Culiacán es el segundo municipio con más feminicidios en el país, y sumó ahora el de Mariana

feminicidio mariana

Mariana Moreno tenía 17 años. Fue estudiante de la Preparatoria Emiliano Zapata de la UAS. A ella la desaparecieron el 11 de diciembre y cinco días después la encontraron asesinada.

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El día del plagio se dirigía a La Lomita, según mensajes de texto, pero después ya no se supo de su paradero. Eso ocurrió aproximadamente a las 21:30 horas, después de salir de casa de una amiga en la colonia Hidalgo, al oriente de la ciudad de Culiacán.

Una mujer morena, de ceja pronunciada, ojos grandes y de color café. En la ficha de búsqueda se le mostró con una pose seria, con mirada profunda, quizás retadora. Su asesinato revela uno de los síntomas feminicidas en Sinaloa.

Melissa, su hermana, narró que su familia se acercó a la Fiscalía General del Estado, donde se abrió un expediente y se elaboró una ficha de Alerta Ámber a partir del 13 de diciembre, cuando se hizo la denuncia.

La familia interpuso la denuncia por desaparición el día 13 de diciembre, porque no conocía que podía hacerlo desde que se tuvo sospecha del crimen.

Días más tarde se hacía una narración pública. Melissa, su hermana, suplicaba que Mariana fuera regresada con vida. Era un mensaje sin destinatario directo.

Después de eso corría otra noticia: las autoridades atendían un reporte sobre el cuerpo de una mujer asesinada en la sindicatura de Costa Rica, cerca de la base militar El Sauz.

El cuerpo yacía en un predio enmontado, envuelto con una cobija color café. Se establecía que era el cuerpo de una mujer, de identidad desconocida, el cual había sido registrado en los hallazgos de la Policía Municipal.

Momentos más tarde, la Fiscalía General del Estado notificó a la familia de Mariana: esa joven asesinada era su hija, quien había sido desaparecida el 11 de diciembre.

Pasó de una estadística a otra: de mujeres desaparecidas a mujeres asesinadas.

De acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, este es el caso número 15 sobre feminicidios en lo que va de 2019, solo en Culiacán. Al mismo tiempo, el organismo federal establece que este es el segundo municipio con más casos clasificados como feminicidios, solo debajo de Monterrey.

Este caso provocó una serie de pronunciamientos desde grupos y colectivos civiles, que han insistido en que debe replantearse y crearse mejores mecanismos para la búsqueda de mujeres desaparecidas -hasta julio de este año ya sumaban 494 casos.

Por ejemplo, el colectivo No se Metan con mis Hijas sostuvo durante un año la exigencia para la aplicación del Protocolo Alba, que obliga a todas autoridades a hacer una búsqueda inmediata de mujeres que fueron privadas de su libertad, es decir, que fueron víctimas de desaparición, desaparición forzada, retención, secuestro y trata.

El protocolo obliga cierre de casetas, revisión en aeropuertos y centrales de autobuses, hacer retenes especializados y difundir fichas de búsqueda en cualquier lugar en que se puedan colocar.

Esa insistencia logró que el 16 de diciembre se publicara en el periódico oficial y a partir de ese día el Protocolo Alba es obligatorio en todos los casos de desaparición o no localización de mujeres.

El impulso lo realizó una organización de la sociedad civil, pero éste debía ser obligatorio desde antes, a partir del 2012, cuando se hicieron modificaciones a nivel federal por una sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que condenó a México como un país negligente en las investigaciones sobre desapariciones de mujeres.

Sin embargo, el caso de Mariana no fue difundido ni tratado de esa manera.

A ella se le encontró asesinada y los colectivos de mujeres comenzaron un movimiento de protesta, que se reforzó con una convocatoria hecha por la familia.

“Esto es para decirle al gobernador que nos están desapareciendo y matando a todas”, sentenció la hermana de Mariana.

Cuatro días después del hallazgo, la calle Álvaro Obregón se llenó de mantas con distintas leyendas y fotografías de mujeres desaparecidas.

“Por ti, por todos”, decía la cartulina que portaba Melissa Moreno.

El contingente que inició estaba integrado por cerca de 200 personas, pero conforme avanzaba se sumaban mujeres y hombres exigiendo un alto a la violencia feminicida y a la desaparición de personas. Para estas fechas ya suman más de 5 mil casos en los que hay personas que no han regresado a sus casas.

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La marcha fue pacífica, con diversas expresiones y el acompañamiento de activistas y colectivos de derechos humanos, entre ellos No se Metan con Nuestras Hijas, Sabuesos Guerreras, la Comisión de Defensa de los Derechos Humanos de Sinaloa, Feministas Alteradas y Juan Panadero.

“Y si fuera tu hija, la buscáramos, y si fuera tu madre, la buscábamos, y si fuera tu hijo, lo buscábamos, y si fuera tu padre, lo buscábamos”, expresaban.

A su paso, centenas de personas en vehículos y desde los aparadores observaban el movimiento que partió por Mariana, pero que sirvió para alzar la voz por más personas desaparecidas en Sinaloa.

Artículo publicado el 22 de diciembre de 2019 en la edición 882 del semanario Ríodoce.

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