Por segundo año consecutivo se inauguró la exposición “Malayerba, nunca muere”, como parte de las jornadas para recordar al periodista Javier Valdez, asesinado en mayo de 2017. Se trata de una cuidada recopilación de distintas expresiones gráficas que incluyen fotografía, cartel, ilustración y cartón, realizados en relación al trabajo y al crimen perpetrado en contra del periodista. Se encontrarán en el ala derecha de la explanada del edificio del Ayuntamiento de Culiacán, durante una semana.
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La exposición incluye distintas obras trazando una línea temporal, un antes y un después del asesinato de Valdez Cárdenas. Las expresiones gráficas muestran y ponen en perspectiva el trabajo periodístico en una zona donde las condiciones para ejercer la profesión atentan directamente contra la integridad del periodista y su labor. Exponen, narran, y muestran lo que fue el trabajo de Javier, recalcando la importancia tras el crimen perpetrado en su contra.
Como dice el texto que acompaña a las obras, escrito por Andrés Villarreal: “Javier Valdez se multiplica, reaparece y se reproduce, se propaga como una mala hierba”, es decir, una planta que crece donde no se desea que crezca, que resiste a las adversidades de su ambiente, y por su naturaleza, aunque erradicada, siempre vuelve a brotar, de ahí el dicho que titula a la exposición. De igual manera, la voz de Valdez resurge en forma de homenaje gráfico, sumándose a la de cientos acallados de manera impune.
La inauguración se llevó a cabo con la presencia de distintos medios de comunicación, artistas, expositores y miembros de la sociedad civil, así como Tania Valdez, hija del periodista, que ofreció unas palabras de agradecimiento a los artistas y al público, por acompañamiento y apoyo, pues a dos años del crimen, se sigue mostrando resistencia. Todos y cada uno, desde sus respectivas áreas.
Es así como el trabajo gráfico de artistas visuales, fotógrafos, y moneros, converge en un espacio que lejos de conmemorar, sigue condenando una situación que persiste, que no mejora para los periodistas y pone en entredicho la libertad de expresión en México.
Tanto el ilustrador Ricardo Bobadilla, organizador de la exposición, como el fotógrafo Fernando Brito hablaron durante el acto inaugural recalcando que la exposición tiene como propósito cobijar en un espacio la lucha contra el olvido, donde se recuerda una ausencia muy grande, donde no se celebra, ni se conmemora nada. “La paz no es mansa, sino heroica. Tarde o temprano se impone, no importa el costo. Aquí todos sabemos que se impondrá la paz, aunque el costo que se pagó sea el más alto que pudo existir.” Concluye el texto de Andrés Villarreal introductorio a la exposición.
En la exposición participaron los ilustradores Ricardo Sánchez Bobadilla, Ito Contreras, Avecé, Dante Aguilera, Gilberto Ceceña, Nacho Pérez, el Fisgón, Helio Flores, Acelo Ruiz Villanueva, Antonio Helguera, Patricio Ortiz, Rapé, Sergio Navarro, Vicent Corpus y Daría Castillejos, así como Colectivo Sin Fronteras, Morr@ Zquad, los fotógrafos Bernardo Sepúlveda, Colectivo Víctimas Civiles, Luis Brito y Guillermo Vega, entre otros.
Así, la primera parte de la muestra consta de carteles e ilustraciones de carácter contestatario, realizados tras el asesinato del periodista por distintos colectivos, locales y nacionales, son imágenes de Javier intervenidas, entre ellos el cartel realizado por El Dante, que se volvió la imagen representativa de las protestas por el esclarecimiento del crimen contra el periodista.
Después se muestran fotografías tomadas durante el trabajo periodístico de Javier, algunas muestran su trabajo de reportero, siempre con libreta en mano, expectante; otras muestran su fuerte compromiso frente a las injusticias cometidas contra los periodistas y la libertad de prensa, un Valdez presente durante las protestas por el asesinato de la periodista Miroslava Breach, tan solo dos meses antes del crimen que pondría fin a su vida.
La línea del tiempo sigue con fotografías de las protestas tras el crimen de Javier. Se muestran periodistas, miembros de la sociedad civil, víctimas, protestas que se unieron a otras, todos bajo una misma causa, justicia para las miles de víctimas. Se ven los rostros de las autoridades estatales involucradas en el esclarecimiento del caso Valdez, carteles y pancartas, altares y anti monumentos que denuncian impunidad y exigen justicia.
Los monos, probablemente la expresión gráfica de mayor impacto y alcance narrativo, publicados días y semanas después del asesinato de Valdez, en medios locales, y reproducidos a nivel nacional, cuentan la historia del crimen desde una perspectiva crítica. El asesinato como un ataque directo a la prensa y a la libertad de expresión, el caso omiso de las autoridades ante la presión de la sociedad civil y de los medios, la respuesta de la prensa internacional, y los juicios en el extranjero donde el nombre del periodista ha sido mencionado. Algunos hacen imagen a la figura, de una manera más alegórica, lo colocan en el cielo, o en el infierno, o lo presentan directamente en la mesa con el mismo Dios, compartiendo un trago, y leyendo la Malayerba.
La imagen de Valdez vive y revive en todas estas expresiones, que refuerzan la palabra de la que hizo uso como periodista y escritor, son retoños de esa Malayerba que rolaba y sigue rolando, para señalar y nombrar una realidad compleja, la de la violencia vista desde adentro, como un fenómeno político y social de amplias ramificaciones. Las imágenes, no proponen un discurso en sí mismas, sino que son presentadas como la respuesta gráfica que acompaña el trabajo que realizó el periodista a lo largo de su carrera, y reflejan el compromiso de una sociedad con la libertad de expresión, y en contra del olvido y del silencio.
Artículo publicado el 19 de mayo de 2019 en la edición 851 del semanario Ríodoce.
