No le conviene regresar; su vida y la de su familia correría peligro, dicen expertos
Una vez que Vicente Zambada Niebla, el Vicentillo, sea liberado de prisión, no tendrá que regresar a México, sino que por su propia seguridad se le sugerirá vivir en Estados Unidos donde le asignarán un nuevo nombre, casa, número de seguro social, un salario mensual aproximado de 60 mil dólares y seguridad. Y sólo mantendrá contacto con personas que él decida, opinaron abogados y fiscales de Estados Unidos.
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Luis Sáenz, fiscal del condado de Camerón, en Texas, reconoció que aunque desconoce detalles sobre el caso, lo más lógico es que el Vicentillo se quedé en Estados Unidos, pues haber testificado contra Joaquín Guzmán es una clara muestra del peligro que podría enfrentar si regresa a Sinaloa.
“Al final será su decisión, pues el programa de testigos protegidos no obliga a nadie, pero él deberá entender que un eventual regreso a Sinaloa representa un grave riesgo para él y para su familia”, explicó Sáenz, quien tiene años como fiscal de uno de los condados más conflictivos en Texas, que incluye la frontera con Matamoros.
Pero no sólo Zambada Niebla enfrentará la disyuntiva entre volver o no a México y olvidarse de todo, pues si el hijo de Ismael el Mayo Zambada opta por regresar, cabe la posibilidad de enfrentar a la justicia en México, pues hasta el momento se desconoce si enfrenta cargos por tráfico de drogas en el país, como ha sido el caso de otros capos del Cártel de Sinaloa, como Javier Torres Félix el JT, y Héctor el Güero Palma, que tras cumplir sus condenas fueron entregados a agentes de la PGR al momento de su repatriación.
No obstante, ni la PGR en Ciudad de México, ni la PGR en Sinaloa confirmaron si Zambada Niebla tiene cargos criminales en el país, mientras que la fiscalía del estado de Sinaloa señaló que legalmente no están autorizados para revelar esa información.
El caso del Vicentillo es diferente, según explicó Sáenz, ya que de enfrentar cargos criminales en México, el gobierno de Estados Unidos no lo entregaría si es para que lo encierren en una prisión, pues ahí correría más peligro, y ello sería motivo de sobra para que no regrese a México, considerando el alto grado de cooperación que brindó al gobierno estadounidense.
“La fiscalía de Estados Unidos ya debe tener contacto con sus homólogos de México, para evitar que caiga en la cárcel en su país, pero como digo será decisión del testigo protegido si decide quedarse en Estados Unidos, o volver a su país”, insistió Sáenz.
Eduardo Balarezo, quien representó a Joaquín el Chapo Guzmán durante el juicio en que el capo fue encontrado culpable, confirmó que el caso de los testigos protegidos es muy preciso y tiene como compromiso proteger a quienes cooperan con la ley, y si Zambada Niebla tiene cuentas pendientes con el gobierno de México, Estados Unidos no lo va a entregar nunca.
“Lo van a proteger, y esta persona nunca va a pagar cargos criminales que tenga en México, si es que los tiene”, consideró el abogado.
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El programa de testigos protegidos inició en 1971, producto del peligro que enfrentaban las personas que testificaban contra capos de la droga, o bien porque cooperaban con las autoridades de Estados Unidos y después enfrentaban amenazas.
Desde 1971, el programa ha reubicado a más 8 mil 600 testigos protegidos, y a 9 mil 600 miembros de sus familias. Según los acuerdos, a los testigos junto con sus familias les cambian de identidad, se les reubica en un nuevo domicilio, se les ayuda con un monto aproximado de 60 mil dólares durante los primeros seis meses, en lo que el testigo encuentra trabajo y se ajusta a su nueva vida.
Desde su inicio, ningún testigo protegido ha sido muerto o herido.
Artículo publicado el 2 de junio de 2019 en la edición 853 del semanario Ríodoce.
