Lo que las elecciones dejaron a Sinaloa: después del semáforo verde, regreso al amarillo

TRASLADO DE PACIENTE COVID. El resultado de bajar la guardia.

La estadística estatal contabilizaba en promedio apenas cinco nuevos contagios diarios de coronavirus en Culiacán. El término de la jornada electoral, el segundo debate y otros eventos proselitistas hacían suponer que ese número estaba lejos de ser verdadero.

Los casos activos bajaron de 300 pero 15 días más tarde llegó el incremento. Sinaloa reporta a nivel federal 786 al corte del jueves 17, mientras que los datos a nivel estatal reportan apenas arriba de 400. Los datos de uno y de otro se contraponen, tal y como ha sido durante más de 470 días de pandemia.

Dos semanas más tarde del último evento masivo en el estado, la estadística creció. El semáforo epidemiológico, por órdenes federales, regresó del verde al amarillo. En Sinaloa los ciudadanos parece que no aprendieron la lección sobre la contagiosidad del virus, y a mediados de junio y luego de permanecer estancado durante más de un mes, los casos siguen en ascenso.

La diferencia entre ambas estadísticas se encuentra también en la ocupación hospitalaria. Existe un decremento en camas ocupadas por pacientes con COVID-19 por parte de la Secretaría de Salud del Estado… y un aumento a nivel Federal.

Por ejemplo, según los números del estado, el Hospital General Regional número 1 del IMSS reporta 43 pacientes ocupando una cama con cifras al jueves 17, lo cual representa un 22 por ciento de la capacidad hospitalaria para casos COVID-19.

Sin embargo a nivel federal con corte al mismo día el porcentaje de ocupación para el mismo hospital es del 85 por ciento. Esta cifra según fuentes del hospital es muy cercana a la realidad ya que hasta el jueves 17 tenían al menos 70 pacientes.

Desde hace alrededor de una semana las unidades de TRIAGE en las unidades médicas del IMSS se reinstalaron por el incremento de pacientes con síntomas del coronavirus. Por ejemplo, la unidad médica de la colonia Infonavit Humaya, en Culiacán, reabrió uno de sus dos consultorios para pacientes sospechosos de coronavirus el lunes 14, luego de permanecer cerrado desde el 16 de marzo.

Y en menos de una semana el HGR1 comenzó de nuevo su escalada según fuentes del mismo hospital. Pasaron de tener en promedio 30 pacientes a más de 70, la cantidad ahí se duplicó.

Las cifras federales también advierten un crecimiento en otros hospitales como el General de Mazatlán, el cual al corte del jueves 17 se encuentra al 100 por ciento de su capacidad, y en contraparte la autoridad estatal lo boletina al 9 por ciento.

 

Meter reversa

La Comisión Estatal para la Prevención de Riesgos Sanitarios de Sinaloa (COEPRISS) emitió un comunicado el miércoles 16 en donde señalan la suspensión de eventos masivos en el estado por el COVID-19.

En el encabezado, la dependencia estatal señala que se “intensifica la vigilancia sanitaria en establecimientos y suspende eventos masivos”.

Sin embargo horas más tarde metieron reversa. En un segundo comunicado “aclaran” que no se suspenden eventos en la entidad.

“Se ha determinado que no es necesario intervenir para prohibir eventos, actos o espectáculos deportivos o de cualquier otro tipo siempre que se respeten los protocolos sanitarios y el Consejo de Salud no indique acciones en ese sentido”, explicó en el comunicado el comisionado Jorge Alán Urbina Vidales.

 

El relajamiento

Fernando fue diagnosticado hace casi 21 días con el coronavirus. Su médico le prohibió salir de casa, tomar los medicamentos y poner atención a los síntomas. Tiene menos de 30 años. No hizo caso. Al décimo día salió al gimnasio, al supermercado, al bar con sus amigos. Se sentía bien, si acaso un dolor en los hombros, como molido, y carraspeos en la garganta.

Pero ahora apenas se escucha su voz. Toma pausas para respirar. Sus pulmones quedaron dañados a pesar de ser futbolista.

Explica que lamenta no haber escuchado las recomendaciones del médico y según dijo, lo que más lamenta, es haber salido.

Fue durante tres o cuatro días los que mantuvo movilidad. El semáforo epidemiológico aún marcaba el verde y eran mediados de mayo cuando comenzó a sentirse mal y para finales de mes ya tenía el diagnóstico.

Ahora se recupera de una neumonía. El gasto en medicamentos dice que es lo que menos le preocupa. No es por el dinero sino la incertidumbre que crece y el no poder hilar más de cuatro palabras sin perder el aliento, el no poder siquiera respirar bien.

Pero el relajamiento no es únicamente de la sociedad, también de la autoridad. Mientras que en un inicio la línea COVID-19 que habilitó el Gobierno del Estado mantenía un seguimiento calculado y minucioso, este parece no ser tan efectivo, al menos para la opinión de María.

Ella llamó a la línea el jueves 10 de junio. Una operadora le dio un folio y le explicó que se pondrían en contacto para ver si aún contaban con pruebas para mandarle a realizar una. La llamada no llegó y para el sábado 12 ella acudió a un laboratorio particular a practicarse una.

Durante seis días tuvo malestares asociados al coronavirus y finalmente la prueba arrojó negativo, pero su caso no llevó seguimiento y se perdió entre los más de 400 sospechosos de COVID-19 que según Salud Estatal existen en Sinaloa.

Y a dos semanas de las elecciones, otra vez un incremento. Es dar un paso adelante y dos atrás. En Culiacán, los contagios de COVID-19 están al alza de nuevo y el estado sumido otra vez en semáforo amarillo. Parece el cuento de nunca acabar.

Artículo publicado el 20 de junio de 2021 en la edición 960 del semanario Ríodoce.

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