¿Tienes dismorfia corporal?

OS dismorfia

Muchas personas viven con una enfermedad física o mental sin darse cuenta; por ejemplo, hay quienes han vivido toda su vida con depresión y no saben.

Otros con alguna enfermedad autoinmune como la artritis y tampoco lo saben, en todo caso, solo utilizan tratamientos paliativos. Los deprimidos creen que están tristes o tienen mala suerte y buscan consejos o se refugian en alguna creencia religiosa que apacigüe sus pensamientos. Los artríticos sin diagnóstico solo buscan algo que les quite el dolor.

En el caso de las personas con dismorfia corporal, lo que piensan o creen es que todo mundo las observa y les ve algún defecto físico que solo ellos perciben. Hay que recordar que la dismorfia corporal consiste en una preocupación fuera de lo normal por algún defecto, ya sea real o imaginado, percibido en las características físicas propias.

El problema de estas personas no es lo que pasa, es lo que representa su creencia, no importa que tenga una nariz simétrica o unas orejas acorde con la fisonomía de su cara, ellos siempre dirán que tiene una nariz o unas orejas feas, y así podemos enumerar una serie de ejemplos donde la persona tiene una representación mental que lo encarcela en la celda de su propio pensamiento.

En el terreno socio familiar e íntimo, las personas con dismorfia corporal sufren por dos cosas; primero porque sienten que nadie les entiende, y segundo, porque su representación mental de su posible alteración física les impide entregarse al verdadero placer erótico sexual.

Tanto hombres como mujeres con una alteración de la percepción física, a la hora de la intimidad les resulta imposible poder compartir caricias y miradas que tengan que ver con la parte física de su cuerpo, más cuando se trata de sus genitales.

Un hombre que piensa que sus genitales están deformes y de un tamaño diferente al esperado por el mismo, experimenta ansiedad y angustia de desempeño cuando está con su pareja, esto convierte el acercamiento sexual en una pesadilla y no hay poder humano con la suficiente razón que lo pueda convencer de otra cosa que no sea lo que él piensa de sí mismo.

Lo mismo le ocurre a la mujer con dismorfia corporal genital, estas mujeres pueden ser una réplica de modelo corporal, sin embargo, su representación mental de su cuerpo les impide incluso prender la luz o destaparse de manera espontánea con su pareja.

No basta con medir a estos pacientes para demostrarles la proporción o simetría de sus cuerpos, necesitan entrar a un proceso psicoterapéutico donde resignifiquen su autopercepción y superen sus propias limitaciones. Orejas, ojos, cejas, labios, cabello, pómulos, mentones, cuello, pechos, cintura, brazos, glúteos, muslos, rodillas, piernas y pies, son los territorios de la dismorfia corporal.

No es el cuerpo, es la representación del mismo lo que genera el sufrimiento.

Artículo publicado el 30 de junio de 2019 en la edición 857 del semanario Ríodoce.

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