Si fuera un asunto civil, Ríodoce estaría cumpliendo hoy su mayoría de edad. Nacimos en 2003 y cumplimos 18 años. No son muchos años pero igual son un montón. Para recordar aquella fotografía que nos tomamos en la cena que preparamos para recibir el primer ejemplar. Estábamos los fundadores y algunos amigos, entre ellos Gerardo López Cervantes y Miguel Ángel Gutiérrez (qepd).
Gobernaba Juan Millán y era año electoral. Nacimos como un acto de rebeldía, pero también por amor a la libertad. No solo a la libertad de expresión, sino al derecho que tenemos todos de ser nosotros mismos por la razón que sea, por nuestras convicciones, por nuestros sueños o simplemente porque nos dé la gana.
Fue un salto al vacío, como ya lo hemos dicho, pero nadie fue ajeno a los riesgos. Empeñamos el futuro en una aventura cuyo destino era incierto por definición. Acosados por un gobernante enfermo de poder sorteamos los obstáculos y las trampas, maduramos como proyecto, llegando con el tiempo a convertirnos en un referente informativo nacional e internacional.
Para este barquito de papel, ha sido, como la vida de las personas, una travesía llena de blancos y negros, con momentos de gran alegría y felicidad, pero también de profundo dolor y tristeza. Hemos convivido con la risa pero también con la muerte, con la decepción y la esperanza.
Nos trazamos una ruta y en ella hemos puesto la mirilla y el timón. Nada nos ha hecho cambiar ni claudicar. El mapa estaba claro. Asumimos un compromiso con el lector desde que salimos a la luz. Y lo refrendamos ahora, a los 18 años cumplidos.
Un millón de gracias.
