Los tarámaris no tienen voz

Los tarámaris no tienen voz

La activista Hortensia López Gaxiola ha buscado que la gente los arrope y que los gobiernos volteen a verlos

No hay caminos, maestros, consultorio, persiste el desabasto en tiendas y para llegar a las comunidades hay que lidiar con un accidentado recorrido de 70 kilómetros desde Sinaloa de Leyva, que se convierten en más de seis horas de camino pero que contrasta con un bello paisaje.

Es la Sierra Madre Occidental, con todas sus bondades pero también con sus peligros y con la soledad de los silencios. Es ahí donde el Colectivo Tarahumara Sinaloense ha logrado llegar.

Bajo la figura del maestro Román Rubio, asesinado hace algunos meses, Hortensia López Gaxiola ha buscado que las comunidades que se asientan en esa geografía, sigan teniendo voz.

Que no sean más, esa imagen que durante el gobierno de Mario López Valdez, se utilizó para aperturar un dispensario médico, sin mobiliario y que quedó solo en una fotografía del recuerdo.

Los olvidados

Asentados en los municipios de Sinaloa de Leyva y Choix, en las comunidades de Cuitaboca, Alisos de Olguín, Cañada Verde, Jikapory El Cochi, durante el gobierno de Quirino Ordaz Coppel, la situación no fue distinta.

La activista señaló que no hubo avances. Los caminos y la atención médica siguió siendo nula. Los indígenas tienen que bajar al municipio más cercano para que a base de rifas y donaciones, se pague su atención.

“Los acercamientos con este gobierno, son alentadores, se van a hacer algunas visitas, pero esperamos que esto sea permanente, hemos hecho un trabajo incansable para que tengan voz y se sientan cobijados”, apuntó Hortensia.

HORTENCIA LÓPEZ. Una lucha por visibilizar a los Tarámaris.

Desde hace cinco años además realizan una colecta de alimentos,útiles escolares y juguetes, además asumen los gastos de estudios para cinco alumnos de preparatoria en Guasave, El Fuerte y Sinaloa.

“Es un trabajo que empezó cuando yo miré toda la voluntad que tenía el profesor Román y toda la gente que acompañaba, hay mucha gente que quiere apoyar porque son un pueblo que no existe y se ha empezado a dar a conocer”, dijo.

Visibilizar a los tarámaris

Los tarámaris, indicó, que poco hablan. Están acostumbrados a ser violentados, no tienen voz.

“A algunas de las comunidades nunca ha llegado un maestro, ni un doctor, no hay jornadas de vacunación, luz, para ellos su mundo es lo que alcanzan a ver desde la sierra. Aguantan enfermedades y se alimentan a base de maíz”, detalló Hortensia.

También como artista visual, señaló que hace algunos años realizaron el Festival del Niño Indígena. Llevaron obras de teatro y para los espectadores fue todo un acontecimiento.

“Poco a poco, con rifas, donaciones hemos logrado que los tarámaris se sientan ‘existan’ para los otros, pero ahí siempre hará falta todo. Han sido muchos años de olvido”, indicó.

“El año pasado logramos recaudar 4 toneladas en alimentos y aunque lo complejo fue el traslado, todo fue de gran ayuda y demuestra que esta campaña ciudadana es bien recibida”.

Artículo publicado el 12 de diciembre de 2021 en la edición 985 del semanario Ríodoce.

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