Tenemos un enemigo común, dice el consejero del PAN
La historia escribió que fueran rivales. Unos y otros así lo entendieron y así se fue transmitiendo de generación en generación. La alianza entre los partidos Acción Nacional (PAN) y Revolucionario Institucional (PRI) parece como si se juntaran el agua y el aceite, pero, según algunos sectores, era necesaria.
Así lo explica Luis Roberto Loaiza Garzón, panista de siempre en Sinaloa. Si bien las ideologías son diferentes, es un bien común el que, presuntamente, los une: combatir al presidencialismo y a la concentración de poder en una sola persona.
En entrevista con Ríodoce, Loaiza Garzón también hace un ejercicio de autocrítica para con su partido en el estado. Las decisiones que en 2010 llevaron al poder a Mario López Valdez y la manera en que las candidaturas para este proceso se están dando, no son parte de la visión de Acción Nacional.
Mientras que generaciones enteras crecieron pensando en que el enemigo natural del PAN era el PRI, las cúpulas de ambos partidos continúan el entretejido de esta alianza, fraguada en Sinaloa con la candidatura de Mario Zamora Gastélum al gobierno estatal, priista de siempre.
“Muchos todavía no comprenden porque ya no les tocaron vivir esos tiempos y se quedaron con el cliché, con el estigma de que el PRI y el PAN habían nacido para combatirse mutuamente, pero como te digo, el PAN no nació para combatir al PRI, nació para combatir al sistema presidencialista y presentar una opción ciudadana como alternativa”, explica Garzón Loaiza.
—¿Podría, no sé, asumir yo el dicho añejo de que ‘el enemigo de mi enemigo es mi amigo’?
–Pues no tanto así, creo que tenemos un enemigo común. El propio PRI ha vivido en carne propia el asimilar esa enseñanza que el pueblo de México le fue inculcando de manera dolorosa para ellos, hasta 1989 todas las gubernaturas a nivel nacional estaban en manos del PRI, en 1986, tres años antes, en chihuahua se dio un movimiento democrático muy grande y todo mundo dijo que Barrios ganó la elección en Chihuahua, y Bartlett era el secretario de Gobernación y si tú buscas la posición de él en 1986 hablaba de la justificación del fraude patriótico, así le llamaron, que el PRI estaba obligado moralmente a robarse las elecciones para defender, entre comillas también, de que un partido de oposición como el PAN fuera a tener el mando en un estado fronterizo y que corrían el riesgo de anexarse con los Estados Unidos como el estado 51, esas eran las explicaciones que ahora suenan ridículas, cursis, pero en aquel tiempo a muchos les movieron el corazón.
—Ese es mi desconcierto acerca de esta unión, son partidos como el agua y el aceite.
—Sí, pero resulta que los personajes que estaban en ese PRI ahora están en Morena, ahí está Bartlett, Monreal, Laida Sansores que su papá era el famoso Negro Sansores, un cacique del PRI en Campeche, todos esos personajes y el mismo Andrés Manuel López Obrador aunque trate de ocultar ese pasado, él forma parte de esa cultura priista.
—¿Quiere decir entonces que “el fin justifica los medios”?
—No, yo creo que en el PAN nacional tenemos un principio que se llama el bien común, y es el ambiente donde el ser humano puede desarrollar todas sus potencialidades, y decimos que hay una preminencia del bien común sobre el bien particular. O sea, un interés de un individuo o de un grupo como lo es el caso de un partido político, no puede estar encima del bien nacional, el bien nacional es más grande que el de cualquier partido; entonces, desde ese punto de vista ideológico, hay un bien superior que es la democracia nacional por encima del interés de cualquier partido o líder.
—Hablando de candidatos, recientemente había platicado con el actual dirigente de AN y me comentó que buscarían esos rostros de renovación al partido, incluso rostros ciudadanos, sin embargo hubo un registro que en lo particular me llamó la atención, el de Héctor Orrantia Coppel, una persona ligada directamente al priismo aquí en Culiacán registrado por el PAN.
—Sí, es algo que no estoy de acuerdo en lo personal, y estoy de acuerdo en el postulado que te argumentaba él, de buscar rostros ciudadanos y como te decía anteriormente los panistas estamos obligados a no actuar de manera egoísta y querernos poseer de las posiciones sino al revés, generosamente compartirlo y sumar ciudadanos al movimiento, pero lamentablemente encontramos que se dan casos como el que mencionas donde verdaderamente se vuelve una pifia, no hay una coherencia, una congruencia porque decimos o pensamos una cosa, decimos otra y hacemos otra cuando el propósito debe ir que lo que pensamos lo digamos y lo hagamos, entonces tienes mucha razón, yo coincido contigo y muestro mi inconformidad de que haya acciones que contradicen el pensamiento y los dichos, verdad.
–Finalmente, pareciera que el PAN se acerca al mismo error cometido durante 2010 con la candidatura de Mario López Valdez a la gubernatura, catalogada por el exdirigente como vergonzosa.
“Desde el primer momento el PAN le sirvió a este hombre de tapete, porque muchos candidatos del PAN fueron personajes del PRI, bueno, llegamos a la exageración de tener a la ‘Chapo diputada’, o sea, quién se va a rasgar las vestiduras, muchos de ellos que anduvieron de actitud agachona, arrastrada sirviéndoles de plataforma para poner todos esos indeseables que estuvieron como diputados del PAN”.
—¿Esa experiencia no dejó entonces enseñanza en el panismo?
—No, sí dejó muchísima enseñanza. Pero desgraciadamente muchos compañeros como que saben actuar con doble cara, por un lado se muestran indignados públicamente como si fueran los custodios de la doctrina del PAN y en lo oscurito andan buscando quien los recoge”.
“El caso de Higuera, ya tenía como tres meses que andaba en la campaña de Rocha Moya. Cuando renunció e hizo el show de que 150 panistas se iban con él, no pues es la gente que él controla, y ahora los trata de vender ahí con Rocha como si fuera el cisma del pan en Mazatlán”.
Con todas esas reflexiones, el PAN va con el PRI y por lo pronto comienza a ceder algunas posiciones, aún y cuando en eso no quedaron.
Y Luis Roberto Garzón concluye en que si bien ganaron el estado, perdieron el partido, y ese error, no deben permitirlo otra vez.
Artículo publicado el 28 de febrero de 2021 en la edición 944 del semanario Ríodoce.