Afganistán y México, semejanzas y diferencias

AGUILILLA, MICHOACÁN, 04JULIO2021.- Ubicado a 270 kilómetros al suroeste de Morelia, el municipio de Agulilla fue tomado por elementos del Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) el pasado 5 de abril, las cosas están lejos de tranquilizarse en Tierra Caliente. Pese a que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador ordenó que fuerzas de la Guardia Nacional y del Ejército se desplegaran, la lucha armada entre el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y Cárteles Unidos continúa. FOTO: CUARTOSCURO.COM

Un Estado fallido y un país sin Estado, el crimen organizado y las drogas, temas analizados por Edgardo Buscaglia para Ríodoce

El doctor en derecho y en economía Edgardo Buscaglia, trabajó varios años en proyectos para capacitar a jueces y fiscales tanto en México como en Afganistán, así como fortalecer las Unidades de Inteligencia Financiera. El profesor investigador de origen uruguayo en entrevista con Ríodoce nos habla de las semejanzas y diferencias entre el sufrido país de Asia Central y el nuestro.

“Mi trabajo en Afganistán estuvo vinculado a la capacitación de jueces y fiscales especializados en asistir al sistema judicial para la coordinación de las causas penales por actos de terrorismo o por delincuencia organizada en el marco de las Naciones Unidas. Existen 19 instrumentos legales contra actos de terrorismo y su financiamiento (para este último hay una convención especial firmada en 1999) es decir, de las 19 convenciones de la ONU, cada una de ellas abarca un acto de terrorismo.

Paramilitares afganos y mexicanos

Por eso Edgardo Buscaglia puede identificar con claridad las semejanzas y diferencias entre los contextos de Afganistán y México cuando se habla de crimen organizado.

Amplias regiones de México están bajo el control de grupos armados, verdaderos ejércitos que luchan por controlar rutas, mercados o enclaves para el tráfico de drogas, armas y personas. En Afganistán sucede algo semejante, con la diferencia de que los talibanes llegaron al poder y en México, mal que bien, hay un Estado e instituciones.

Dice Buscaglia:

“En Afganistán hay 97 grupos que operan de manera paralela al Estado. El gobierno central impuesto por los Estados Unidos fue un cero a la izquierda y para nada tuvo relevancia en el día a día de la ciudadanía afgana ya que los bienes y servicios esenciales para sobrevivir, los proveen las estructuras feudales paramilitares, algunas con características étnico- religiosas.

EDGARDO BUSCAGLIA. Crimen y poder. (Foto: Adolfo Vladimir /Cuartoscuro.com.)

A lo largo de los últimos 30 años, México salió de una estructura autoritaria política de comando y control de las regiones, de arriba hacia abajo. Durante la época del partido único de Estado (Partido Revolucionario Institucional) a estas redes criminales se les mantenía controladas, cuadrándose ante los gobernantes, pagándole cuotas al sistema político dominado por el PRI. Ese dinero subía a los jerarcas pero dicho sistema desapareció y la delincuencia organizada quedó suelta sin controles políticos, sin el control de la Dirección Federal de Seguridad y ya independiente, empezó a consolidar sus negocios regionales, controlando cada vez más al tejido social, ante una ausencia del Estado mexicano. Se observan en menor medida en México que en Afganistán, ciertos vacíos de Estado. Aún así, la delincuencia organizada mexicana se comporta de manera muy similar a la afgana Los líderes criminales mexicanos no tenían como prioridad convertirse en gobierno para poder consolidar los negocios, pero al fin terminaron haciéndolo como el Mencho o el Mayo, actuando como señores feudales, similares a Dostum en Afganistán.

Los grupos paramilitares afganos surgieron de las mismas regiones donde operan y sus células están ligadas a la delincuencia organizada internacional.

En México se ha venido observando desde hace años que la delincuencia organizada co-gobierna monopólicamente ciertas áreas y se apoderó de las policías locales.

Las manifestaciones de la red criminal del Mencho, o las que pedían la liberación del Chapo de la cárcel, son muy similares a lo que se ve en Afganistán donde hay importantísimos vacíos de Estado y son los señores feudales que gobierno de facto, los que brindan los servicios básicos para la sobrevivencia de la población.

Las redes criminales afganas que operan tráfico de drogas se coordinan con redes criminales de otros países (como las turcas) que les ayudan a abastecer a Europa de heroína. Albania tiene un rol muy importante en el tráfico de drogas desde Asia y desde Latinoamérica hacia Europa. Por ejemplo, hay una gran presencia de la delincuencia organizada de Argentina en México, que opera trafico de drogas y de personas.”

De la tribu al Estado Nación

El profesor investigador de la Universidad de Columbia nos muestra la importancia de un Estado Nación:
“Afganistán nunca se constituyó como un Estado Nación, nunca tuvo uno reconocido por su propia población. El Estado Afgano siempre ha sido una ficción impuesta por imperios. Les instalaron un rey que era un títere de potencias extranjeras en los años sesentas y setentas. Los afganos nunca han tenido un Estado o instituciones que funcionen como tal. El 85 por ciento de conflictos en materia civil siempre fueron canalizados a estructuras informales; la solución de disputas están a cargo de consejos de ancianos, (girgas o shuras), las escuelas son madrazas (colegios islámicos). El Estado era una ficción para las elites, que para la gente nunca funcionó, ni con los británicos, ni con los soviéticos (que invadieron Afganistán en 1979) ni con los norteamericanos (que impusieron un gobierno en 2001). Siempre tuvieron gobiernos títeres impuestos desde fuera o que surgían de pugnas internas por guerras civiles.

“En cambio México tuvo y sí tiene un Estado Nación, en especial después de la Revolución Mexicana, donde se constituyó a través de ciertos principios que después se pusieron en la práctica como el acceso de la población a la tierra, a los derechos humanos que en ese momento se le llamaba de otra forma, a servicios básicos, acceso al trabajo, a la salud… eso sí lo logró el Estado mexicano, a pesar de que quedaron algunos bolsones territoriales donde nunca estuvo presente, como en algunas regiones montañosas de Guerrero. Sin embargo, en general, el Estado mexicano sí tuvo una presencia que se consolidó a lo largo del siglo XX. Y fue y sigue siendo un proveedor legítimo, a pesar de su historia autoritaria. No hay que olvidar que más del 80 por ciento de los países del planeta no eran democracias y tenían sistemas autoritarios en aquel entonces. No podemos juzgar al México de los años 30 con parámetros actuales.

“El Estado mexicano consolidó su legitimidad pero la funcionalidad se fue perdiendo, especialmente en los años ochentas cuando la ola privatizadora se convirtió en delincuencia organizada, y le quitó poder al Estado. Los servicios básicos se fueron privatizando en manos de una delincuencia organizada legalizada.

“Luego, al igual que los mexicanos, los afganos no tienen acceso a la justicia. El 70 por ciento de los mexicanos no tienen acceso a la justicia y los afganos más del 85 por ciento. El 95 por ciento del territorio afgano tiene ausencia del Estado. Alemania y la Unión Europea construyeron escuelas con permiso del gobierno afgano pero sin vincularse a la población local, sin preguntarle cuáles serían los planes de estudio o qué necesitaban; esa desconexión fue un común denominador de los últimos 20 años. Hubo buena voluntad pero ceguera. Las escuelas fueron inoperantes debido a la falta de mantenimiento y a la fuga de personal en los últimos meses.”

TALIBANES EN AFGANISTÁN. Los dogmas de la fe. Foto AFP.

El imprescindible reconocimiento internacional

“Los talibanes aprendieron que necesitan el reconocimiento internacional. La última vez que estuvieron en el poder (de 1996 al 2001) fueron reconocidos solamente por tres países: Los Emiratos, Pakistán y Arabia Saudita. Los fundamentalistas islámicos estuvieron en una posición muy débil en cuanto a relaciones políticas, económicas con el resto del mundo.

“Quieren ser reconocidos por una amplia gama de países y se les escucha fingir que van a respetar los derechos humanos de las mujeres, y que no habrá más ejecuciones públicas en los estadios, pero nadie les cree. Ser parte de la comunidad internacional significaría que no dependerían de la exportación de opio o de minerales como el litio.

Piensan igual que la élite mexicanas en que las inversiones de países poderosos financiarán a través de los impuestos o los sobornos, el sistema político dictatorial teocrático que van intentar implementar. Los talibanes van a usar más maquillaje que en los años noventa para que no se espante la comunidad internacional. Van a cuidarse y ejecutarán gente a escondidas, en la noche y lejos de los teléfonos inteligentes que puedan videograbarlos. Tratarán de evitar el rechazo internacional que ya existe. Es fácil decirlo pero muy difícil hacerlo.

“No es probable que la tropa talibana deje de comportarse como en los años noventa a pesar de que sus líderes estuvieron escondidos en Catar y allá relajaron su extremismo. Los talibanes ya están latigueando y apedreando a mujeres en las provincias que ocuparon en las últimas semanas. El comediante más famoso de Afganistán fue asesinado, después de ser torturado, (está videograbado). Es muy difícil que una organización criminal dedicada a realizar actos de terrorismo deje de hacerlo.

En mayo los talibanes entraron a un hospital obstétrico y mataron a todos, (bebés, mamás, doctores) sin ningún motivo, sin que fuera un objetivo militar. Además, ya existe un grupo aún peor que los talibanes: el Estado Islámico K, que es su engendro. Se trata de talibanes enojados con sus pares a quienes no consideran lo suficientemente duros con la población civil. El 90 por ciento de los talibanes está formado por asesinos acostumbrados a matar usando al Corán como excusa para cometer atrocidades”.

El opio afgano, de la prohibición al pragmatismo

“No se ve que el opio sea el único producto del cual Afganistán vaya a depender. La producción de amapola en la época de los talibanes disminuyó muchísimo debido a que en su genuino extremismo religioso, prohibían la producción y consumo de todo tipo de drogas y alcohol, (así como también prohibieron las películas y la música) hasta el 2001. Cuando llegaron los norteamericanos la producción de opio se disparó dado que los gringos les permitían a los grupos paramilitares amigos que los apoyaban, mantener la paz en algunas regiones. Los americanos les permitieron traficar drogas para financiarse.

“El trasiego de drogas, ahora con los talibanes, va a cambiar mucho. Serán menos dogmáticos y más pragmáticos en cuanto aceptar el tráfico para solventar sus necesidades de recursos. De hecho en los últimos 20 años se financiaron (como muchos otros grupos paramilitares apoyados por Estados Unidos) a través del comercio de opio, así que no será muy diferente ahora que están en el gobierno. Van a continuar pero intentarán diversificar la economía a través de la creación de sectores económicos que vayan más allá de las drogas, para tener una economía estable que le brinde fuentes de trabajo a la población aunque esté dictatorialmente subyugada en un sistema teocrático salvaje. El que la gente tenga trabajo y no se muera de hambre, les generará mayor estabilidad”.

Artículo publicado el 26 de septiembre de 2021 en la edición 974 del semanario Ríodoce.

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