En tema de negocios de panificación industrial, Bimbo es primera voz. El líder mundial de producción de pan sigue creciendo en números y estructura.

Y es que a inicios del mes pasado se anunció la adquisición de una planta productora de pan de la compañía Cerealto Siro Foods en Valencia, España. Con esta, serían tres las adquisiciones importantes en los últimos tres años en aquel país.

La casa del osito Bimbo ha sabido trabajar a contracorriente en materia de economía global y del desprestigio que ha sufrido el pan como alimento saludable.

A pesar de que los pronósticos de crecimiento eran muy bajos lograron darle la vuelta, esto gracias, en gran medida, a la categoría de pan dulce.

Si bien se esperaba un trimestre con nivel de consumo bajo en países como Brasil y Argentina, promovido por los problemas económicos, no fue así.

Esto tiene algo de sentido, pues no es fácil dejar confundir a la panadería con canasta básica, más si esta es igual de accesible y tiene mayor vida de anaquel que la panadería artesanal, un par de virtudes que no tienen ningún beneficio para la salud.

Es en entornos económicamente marginales donde sus productos tienen mayor flujo de ventas por temas de practicidad, disponibilidad y el ya mencionado tinte de canasta básica que le da la oportunidad de ser visto como un buen sustituto de comida real, aunque la verdad sea distinta.

Empaque

La bolsa mantiene la forma clásica semitubular, con vivos en turquesa en los extremos de la cara frontal y toda la cara trasera.

El centro es transparente, lo que hace visibles a las donas al interior, que se encargan de ensuciar esa misma transparencia con los residuos de su superficie que es una mezcla entre grasosa y polvosa.

Como elementos distintivos, se encuentra el nombre del producto en la parte superior y lo complementa el osito Bimbo que, feliz como siempre, posa en la parte inferior de la presentación.

Contenido

Un total de 22 ingredientes componen esta receta. Como bases, harina, leche, grasa vegetal, huevo, azúcar y sal, mismos que serían la base de cualquier dona convencional.

La lista la completan al menos cinco espesantes, entre los que se encuentran dos clases de almidones y dos derivados de soya: lecitina y harina.

Además, contiene tres colorantes y propionato sódico y ácido sórbico como conservadores, el último de ellos, catalogado como de alto riesgo de sobreexposición por la EFSA debido a la cantidad de productos procesados que lo contienen, principalmente en las categorías de panes y pastelería.

El hueco en las donas

Según el Nutri-Score de Open Food Facts (OFF), este producto está clasificado en lo peor. El índice Nutri-Score mide el nivel nutritivo de cada producto en relación con su contenido en ingredientes, y otorga una calificación según sea el aporte de cada producto que puede ir desde la A a la E.

Donitas espolvoreadas tiene una calificación de E, que es lo más bajo. El argumento de OFF es que es un producto con niveles medios de grasas y sal, así como alto en ácidos grasos saturados y azúcares.

Sus valores, en comparación con valores medios de otros productos de su categoría son sumamente altos. Tiene un 32 por ciento más de energía (calorías), 171 por ciento más de grasa y un 424 por ciento más de azúcares que el promedio de sus similares.

Adicional a la calificación de Nutri-Score, se añade la clasificación de NOVA, que se encarga de medir el nivel de procesamiento de un producto.

Esta clasificación divide en cuatro grupos de nivel de procesamiento, donde Donitas espolvoreadas ocupan lugar en el grupo 4: el de ultraprocesados.

Dicho esto, el producto no presenta ningún beneficio al ser consumido. No es bueno utilizarlo como sustituto de comidas ni como snack frecuente por los altos índices alimenticios negativos.

Artículo publicado el 10 de noviembre de 2019 en la edición 876 del semanario Ríodoce.