Cine: Parchís. El documental

parchis

El único recuerdo negativo de Parchís podría ser su desintegración, los demás son de felicidad, alegría, furor, llevar a la realidad las historias de las canciones e ilusionarse con alguno de los integrantes, por eso, lo primero que viene a la mente al enterarse de un documental acerca de la banda, es que se revivirán esos buenos momentos, porque no puede haber nada de malo en ese grupo de inocentes niños.

Para cualquier latino o español menor de 15 años en los ochenta, “parchís” no es un juego de mesa. La imagen de esa palabra está relacionada al grupo surgido en Barcelona en 1979, que hasta 1985 los marcó con canciones, películas y enamoramientos platónicos con esas cuatro fichas de diferentes colores y un dado que eran sus integrantes: Tino (Constantino Fernández Fernández), la roja; Yolanda (Ventura Román), la amarilla; Óscar (Ferrer Cañadas), la azul; Gemma (Prat Termens), la verde; y David (Muñoz Forcada), el dado. Después hubo otros que los sustituyeron, de quienes destacó Frank (Francisco Díaz Teres), el simpático pelirrojo que ocupó el lugar de Óscar.

Parchís. El documental (España/2019), dirigido por Daniel Arasanz, no es ni será el mejor dentro de su género. No se percibe como una película, propiamente, sino que está más cerca de cualquier reportaje de televisión, al estilo de El ojo del huracán, Historias engarzadas, Con un nudo en la garganta o La historia detrás del mito. Se encuentra muy lejos Seguir siendo (2010), con el que Café Tacvba celebró 20 años, o de Buscando a Sugar Man (2012), acerca Sixto Rodríguez, el músico que se volvió una celebridad en Sudáfrica sin habérselo propuesto.

Por espacio de una hora 45 minutos, el documental escrito por Richard Royuela, Jordi Meya y Daniel Arasanz, que se estrenó este mes en Netflix, relata el lado menos conocido y nada favorable del grupo, en voz de los principales involucrados: Tino, Yolanda, Gemma, Óscar, David, Frank, Antoni Plana (manager en España), Ignacio Janer (Director internacional Discos Belter) Salvador Fenollar (jefe de ventas Discos Belter), Josep Llobell (productor y arreglista), Javier Aguirre (director de cine), Joaquín Oristrell (tutor), Jorge Berlanga (representante de Parchís en México), y Benny Ibarra y Diego Schoening (Timbiriche).

En las entrevistas se habla de niños desatendidos y sin educación escolar; la casi nula comunicación con los padres durante las largas giras en el extranjero; las jugosas ganancias que los cantantes y sus familias no vieron ni  disfrutaron; los amoríos entre los integrantes, el temprano inicio en las relaciones sexuales, el interés de empresarios por acostarse con la ficha amarilla y las conquistas de Tino entre sus fans de todas las edades; pleitos, privilegios y envidias; el pago a programadores de radio para que tocaran los discos; el doblaje en las canciones; las largas jornadas de trabajo y la explotación de la que fueron objeto los niños, entre otras muchas cosas.

La importancia del grupo que se presentó en el Madison Square Garden de Nueva York y en el Estadio Azteca de la Ciudad de México, vendió más de 14 millones de discos, apareció en siete películas y promocionó todas las marcas en comerciales, es innegable, así como la mezcla de nostalgia y mal sabor de boca que deja su documental. No se lo pierda… bajo su propia responsabilidad, como siempre.

Artículo publicado el 21 de julio de 2019 en la edición 860 del semanario Ríodoce.

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