En ese lugar vivió y comenzó su carrera creativa el dramaturgo y director Óscar Liera. Y en ese mismo lugar el metateatro. El drama que implica la idea de que la realidad es solo una representación dramática, y las personas reales son como personajes de un teatro. Es el teatro dentro del teatro.
La casa de Liera eso es. Ahora el sitio se llama café teatro “Cúcara y Mácara”, en honor también a una de sus obras más polémicas. Está en la esquina de la avenida Lázaro Cárdenas y boulevar Francisco I. Madero, y ahí celebran la muerte y la ausencia de manera diferente.
La noche del sábado 5 de enero, en la víspera del Día de Reyes, para conmemorar un aniversario luctuoso del prolífero autor sinaloense, montaron Pesadilla de una noche de verano.
Un director de teatro trata de montar Sueño de una noche de verano de William Shakespeare. La obra transcurre en un sitio que ha venido batallando por establecerse y por mantener vivo el recuerdo del autor. Así lo explica Alejandro López, actor, dramaturgo y director de teatro, miembro del colectivo que da vida al teatro café “Cúcara y Mácara”.
“Hace algunos años… fue en el 2002, montamos una obra que se llamó El niño perdido, que era una biografía escénica sobre la infancia de Óscar, contar la vida de él desde la niñez pero todo lo que tiene que ver con su obra, con sus personajes”, explica.
Y fue el nombre de Cúcara y Mácara el que escogieron para esta tercera temporada de espectáculos teatrales en la casa de Óscar Liera. Su tema central causó incomodidad a muchos creyentes por la relación entre las apariciones de la virgen de Guadalupe y las apariciones de la virgen de Siquitibum que plantea la obra.
El sitio abrió sus puertas el viernes 22 de febrero de 2014. En un inicio fue un esfuerzo por mantener un espacio tipo museo pero no pudo ser. Ahora, de una manera diferente, tratan de mantenerlo con vida. Y cada día 5 de enero les recuerda que no debe morir.
“Desde esa época nos dio por presentarla el 5 de enero en honor a Óscar, estuviéramos haciendo lo que estuviéramos haciendo, casi casi de vacaciones porque está diciembre ahí muy pegadito y luego el Día de Reyes. Se nos hizo como una misión, no, el estar recordando a Óscar de la manera en que podíamos, que es haciendo teatro”, añade Alejandro López.
Óscar Liera falleció pero quedó su legado de 36 obras de teatro que, junto con cuentos y poemas, son un acervo que es digno de mantenerse. Y con ya tres años de espectáculos ininterrumpidos, fue el turno ahora de Pesadilla de una noche de verano.
Y esta pasada ocasión, fue con las actuaciones de Tania del Río, Marcos Peregrina y Khristian Meraz, y el director, Paul Sánchez, que llevan a cabo el montaje, más a manera de conmemoración que de otra manera.
El espacio acaba de atravesar una remodelación y mejoró su aforo de 60 a 80 espectadores. Al respecto, Alejandro bromea. Explica que en un descuido acomodan hasta 100 personas. Y ahora, aunque a la distancia, por motivos de trabajo, Alejandro López afirma que el espacio sigue muy vivo.
“Es un espacio que está tan permanentemente vivo, o sea, tres años sin parar con espectáculos en fin de semana, donde ha venido mucha gente de muchas partes, e incluso extranjeros”.
Y tal vez el legado de Liera esté asegurado al menos entre los teatristas, tanto locales como de fuera, sin embargo, la obra debería trascender también al interior de la sociedad sinaloense, no solamente entre los que conocen del tema. De ahí la necesidad de invitar a más gente a que conozcan la obra del autor.
“Está difícil que trascienda a ese punto de compromiso con gente que no es de teatro. Hay gente de teatro en el país que está metidísima con Óscar. Hay mucha gente que sigue a Óscar de esa forma y sobre los jóvenes… es difícil para una persona que no es de teatro se sienta impactado”, explicó.
Artículo publicado el 13 de enero de 2019 en la edición 833 del semanario Ríodoce.
