La pax obradorista

elecciones 2022

Ya tenemos los resultados de las contiendas estatales del domingo pasado y favorecen ampliamente a Morena y son los que pronosticaron las encuestas de intención de voto que daban cuatro triunfos a la coalición “Juntos hacemos historia” y dos, a la coalición “Va por México”.

Los eventos criminales tan potentes en 2021 no se manifestaron abiertamente, o si ocurrieron como lo señalan interesadamente algunos actores políticos, sería en forma aislada, como lo pronosticamos en nuestra pasada entrega en Sinembargo.mx y es que a la vista eran escasos los incentivos y altos los costos de hacerlo cuando los resultados estaban perfilados especialmente en aquellos estados que por su ubicación estratégica podrían tener interés especial para el llamado “partido del sombrero”.

Eso, seguramente, no significó que estos actores no hayan estado atentos al desarrollo de los comicios y en especial, en ciertos estados y municipios, más adelante sabremos si quedaron o no satisfechos con los resultados por su capacidad extraordinaria de reacción ante sus propias adversidades.

Estamos en la fase de los cómputos distritales y el próximo domingo los institutos electorales entregaran las constancias de mayoría a quienes serán gobernadores electos y, salvo, en aquellos estados donde se acrediten violaciones a la ley se seguirá el camino de la judicialización electoral como parece será el caso de Tamaulipas donde el PAN ha manifestado que “defenderá el triunfo de su candidato”.

Pero, la mayoría de los resultados del PREP serán definitivos, las imágenes de victoria y alegría que hemos visto a través de los medios quedaran tal cuales, lo que significa que fueron unas elecciones sin mayores sobresaltos y todo llevaría a pensar que los gobernantes estarán legitimados por los votos y ante la ausencia de recursos legales interpuestos ante los órganos competentes, por los propios partidos políticos.

Eso, es lo que debería suceder en todas elecciones y evitar la presencia de agentes extralegales, armados, para inducir o bloquear candidatos, amedrentar o bajar a los designados en los procesos partidarios internos como también a las autoridades u operadores electorales, menos, todavía, torcer la voluntad popular asaltando casillas y robándose urnas con votos para cuadrar resultados favorables.

Sin embargo, como lo vimos en los comicios del año, aquello fue la constante en varios estados de la república, ¿tendría que ver con la cuarta visita del presidente de López Obrador al municipio de Badiraguato?, como lo sugieren algunos actores políticos y sociales, esperemos que no y que todo sea producto del juego de una competencia democrática y mejor de una buena dosis de civilidad política. Además, que de aquí, en adelante, sea la constante que la política sea un asunto de políticos democráticos comprometidos con sus clientelas.

Quizá sea un sueño guajiro, una ingenuidad, en un país, donde hay evidencia, de una cartelización de la vida pública donde el crimen organizado está lejos de aquellas estampas campiranas que despedían las detenciones de los líderes del llamado Cártel de Guadalajara —antecedente del de Sinaloa— en los ya lejanos años ochenta y ahora, estamos ante un complejo sistema de relaciones ubicuas, que están en la operación de la calle, en los mercados, en las inversiones, en las finanzas, en los gobiernos y la política institucional.

Lo que permite sospechar que detrás de la pax electoral del pasado domingo haya habido, entre los barones por supuesto, un “estate quieto”, para que los comicios fluyan en civilidad política y que de ellas salgan gobernantes legítimos y al parecer, eso se logró, con creces, aplanando al menos la cuestión electoral porque la violencia cotidiana llegó a superarse a sí misma, con los homicidios dolosos, por día, especialmente en mayo.

Porque una cosa es clara, objetivamente, la violencia política pega directamente a la estructura del poder y eso provoca inestabilidad, desconfianza, y subsecuentemente, afecta los negocios cualesquiera que estos sean.

El mapa del poder morenista o mejor del presidente, viaja de norte a sur, de este a oeste, fronteras y costas, grandes y pequeños centros urbanos, y el resto está en manos de una oposición fragmentada que difícilmente podrá articular un discurso homogéneo lo que permite al gobierno tener mayores márgenes de actuación política lo que le permite ir libremente a las siguientes estaciones de 2023 y 2024, cuando estará en juego, el importante Estado de México y de nuevo la presidencia de la República.

Ya veremos, lo que resulta con lo que viene más adelante.

Artículo publicado el 12 de junio de 2022 en la edición 1011 del semanario Ríodoce.

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