Felipe Calderón sería extraditado si Estados Unidos lo solicita: AMLO

7-09-2020-CONFERENCIA-DE-PRENSA-MATUTINA-FOTO-07

En atención a los acuerdos bilaterales establecidos con Estados Unidos, México le concedería la extradición del expresidente Felipe Calderón en caso de que así fuera requerido, indicó el Presidente Andrés Manuel López Obrador.

Convencido de la viabilidad legal de la consulta ciudadana para enjuiciar a sus antecesores, el mandatario tiene claras las causas por las que considera podrían ser llevados ante la justicia: de la corrupción al narcogobierno, del fraude electoral a la entrega del patrimonio nacional.

En una entrevista que López Obrador concedió al periódico La Jornada con motivo de su segundo informe de gobierno, se expone además, con la misma determinación, reafirma que no se revisará la estrategia para combatir el Covid-19, pese a la alta mortalidad registrada, porque es la correcta, y señala que en México, a diferencia de otras naciones, no ha habido un colapso del sistema de salud, aunque admite que el saldo de la pandemia en el país y el mundo ha sido más que catastrófico y que todas las proyecciones fueron rebasadas.

Con relación a la decisión más difícil que ha tenido que tomar en lo que va de su gestión, ubicó la orden de liberar a Ovidio Guzmán López, hijo de Joaquín El Chapo Guzmán. A las ocho de la noche tomó la decisión y luego viajó a Oaxaca. Llegué ahí y me informaron que habían liberado a los rehenes; luego me dieron otro reporte y el caso es que a las 10 de la noche ya estaba yo dormido.

Y el momento más tenso: la explosión de una zanja llena de combustible en Tlahuelilpan, Hidalgo, algo muy doloroso porque fueron muchísimos fallecidos. Era, explica, una práctica conocida de los huachicoleros: para tener apoyo de la gente rompían los ductos y hacían zanjas para que la gente llegara con sus bidones y los llenara.

Situación catastrófica

¿Cuánto se usa de guardaditos?

De lo que teníamos disponibles en salud, un fondo de 70 mil millones de pesos, y desde antes de la pandemia, porque teníamos que levantar el sistema, que estaba en el suelo. Se destinaron 40 mil millones adicionales, lo aprobó el Congreso. Viene la pandemia y teníamos esos fondos. Con eso reconvertimos hospitales, tenemos casi mil nosocomios Covid; hay todas las camas que se requieren, ahora existe una ocupación de 30 por ciento, y se cuenta con 70 por ciento disponibles. Nunca, afortunadamente, tuvimos problema de saturación de hospitales. Nadie se quedó sin una cama, nadie se quedó sin un ventilador para atenderse en terapia intensiva.

Esa parte ha sido exitosa, pero en el número de muertos, ¿no subestimaron mucho la epidemia? Son más de 66 mil decesos.

Sí, es una tragedia. Fue algo terrible, doloroso, pero se manejó bien.

¿Se imaginó 66 mil muertos?

Eso es un asunto que se dejó desde el principio a los médicos, los especialistas. Yo lo dije en una conferencia con los jefes de Estado del G-20: que no somos todólogos, sabelotodos, y que teníamos que dejar el manejo de la pandemia a los especialistas. Fue más que catastrófico lo que sucedió en el mundo, nadie esperaba que fuese tanto. Todas las proyecciones fueron rebasadas. Ahora, cómo salimos nosotros, es hasta de mal gusto hacer comparaciones, pero estamos menos mal que en otros países.

¿No es momento de hacer una revisión de la estrategia?

No, es la correcta. Nuestros adversarios querían que la cambiáramos para que nos fuera mal, y no nos ha pasado lo que lamentablemente le está ocurriendo a Perú, ni tampoco a Estados Unidos. Tenemos menos fallecidos –y es muy feo compararnos– que Perú, Chile, Brasil, Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Italia o España. Y si nos vamos a eso, en España, en Italia y en Nueva York no podían atender a los enfermos y tuvieron que optar, que fue una cosa terrible, por los jóvenes y dejar sin atención a los adultos mayores, a los viejos. Eso aquí no pasó. Entonces, nuestros adversarios, además del amarillismo, apostaban a que iba a ser peor y hablan de muertos, pero por ejemplo no toman en consideración la población.

La proporción.

Pues sí, es como si yo les contestara bueno y cuántos fallecen de infartos al año o que yo les dijera cuántos fallecen por diabetes. O sea, es que eso no es periodismo…

Eso que saca Amnistía Internacional de que México es el país donde más…

También andan muy despistados los de Amnistía Internacional y son también muy conservadores. No por el hecho de ser esa organización son los poseedores de la verdad. Es como lo que publica The New York Times o el Washington Post o el Wall Street Journal… qué barbaridad… ¿La verdad inmaculada? ¡No! Uno de los problemas que enfrenta el mundo en la actualidad es la falta de ética y de profesionalismo en los medios. O sea, miren, hay una revista aquí progresista, sacó en su portada un crematorio.

¿Cuál será?

No voy a dar detalles (ríe).

No ha caído la inversión extranjera

Esta crisis económica, en gran medida autoimpuesta para hacer frente a la pandemia, imprevisible, la mayor en ocho, nueve décadas, ¿de qué manera cambió las señales, digamos en términos beisboleros, para esta transformación que usted encabeza, en la que está empeñado? ¿Cómo cambian los objetivos, la estrategia, la táctica para llevar adelante los cambios con una crisis económica tan profunda?

Nos permitió profundizar más en nuestra estrategia. No hubo cambios. Hubo algunos ajustes, pero desde antes de la pandemia, les explicaba, ya habíamos destinado 40 mil millones de pesos adicionales para la salud. Ya había yo recorrido hospitales. Hice una gira por 80 hospitales del IMSS Bienestar en las zonas más apartadas. Ya sabíamos que nos teníamos que aplicar porque habíamos heredado un sistema de salud abandonado, colapsado. Ya sabíamos que nos faltaban médicos, especialistas, porque la política neoliberal llevó a la privatización de la educación, a negar la posibilidad de tener médicos y especialistas.

Todo eso ya lo conocíamos, de modo que cuando se presenta la pandemia, pues ya sabemos lo que tenemos que hacer: contratar más médicos, formarlos. No se ha informado lo suficiente, pero formamos miles de médicos generales para atender adecuadamente a los enfermos graves de Covid, que aprendieran a intubar porque no teníamos los especialistas en el país. No los tenemos todavía. Entonces lo que hicimos fue acelerar lo que ya teníamos pensado. Antes del Covid creamos el Insabi. Se hizo a un lado el llamado Seguro Popular, que ni era seguro ni era popular y estaba plagado de corrupción y se creó este Instituto de Salud para el Bienestar, con otras características, a partir de la gratuidad, la atención médica y medicamentos gratuitos.

Ya desde antes del Covid sabíamos de la gran corrupción en la compra de medicamentos, de equipos médicos, de materiales de curación; cómo algunas empresas vinculadas a políticos hacían su agosto, vendiendo medicinas caras, a veces ni entregando pedidos, adulterando el contenido de los medicamentos. Desde el principio manifesté que el propósito era transformar.

¿Cómo se mantiene el mismo objetivo cuando el tamaño del pastel es mucho más pequeño? Porque así va a ser, la economía se está achicando y las necesidades e incluso las ofertas de su gobierno son mayores. ¿De dónde van a salir?

Es que era mucha la corrupción, era mucho el dinero que se fugaba, más de lo que imaginamos. Empezando por estas sillas. Estas sillas sí, las compraron en 250 mil pesos cada una. Hubiéramos hecho la entrevista de pie, no sea que las vayamos a dañar (risas). (La referencia es a las sillas de piel abullonada que la administración anterior dejó en Los Pinos y que la actual trasladó a Palacio Nacional, en donde proliferan en varios salones. Sólo en la sala Daniel Cabrera y los olvidados hay unas 24.)

En algunos estratos –y no necesariamente los sectores políticos o académicos a los que usted menciona como sus adversarios– no hay credibilidad en ese plan. 95 por ciento de las empresas son pequeñas y medianas. No son grandes bancos, no son grandes corporaciones y persiste la impresión de que su gobierno las dejó a su suerte; o sea, que mientras que en otros países que tienen sus propias crisis de finanzas públicas hay cierto tipo de apoyo, en México cada quien debe rascarse con sus uñas, porque el empeño o la estrategia de su gobierno es atender con estos programas sociales. Y esos estratos medios que representan una corriente de opinión, que votan, sienten que el gobierno no se está fijando. ¿Qué responde a esto?

Que no es cierto, que sí estamos apoyando. Nada más en créditos para pequeñas empresas se entregaron en cuatro meses como 50 mil millones de pesos. Estamos hablando de 2 millones de créditos de 25 mil.

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