Desalojan a comerciantes del Parque Constitución en plena crisis de salud

Desalojan a comerciantes del Parque Constitución en plena crisis de salud

La mayoría de negocios han sido cerrados. La pandemia del Covid-19 obliga a comerciantes a bajar sus cortinas. La baja en las ventas y de afluencia fue orillando a muchos vendedores a cerrar. Pero este no es el caso de un pequeño grupo. A ellos les tumbaron sus locales y les robaron su mercancía.

Sucedió la mañana del domingo 22 de marzo. Los casos por coronavirus entonces apenas eran tres, y el encierro y el cierre de locales no eran opción inmediata en ese momento. A ellos la epidemia los alcanzó antes. Unas máquinas del Ayuntamiento de Culiacán tumbaron hasta los cimientos de cada uno de sus locales.

Durante más de 36 años Hedelberto atendió su estanquillo de fotocopias. En la esquina de Guerrero y Buelna en el lado oriente de Culiacán, el establecimiento funcionó hasta la mañana de ese domingo. El sustento de su hogar no será posible a través de las ventas y por si fuera poco ahora enfrenta la epidemia por el coronavirus.

Unas máquinas ingresaron a tumbarlo todo. Junto al estanquillo de Hedelberto, el resto de los establecimientos reducidos a basura. Llegaron por orden del Ayuntamiento de Culiacán con el argumento de rescatar un área verde. Llegaron a cumplir la Ley sí o sí.

La justificación: el rescate de un área verde. En aras de cumplir la Ley, la Dirección de Inspección y Vigilancia del Ayuntamiento coordinó el operativo alrededor de las 4:00 de la mañana de ese domingo y echó abajo el patrimonio de cinco locatarios.

Y no es fácil para él comenzar otra vez. Hedelberto tiene 78 años. No tiene otro empleo ni otra fuente de ingreso. El Ayuntamiento de Jesús Estrada Ferreiro se encargó del supuesto rescate de dicha área, correspondiente al Centro Cívico Constitución.

COMERCIANTES. Desalojados y robados.

El único apoyo con el que cuenta es el del programa federal de Bienestar, pago bimestral de 2 mil 500 pesos que le “adelantaron” a él y a otros tres locatarios. No así a Carmen, quien tiene 55 años y al igual que sus compañeros de establecimiento quedó desempleada y con todo perdido.

Sus estanquillos fueron destruidos y la mercancía se extravió. Refrescos, ropa, garnachas y las copiadoras de Hedelberto. Días antes de la contingencia protestaron afuera del Ayuntamiento pero eso no es posible ya. Ninguno puede salir ni siquiera a manifestarse por lo que han sufrido.

Sin embargo, existió en el pasado la promesa de reubicar al grupo de comerciantes. Esta data de diciembre de 2009 durante el trienio de Jesús Vizcarra Calderón. El trato es del 2 de diciembre de ese año y quedó firmado por cada uno de los locatarios.

Ahí se acordaron cinco puntos. El primero, que los locatarios aceptan la reubicación de los locales comerciales por la avenida Vicente Guerrero, al oriente. El quinto y último señala que los locatarios continuarán ejerciendo la actividad comercial en el lugar que actualmente se encuentran (al momento del convenio) hasta en tanto inicien los trabajos de la obra, previa notificación de 30 días naturales.

Pero pasaron los años y las administraciones, y nadie resolvió nada. Y durante la mañana del domingo 22 las máquinas rompieron todo. Un familiar de Hedelberto le comunicó el hecho y este acudió al lugar.

“Yo les avisé a los demás, cuando llegué ya estaba todo derruido, no estaba nada. No quiso identificarse el trabajador que estaba al frente, yo pienso que de Inspección y Vigilancia pero no se identificó”, acusa Hedelberto.

Ya en la mañana del lunes 23 el departamento de comunicación social del Ayuntamiento boletinó sobre el rescate de un espacio público abandonado.

ACTO DE AUTORIDAD. La indolencia.

El boletín especifica que fue la Unidad de Inspección y Vigilancia la que encabezó dichas acciones, en donde se procedió a la presunta limpieza del sector en el que hacen constancia de que estaban instalados cuatro vendedores, “quienes no contaban con autorización para permanecer instalados, pues la concesión para ello venció hace años de acuerdo al registro con el que cuenta dicha unidad y el Departamento de Mercados y Comercio en la Vía Pública”.

Esta versión fue rechazada por el titular de Inspección y Vigilancia, Luis Alfonso Meza, quien señaló que ellos únicamente acataron órdenes de Leobardo Félix del departamento de defensa legal del Ayuntamiento.

“Mira, así rapidito te comento: esa acción la encabezó la defensa legal del municipio que es el licenciado Leobardo Félix. Nosotros actuamos en lo que nos solicitaron de ir con ellos y que fue presentarles citatorio y posteriormente invitarlos a que desalojara, pero la acción la encabeza el área del licenciado Leobardo Félix”.

Mientras tanto, ellos continuaron sus labores. Derrumbaron hasta la última parte de cada estanquillo ubicado ahí durante más de 35 años, desde 1984 según expuso Ángel, quien desde entonces vendía aguas frescas en el sitio.

“No estaban abandonados, habían unos que no trabajaban pero no estaban abandonados”, explica Ángel.

Y con la destrucción de los locales vino el extravío de mercancía, equipo y otros enseres que estaban establecidos en el sitio. Entre ellas, las tres copiadoras de Hedelberto junto con una máquina para engargolar, dos para enmicar y otros artefactos de papelería con los que se ganaba la vida.

Pero el Ayuntamiento de Culiacán no pudo prever que no solamente dejaría sin su sustento a cinco personas y sus familias, sino que en los albores de una emergencia sanitaria por el coronavirus, no les dejaron más opciones y los dejaron sin nada.

Artículo publicado el 12 de abril de 2020 en la edición 898 del semanario Ríodoce.

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