral, llegando a verterse una serie de reacciones por parte de medios especializados, público en general y hasta el mismo banco. Son momentos en que todas las opiniones cuentan, de una u otra forma, para bien o para mal. Unas respuestas defendían a la comediante y otras la lapidaban. Así son los mitotes en mi rancho.

Ahora, entremos al tema de la segunda parte del título de esta nota.

¿Cómo cuidar las cuentas bancarias?

Del hecho en el que se vio involucrada la actriz podemos rescatar algunos elementos; le robaron su teléfono, usaron el mismo para hacer suplantación de identidad aplicándola en la app de BBVA, le sustrajeron sus fondos vía transferencia electrónica, denunció la pérdida de sus ahorros.
Algo que debemos tener clarísimo, casi le confiamos nuestras vidas a nuestros dispositivos móviles, entonces:

Lo primero que se debe de hacer es inhabilitar el número de teléfono que tienes asignado, no cabe la excusa de que como vas a llamar a la compañía de telefonía si te robaron tu celular, ya sea que vayas a un centro de atención a clientes más cercano en el momento o uses el teléfono de un tercero para hacer la solicitud. Te van a pedir información personal para verificar que seas el “dueño” del número. Así evitarás algo que más adelante vas a leer.

Lo anterior es importantísimo porque los amantes de lo ajeno realizan la suplantación de identidad leyendo los mensajes que llegan al teléfono ya sea en el mismo aparato o teniendo el chip en otro dispositivo, ya que las medidas de autenticación de dos pasos requieren por lo regular que llegue un mensaje SMS con un código para acceder a la restauración de las cuentas. Así es, si tu número no está suspendido los perpetradores podrán leer esos mensajes.

Enseguida hablas por teléfono a los bancos para reportar tu situación, sí, desde el mismo teléfono que te prestaron para suspender tu número telefónico, esas dos acciones, deben de hacerse lo antes posible (dentro de la ventana de las 24 horas).

Aunque sea un teléfono muy básico, debes levantar una denuncia en las agencias de la Fiscalía local, esto te servirá como respaldo o antecedente para lo que sea hagan con tu número de teléfono y demás información o servicios que cuente tu dispositivo móvil; correo electrónico, apps de servicios de salud, SAT, bancos, redes sociales, etcétera. Por lo tanto, la denuncia sería por roboy deberás comentarle al agente la probable suplantación de identidad con la finalidad de que te canalicen con la policía cibernética si fuese necesario.

La seguridad siempre recae en el usuario

Por más segura que se una aplicación, el eslabón más débil siempre será el usuario, por más medidas que se implementen, al final, estas recaen en las personas. Entonces, nosotros debemos ponernos más candados a nosotros mismos.

Las apps de bancos y otros servicios, además de ofrecer la autenticación de dos pasos vía SMS, incluyen algunos de pregunta secreta y hasta de validación de datos biométricos (registro de huella y/o rostro), estos últimos son de los mas recomendados cuando la información es delicada, como el caso de los bancos. ¡Úsalos!

“¿¡Qué me ves Ramírez, qué me vez!?”.

Artículo publicado el 31 de julio de 2021 en la edición impresa 1018 del semanario Ríodoce.