Las tragedias de Brenda en el mundo de las adicciones

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Después de una racha pecaminosa, recobra el rumbo y es sometida a prueba

Era muy joven todavía, sin experiencia para capotear las tormentas de la vida, y para empeorar su destino, la ciudad estaba vuelta en llamas, tan convulsionada que hasta policías caían bajo las balas de la criminalidad.

Aún con todos los sinsabores, desencuentros, desengaños, y agonías Brenda Guadalupe Hubbard Corrales pudo reponerse, y, enfilar camino hacia su propia recuperación. Meses duros la golpearon, y en ese tormento le nació un apostolado: rescatar mujeres caídas en las drogas, aquellas que nadie quiere por ser también pobres, de familias marginales, casi analfabetas, y combustible para una ciudad en llamas, aunque las autoridades persistan en su empeño de autoengañarse y gritar a cielo abierto que todo está bien, que marchan con rumbo.

Pero a Brenda, que fundó y administra el centro de tratamiento en adicciones femenil “Una mano para levantarte” el destino está por alcanzarla: el 11 de octubre del 2019 le cumplieron una orden de aprehensión por el delito de corrupción de menores en agravio de la moral pública, recuperando su libertad provisional por el pago de una fianza, y evitando, de momento, la medida cautelar de prisión preventiva que la Agente del Ministerio Público del Fuero Común había solicitado.

La fianza fue confirmada por un tribunal de alzada, pero el juicio continúa.

El caso comenzó en septiembre del 2010, cuando la policía atrapó a un menor de edad que andaba desorientado. El adolescente resultó ser hermano del novio de la hija de Brenda, hoy su yerno y padre de su nieto.

La entonces Agencia Mixta de Atención al Narcomenudeo inició el 6 de septiembre la averiguación previa en la que se asentó que ella había suministrado fármacos y cerveza a los muchachos, pero también los padres le otorgaron el perdón, y el asunto, supuso ella, había sido concluido.

Sin embargo, la representación social ejerció acción penal el 10 de septiembre del mismo año cayendo el caso con el juez Ramón Adolfo Armenta Rodríguez que le asignó el folio 226/2010. Cuatro años después, el 13 de junio del 2016, el caso evolucionó hasta el expediente 295/2016-V con el letrado, José Luis Gálvez Cerecer, cuya etapa procesal inició el 11 de octubre del 2019, nueve años después de iniciada la investigación.

Brenda es creyente. Se santigua, y se pone en manos de Él. “Que sea lo que Dios quiera. Me siento limpia. Continuaré haciendo lo que hasta ahora hago, atender el centro femenil”, dice.

Recuerda que diez años atrás, su vida era una vorágine: la ciudad en llamas se había tragado a su esposo, quien fue asesinado, y también se llevó a su consuegro, volviendo huérfano de padre a su yerno. Ella cayó en depresión, perdió el rumbo y las adicciones le abrieron los brazos.

Anduvo de allá para acá, del tingo al tango, un tiempo aquí, otro allá, hasta que tocó fondo, y se internó en un centro femenil. Allí conoció la dureza de la desintoxicación y rudeza del tratamiento para las mujeres. “Las bachas, les dicen a las que nada tienen, a las que nadie ve”.

Fue en ese aislamiento, en la que le nació la idea de crear un centro que dignifique el tratamiento, pero más que nada que ayude a las mujeres a salir de la vorágine.

Y lo creo, y lo fundó.

Hoy asiste a más de 40 mujeres, algunas casi niñas. Todas con distintos grados de adicción y a las más diversas drogas. “Pero todas tienen un trato digno. Nada de “bachas”. Todas trastadas como seres humanos, porque la adicción no respeta a nadie, ni niños ni ancianos. A todas las afecta”.

Mirna Duarte León, fundadora de la asociación civil, “Dignifica tu vida en Familia”, asegura que la aportación de Brenda Hubbbar a la sociedad de Ahome es invaluable, porque es el único centro femenil que atiende a casi niñas sin un peso de por medio; es el único lugar en el que no sólo se les desintoxica sino que se les valora como seres humanos y en coordinación con otras asociaciones se les busca un empleo, porque muchas de ellas truncaron sus estudios, y perdieron a sus padres y tutores. Algunas de las egresadas retornan cada fin de semana al centro porque su entorno, el barrio las puede regresar a la adicción”.

Ella considera que si Hubbard es sentenciada a purgar una condena en prisión, la labor que inició se truncará y arrojará a la calle a más de 40 mujeres que reciben un trato digno de rehabilitación de adicciones.

“En ocasiones el sistema de Procuración de Justicia es insensible a los problemas sociales que ellos deben de atender, pero que los resuelven terceras personas, como Brenda, que habiendo caído en las adicciones se libró de ellas y ahora las combate, pero su pasado puede jugarle una mala pasada”.

Artículo publicado el 02 de febrero de 2020 en la edición 888 del semanario Ríodoce.

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